domingo, 12 de febrero de 2017

LOS VENENOS DE LA DOCTRINA

«Lo realmente vituperable (al-maḏmūm) es aquello que Allah SWT y Su mensajero reprocharon. Según la ley religiosa (al-šar‘), son la incredulidad (al-kufr), las emociones negativas (al-ahwā’), los actos de desobediencia y el preferir ésta vida a la vida del más allá. Si Allah SWT beneficia a Su siervo para que la fe (al-īmān) sea su principio; la tradición del Profeta saws (sunna), su manto; la obediencia, su morada, y la renuncia a la vida mundanal, su decisión, significa que Allah SWT le ama.
Para evitar todo lo que Allah SWT y Su mensajero reprocharon hay que evitar seis doctrinas que la religión rechazó; estas son venenos mortales. Es necesario que quien aprende la ciencia religiosa las conozca y sepa distinguirlas.
La doctrina de la imitación vituperable (al-taqlīd al-maḏmūm) consiste en seguir el ejemplo de ulemas que no practican la religión correctamente. La doctrina de la analogía vituperable (al-qiyās al-maḏmūm) consiste, según los compañeros y devotos pasados, en albergar opiniones semejantes a los alfaquíes y sus analogías, pero sin ponerlas en práctica. La doctrina de los impostores (al-takalluf), la cual prohibió Allah SWT, y ordenó a Su mensajero que se deshiciera de ella; según las palabras del Altísimo y Majestuoso: «No os pido ningún salario ni soy un impostor»  (Corán 38:86). La doctrina de la filosofía (al-falsafa) semejante a la doctrina de los lógicos (al-‘uqālā’), que buscan la verdad y no la encuentran. La doctrina del ẓāhirismo (al-ẓāhiriyya) semejante a la doctrina de los transmisores de los dichos del Profeta y de los alfaquíes, pero que no es auténtica. La doctrina del absurdo (‘abaṯ), contra la cual ha advertido el Corán; según las palabras del Altísimo y Majestuoso: «¡Deja a quienes toman su religión como juego y distracción y han sido seducidos por la vida mundana!» (Corán 6:70).   »Estas son las seis doctrinas a las que el siervo está tentado, salvo quien está protegido por Allah SWT y obligado a comprender y seguir (al-tawfīq) el Corán y la tradición del Profeta (al-kitāb wa-l-sunna), viéndose liberado de sí mismo y de sus emociones negativas por orden de su Señor. »Dichas doctrinas pueden dar lugar a preguntas y respuestas con el poder de llevar el conocimiento a la práctica (al-‘amal). »El imitador (al-muqallid) es aquel que, cuando sufre una adversidad, se asusta y se dirige a quienes no son conocidos por su religión, ni por su virtud ni por el razonamiento individual certero que concierne a dicho infortunio; a esto se refiere la imitación. Sin embargo, si hubiera acudido a quienes son
conocidos por su religión, virtud y argumentación certera, estos hubieran sido buenos ejemplos a seguir (al-qudwa wa-l-ittibā‘) según ordena la ley religiosa; esta sería una buena doctrina. »Cuando el siervo se encuentra en un entorno vituperable, expuesto a malos ejemplos (āfāt), eso es la imitación (al-taqlīd), y sus emociones negativas le harán preferirse a sí mismo antes que a su Señor. Sin embargo, si se encuentra en un entorno loable, de bendiciones y dichas, ese es el ejemplo a seguir, una gracia de Allah SWT. »La doctrina de la analogía vituperable (al-qiyās al-maḏmūm) consiste en interpretar una imagen a través de otra, una apariencia (al-ẓāhir) a través de otra, sin fijarse en su verdad.  »Por ejemplo, cuando un hombre que va montado dice a otro que camina: “Tú debes saludarme primero, porque voy más alto que tú”, se trata de una analogía vituperable que no pertenece a los dictámenes de los alfaquíes ni a sus analogías; se opone al Profeta y no es cierta. »Es bien sabido que, según el islam, quien va montado debe iniciar el saludo antes que quien camina, para no dar pie al orgullo ni a la arrogancia. Si dijera: “Saludadme primero, porque yo voy montado y vosotros, caminando”, entonces habría demostrado su orgullo de manera clara. La verdad del asunto es que no debe saludar mientras que está caminando o sentado, porque sería una muestra de falsa humildad. Sólo mediante el arrepentimiento y la modestia se comprende que caminar y sentarse prevalecen a ir montado. Este es el razonamiento y analogía de los alfaquíes, conforme a la religión  y a la razón, al contrario que la otra analogía. »La doctrina de los impostores (al-takalluf) que consiste en que el siervo se encargue de aquello para lo que no está preparado, ya sea dar explicaciones, responder preguntas, establecer conclusiones mediante el pensamiento correcto o cualquier otra obra. Se prefiere a sí mismo, a su mente y a su argumentación más que a los sabios, que son la autoridad de la ciencia religiosa y la práctica. Esto es propio de quienes sólo se apoyan en sí mismos. »Carece de valor preguntar a quien no sabe y también buscan respuestas, sería como preguntar a una persona corriente. Ésta persona pregunta para poder cumplir las obligaciones, mientras que una persona sabia practica lo que enseña, demostrándolo con pruebas que cierran el paso a las falsas interpretaciones. El que busca preguntar para saber, tiene  uno de sus derechos, que  consiste en preguntar hasta haber comprendido.
»La doctrina de la filosofía (al-falsafa) consiste en preocuparse más por la vida mundana que por la religión. Quien sólo se preocupa por la vida mundanal, sin pensar en lo que vendrá después, cree que está en lo cierto y vive según ésta creencia. Muchas personas creen en ello, ajenas a la realidad. Pero quien se da cuenta de que, (si bien es importante preocuparse por esta vida,) es mucho más importante preocuparse por el más allá, comprende que aquella filosofía no es más que falsedad disfrazada de verdad.
»La doctrina del ẓāhirismo vituperable (al-ẓāhir al-maḏmūm) es en la que cayeron Dāwūd ibn ‘Alī y sus seguidores, que sólo tomaron como ejemplo a los hipócritas durante la vida del Profeta y luego a los incrédulos jāriŷíes (al-jawāriŷ) en la época de los compañeros. Dicha doctrina consiste en actuar según una interpretación superficial de un versículo del Corán o de un dicho del Profeta sin estudiar sus antecedentes y sin  verificarlos con los principios, no llegando a distinguir entre el razonamiento auténtico y el falso. Se trata de unos hechos aparentes que no están aclarados, pero insisten en su veracidad y afirman lo que no se conoce. Así como, se ha dicho que quienes siguen el ẓāhirismo vituperable se comportan como perros, porque si se les tiran piedras, corren y muerden, confundiendo a una persona inocente con el verdadero lanzador. Del mismo modo, quienes siguen el ẓāhirismo se ocupan únicamente de lo que han escuchado, es decir, [al-kitāb y la sunna], insistiendo en ello y desatendiendo la jurisprudencia (al-fiqh) y la ciencia religiosa (al-‘ilm).
»Por último, la doctrina del absurdo (al-‘abaṯ) consiste en actuar o hablar sin razonamiento correcto, sin fundamento firme, sin reflexión y sin atender a las circunstancias. No se debería preguntar por lo que resulta obvio y lo que no resulta obvio plantea dificultades. No se permite discrepar sobre algo que resulta claro. Si concerniera a la esencia de la fe, sería incredulidad (kufr), y si concerniera a la esencia de la tradición del Profeta saws, sería innovación (bid‘a).  Por lo tanto, no se consienten la incredulidad ni la innovación, pues van en contra de lo que resulta evidente, desmintiendo y negando tanto la esencia de la fe como de la tradición del Profeta saws. La incredulidad y la innovación llevan a la  reinterpretación de los milagros (ta’wwul al-mu‘ŷizat) y a rechazar los carismas (daf‘ al-karamāt).
»Las seis doctrinas mencionadas tienen dos aspectos externos: uno es la precipitación (‘aŷala), que consiste en apresurarse para enseñar antes de dominar la ciencia religiosa, y otro es la indicación (idlāl), que consiste en demorar la enseñanza una vez que se tienen las cosas claras (al-bayān). También tienen dos aspectos internos: el interés por el liderazgo y la comodidad. El ego (nafs) se inclina a la ilusión, en cambio, la realidad (ḥaqīqa), al conocimiento (al-‘ilm). Si la inteligencia (‘aql) se apoyara en el conocimiento, acertarías, pero si se apoyara en la ilusión, fallarías, la razón se extraviaría, perderías el conocimiento y despreciarías la realidad. Con la desaparición de la luz de la comprensión, se propagarían las tinieblas y surgiría el poder de la luz de la pasión; evitar que suceda depende de Allah SWT que siempre sabe más y mejor.

FDO