viernes, 28 de septiembre de 2012

LAS EXPERIENCIAS DE LOS SAHABAS (Compañeros del Profeta S.A.W.S.)

El Sagrado Corán es el Libro del alma humana, en su grandeza y su bajeza, en su superioridad y su miseria, en su reposo y en sus estados pletóricos...El Corán registra para nosotros modelos de almas humanas dentro de su propia diversidad...Modelos de los que nos ilustramos positiva o negativamente...Nos guiamos con su ejemplo y reflexionamos sobre su significación..Hoy vamos a hablar de uno de esos modelos al que el Corán prestó interés y dió continuidad a su mensaje, hizo de ellas un lugar de reflexión para todos y luces para guía de los creyentes y fuente de consejo en sus preocupaciones...¡Cuan abundante es el Corán en esos ejemplos de tranquila humanidad que conocemos a través de su exposición en el texto Coránico y que éste contiene en su objetivo de modelar el alma humana y de alumbrar las sensaciones y los sentimientos!..
Vamos a hablar de Abu Lubaba Ben al-Mundir.
Su fidelidad puesta a prueba.

Abu Lubaba era uno de los Ansar (auxiliares) y qué os hará comprender ¿que es lo que eran los Ansar?-
Fueron los habitantes de Medina que dieron refugio, protección y ayuda al Profeta, sobre él la Paz, y a los musulmanes que emigraron de la Meca..Son las gentes que Dios definió en el Corán como "...y (pertenecen a ellos también) aquellos que se instalaron en el pais (Medina) y en la fe, que aman a aquellos que han emigrado a ellos, sin que se halle en sus corazones ningún resentimiento por lo que (esos mismos emigrantes) han recibido y (a los) que prefieren antes que así mismos aunque tenga necesidad. "Quien sea que ha sido inmunizado contra su propia avaricia, ese será de los que triunfarán"..(Sura 59, al-hashr, el éxodo, 9)..Y dice de ellos el Profeta, sobre él la Paz, "Amar a los auxiliares forma parte de la fe..Odiarlos es tener una actitud hipócrita hacia la religión".
Abu Lubaba se hallaba entre éste grupo de gentes que dieron cobijo y ayuda al Profeta, sobre él la Paz, y a los musulmanes emigrados de la Meca..Abrazó el Islam muy al principio de su andadura histórica y presenció el segundo pacto de Aqaba entre el Profeta, sobre él la Paz, y los medinenses, inmediatamente antes de la expatriación (hiyra) de éste, sobre él la Paz, de la Meca.
En éste pacto, después de haber prometido defender al Profeta, sobre él la Paz,  y a sus seguidores tal como lo harían con sus mujeres, sus niños y sus bienes, el jefe de la delegación medinense, Ibn Tayhan Ben al-Bara´a ibn Ma´rur, uno de los más importantes rabinos de la comunidad judia de Medina antes de abrazar el Islam, se dirige al Profeta, sobre él la Paz, con estas palabras:"Te trasladarás a vivir conmigo...Y es posible que si Dios te ayuda y hace evidente tu misión, obtengas la victoria y vuelvas con los tuyos..Y tú sabes que entre nosotros y el pueblo (los demás judios que no aceptaron el Islam) existen pactos que quizás debamos romper en pro de tu causa..." Con ello quería decir e indicar, que tras el triunfo, el Profeta, sobre él la Paz, volvería como jefe de su tribu, los Qurais de la Meca, dejándolos a su propia iniciativa pero con su estructura social bien reglada y sustituida la anterior mal llevada, y con riesgo de convertirse en tensiones sociales...El Profeta, sobre él la Paz, respondió que "La sangre es la sangre; El destino es el destino; Vuestra vida, es mi vida y vuestra muerte, la mia"...Significaba, con ello, que el pacto entre ellos creaba una comunidad de intereses indisolubles basada en el hecho de compartir una misma fe en un Dios Unico, y que el pacto de fe estaba por encima de cualquier otra consideración. Abu Lubaba fué testigo y partícipe de tan trascendental acontecimiento que produjo en su ánimo una huella indeleble...Impresión que le empujó al esfuerzo constante en favor de la acogida y defensa del Profeta, sobre él la Paz, y sus compañeros (Sahabas)..Defensa de todo mal o peligro que pudiera acecharles.
El Mensajero de Dios, sobre él la Paz, se trasladó a Medina y allí estaba Abu Lubaba presente en el caluroso recibimiento que las gentes de Medina prestaron al Profeta, sobre él la Paz,...Y pasaron los días...El Mensajero, sobre él la Paz, tuvo que partir para la batalla de Badr y nombró a Abu Lubaba su lugarteniente al mando del oasis de Medina..Es decir, le encargaba la defensa de las mujeres y los hijos de los musulmanes y de todos aquellos que permanecían en el oasis hasta su vuelta..Y tal encargo no podía recaer sino en alguien de notoria probidad y de una sincera y acendrada fe en el Islam...Pasaron los días y, de nuevo, el Mensajero, sobre él la Paz, tuvo que ausentarse de Medina para ir contra los Banu Qaynuqa, una tribu judia que rompió, de modo unilateral, el pacto de mutua ayuda entre ellos y los musulmanes...Y también de nuevo, el Profeta, sobre él la Paz, encargó a Abu Lubaba la custodia del oasis.
Vaya como indicador de éste compañero, se puede traer a colación, la historia de su matrimonio con Al-Jansa bint Jaddam..Esta muchacha quería y anhelaba ser la esposa de Abu Lubaba, pero su padre tenía el pensamiento en otro candidato para su hija...Al-Jansa recurrió al Profeta, sobre él la Paz, y se quejó de ello...El Profeta, sobre él la Paz, intervino y aconsejó al padre de la muchacha (Jaddam) que juntara a su hija amada en su anhelo de matrimonio y que la casase con Abu Lubaba...Y así se hizo..Ello demuestra que la relación entre Abu Lubaba y el Profeta, sobre él la Paz, no era una relación ordinaria...Que el Mensajero de Allah, sobre él la Paz, intervenga y aconseje a un padre que case a su hija con un determinado hombre, prueba el lugar destacado y elevado que ese hombre posee en el alma del Profeta, sobre él la Paz.
De este modo transcurrió el tiempo y Abu Lubaba crecía en bien y autoperfección delante de los ojos de la gente de Medina...Pero le llegó el día de la prueba definitiva para afirmar su fe y fuerza espiritual...Ha de pasar por pruebas, faltas y transgresiones de orden divino...Y quien consigue la felicidad es aquél que, estando a las puertas de una falta o una transgresión de lo correcto, se dá cuenta de su error y vuelve sobre sus pasos....Allah nos proporciona con Abu Lubaba uno de los más maravillosos ejemplos de actuación para que disfruten nuestros corazones y encuentres en ello satisfacción y se abra ante nosotros una puerta de esperanza cuando el hombre incurre en aquello que provoca el enfado de su Señor.
La prueba de Abu Lubaba será debate para la siguiente jutba.
Muchas gracias a todos ustedes por su audición y que Allah Ta Allah recompense a cada cual conforme a sus actos.

Jutba de Ahmad Salah As-Sufi
2003 London Mezquita.