domingo, 30 de abril de 2017

ATIENDE MURID Y CAMINANTE. II

El camino es para servirle no para ofenderle.

En la tariqa el hombre adelanta más con las prácticas que con las especulaciones exteriores.

----
ATIENDE MURID.

No provocar con las palabras lo que no puedan cumplir con las obras.

La contemplación y el Jalwa son escuelas interiores para
el alma donde se aprenden las cosas con mayores virtudes.

¿Qué utilidad puede tener la sabiduría escondida, como un secreto tesoro, cuando vienen tiempos de necesidades?

Sería atrevida tú esperanza, si pudiendo aprender por algún medio, te pones a esperar que otros te lo faciliten sin ejercer ninguna facultad propia.

El maestro ha de responder más al corazón que a las simples palabras.. y más, a lo que quiere decir que a lo que dice.

La experiencia se encara en el corazón más que en la boca.

Es verdaderamente sabio, aquél que valora en mucho el espíritu de la devoción, (pues sabe), que la labor es mejor que las palabras; pues la labor de afianza en el corazón y las palabras las filtra primero la mente por razón.

-----
ATIENDE MURID.
ATIENDE CAMINANTE.

El Ramadán no es una celda para el justo, sino oportunidades para el sabio; y el sabio, ensalza su alma a las perfecciones de las virtudes y aparta sus ojos de las vanidades corporales para ver más claras las luces celestiales.

El amor que procede de la voluntad es merecedor de tocar la gracia del espíritu del corazón y matrimoniarse.

Los que dudan deben buscar el buen consejo y satisfacer su conciencia, no con los pies, sino con la razón de cada cosa; sabiendo que el error puede existir, deben procurar la intuición como una instrucción, pues el corazón, no es una gárgola de piedra, y así tendrán su solución.

Las grandilocuentes palabras convidan, pero no amonestan. Reprueban, pero no ocupan.
Declaran, pero no afirman.
Informan, pero no adoctrinan.
Gestan necesidades, pero no remedian.
Dan rodeos, que sólo tienden a espantar.
Retraen los ánimos, y por algún tiempo, hablan de ocupar los deseos, pero no reprenden los vicios. ¿Qué recibe de todo eso el siervo?
! Nada ¡.
No se cura el corazón espiritual con las medicinas químicas de los hombres, sino con el trabajo del camino interior y proveer al corazón de las cosas espirituales más elevadas, (para remediar en el discípulo), de que no pase por la disolución exterior, y no le predominen sobre las  interiores.