CARACTERÍSTICAS DEL SUFISMO.
La transmisión de una sabiduría de origen divino es una fuente-tesoro.
La tradición es la perpetuación en el tiempo y renovación incesante por el contacto con el tesoro-fuente espiritual.. dicho de otra manera: la tradición, según la cual la única originalidad que vale realmente es la de la exposición del saber, exposición que puede ser enriquecida, profundizada, reorientada según las particularidades necesidades de la época, pero abrevando siempre "de la fuente de la verdad misma".
La misión central del tassawuf es la educación de la persona humana íntegra hasta que alcanza la plena realización y la perfección de todas sus posibilidades. Además de las virtudes espirituales, (que se engendran en el alma del discípulo mediante la alquimia ejecutada sobre su alma por el maestro), la transformación implica una profunda transmutación de la substancia misma del alma a través del efecto milagroso de la Presencia divina ( hudûr ) que se implanta en el corazón mediante la iniciación por el maestro espiritual, y que es eficaz debido a la gracia (barakah) que fluye desde el origen de la misma revelación. Para que ésta transformación pueda acontecer, debe existir un enlace tradicional con el tesoro-fuente o una cadena espiritual (silsilah), una disciplina o método para ejercitar el alma, (tarwiyah), un maestro para que pueda aplicar el método y que pueda guiar ( irshâd ) al discípulo a través de las estaciones del viaje, y por último, un conocimiento de orden doctrinal sobre la naturaleza de las cosas que dará dirección al adepto durante su viaje espiritual (sayr wa sulûk ).. Y por supuesto, debe haber como prerrequisito una iniciación formal ( bay'ah ) que ate al discípulo con el maestro y a su cadena espiritual así como a las órdenes superiores del ser. Éstos son los aspectos fundamentales del tassawuf.
la Tarîqah o sendero espiritual, sólo está destinado a aquellos que buscan a Allah aquí y ahora, y van en busca de la Verdad inmutable que, aunque presente aquí y ahora, es al mismo tiempo la fuente transcendente y eterna de toda revelación. La Tarîqah es pues un medio por el que el hombre puede retornar al origen de la revelación islámica y llegar a ser a la vez, (en un sentido espiritual), compañero de los santos.
El papel del maestro espiritual, el shaykh, murshid, murâd o pîr, es liberar al hombre de los estrechos confines del mundo material hacia el luminoso espacio ilimitable de la vida espiritual en virtud de la barakah que lleva dentro de sí.
El hombre caído envejece, decae y muere; mientras que el hombre espiritual regenerado está siempre interiormente en la flor de la juventud.. Por haber bebido de la fuente de la vida eterna y obtener acceso al elixir de la inmortalidad que vive en una perenne primavera del alma, aunque su cuerpo pase a través del invierno de la vida; he aquí, por qué el maestro es capaz de dotar al discípulo de juventud, cualquiera que sea su edad cronológica:
"Contemplar al maestro es recobrar el éxtasis y el júbilo de la primavera de la vida y estar separado de él es experimentar la aflicción de la vejez". (Zir).
"Envejecí con su aflicción, pero cuando Le nombras, toda mi juventud retorna". (Khs).
El hombre puede buscar la fuente de la vida por sí mismo. Puede intentar descubrir los principios de la regeneración espiritual a través de sus propios esfuerzos. Pero éste empeño es en vano y nunca dará frutos a menos que el maestro esté presente junto con la disciplina que sólo él puede impartir. Sin la piedra filosofal no es posible ninguna transformación alquímica. Sólo el poder del shaykh puede libertar al hombre del sí mismo --carnal-- de su alma hasta el punto de capacitarlo para contemplar el Universo como realmente es y retornar al océano de la Existencia universal.
"Sin el poder grandioso,
Shamsud no podría
contemplar la Haqq de Uno,
ni la luna tornarse brillo sobre el mar".
Sin duda, existe gente excepcional que son iniciados en el camino excepcional, pero éstas vías excepcionales, no eligen ni buscan hombres, son sólo para unos pocos que son escogidos, (y pertenecen no obstante), a la función iniciática universal, cuya interacción sobre la tierra, es el maestro sufí; Interiormente unido a la jerarquía invisible y a la Verdad (al Haqq) como signo de la suprema misericordia, (la misma, que aparece exteriormente entre los hombres rahmah de Allah), como el medio por el que el hombre puede tener acceso al mundo espiritual y ser admitido en la compañía-cofradía. Esa es la puerta a través de la que uno debe pasar para entrar en el jardín del Amor, mientras que al mismo tiempo, es el guía hacia el patio interior de éste jardín.
Ser iniciado en una orden sufi, (y aceptar la disciplina de un maestro), es entrar en un vínculo que es permanente, y que sobrevive incluso a la muerte. Para el discípulo, el irshâd shaykh está siempre misteriosamente presente, especialmente en los rituales. El shaykh no muere nunca para el discípulo, aún cuando haya abandonado físicamente éste mundo. Su guía espiritual (y su asistencia) continúa incluso después de su muerte.
El maestro espiritual, a quien Rûmi llama el jinete celestial, viene y va, pero permanece el polvo de su galope. Su efecto sobre los discípulos es permanente y la semilla que ha sembrado en sus corazones sigue siendo nutrida y cuidada incluso después de que el templo de su cuerpo se haya convertido en polvo. Bajo su cuidado, incluso desde ésta ruina terrestre, la semilla puede crecer y ser árbol que se estira hacia el cielo y se extiende desde el horizonte del Este al del Oeste.
Assalamo aleikum.