martes, 21 de noviembre de 2017

PALABRAS INSPIRADAS DE ABU MADYAN DE SEVILLA.

Relatadas por el Sheikh Ahmah Al Alawi.
PALABRAS INSPIRADAS DE ABU MADYAN DE SEVILLA.

"Sí el fogonero no te abrasa con su fuego te quemará con sus chispas»
Éste profundo aforismo está sacado de las palabras proféticas: "La mala compañía es como la del herrero, si no te quemas con su fuego, te mancha con su humo." Así son los que están privados de Dios, extraviados en los valles de la ruptura. Su trato supone un gran perjuicio, porque aunque no te llegue su fuego, que son sus pecados, te llegarán sus chispas, que es el hedor de su compañía y las
consecuencias de tratarles y complacerte con su estado.
"Toda relación produce un intercambio." Por ello se debe evitar el trato con
gente extraviada. "Cada sello deja su impronta" y "el trato siempre supone un tipo de afinidad." Cualquier persona inteligente no tiene necesidad de más explicaciones Sobre el daño que puede causar el trato con esta clase de gente.
Quien del perfumista viene su perfume nos trae; Quien del herrero viene con su hollín nos mancha.
Todo el mundo comparte con alguien sus creencias. Quien frecuenta a un tipo
de gente no tarda en seguir sus opiniones; quien anda alrededor de lo prohibido termina por caer en ello. Por eso se dice:
Dime con quien andas
Y te diré quien eres.
Quien sea juicioso evitará el trato con quien tiene el corazón muerto, como el
lobo evita al león, por miedo a las consecuencias.
Se dice que "el hombre de Dios (dākir) que está con profanos es un profano
(gāfil)." Diferente es el caso de quien se conoce a sí mismo y sabe, con toda
evidencia, que por medio de su trato esa gente despertará de su estado. Se trata
entonces de alguien consolidado en la estación del conocimiento. Sólo el arif
puede permitirse tratar con gente profana con el fin de guiarles. Incluso puede
bromear con ellos para sustraerles de su estado; para sacarles y llevarles a la
virtud, como cuentan los relatos de algunos santos, que llegaban a ser más condescendientes con los pecadores que con la gente de virtud.
Unos judíos visitaron en una ocasión al maestro de nuestros maestros Mulāy
al—‛Arbï al—Darqawi —Dios esté satisfecho de él, que les acogió con hospitalidad, con amabilidad y con deferencia, les ofreció todo tipo de presentes y él mismo se encargó de servirles. Por consideración a ellos, y para que se sintieran a gusto, habló de las tradiciones del pueblo judío y del ilustre valor de sus profetas. Fue tal la cortesía con la que les trató que se ganó sus corazones y despertó en ellos el interés por el Islam. Cayó la noche y, al quedarse a solas, comentaron entre ellos la impresión que el Islam les había causado en su corazón. Tanta fue que decidieron que debían marcharse rápidamente si querían guardar su religión. Así que partieron sin informar al sayj. Cuando este volvió —Dios esté satisfecho de el- se apenó por su marcha y reprendió a los fuqarā` por haberles dejado partir sin más.
Los judíos se encontraron por el camino con un grupo discípulos suyos que
se dirigía a visitar a Mulāy al-Arbi. Los judíos les mostraron sus respetos y les dijeron: "Dad gracias a Dios por haberle encontrado, si hubiese diez hombres como el en el mundo, no quedarían judíos ni cristianos en la tierra."
Fíjate "Dios te bendiga— como es el trato de estos hombres tan nobles. ¡Cómo
se esmeran y se rebajan con quien se considera un opositor! Eso se debe a su
búsqueda del bien, su deseo y su amor de realizarlo. Son los guías de las criaturas, y son compasivos con ellas. Únicamente pretenden salvarles del castigo divino que perfectamente conocen, y de forma que son condescendientes con quienes se encuentran expuestos a tales sufrimientos.

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