martes, 19 de diciembre de 2017

NO DIGAS QUE NO TE AVISAN.

No hagas mucho en creer,
del monje que construye su propio templo con ladrillos ostentosos; y que alterna la  oración, con muchas plegarias para cierto rey puesto; un ídolo abominable de escayola en el altar, y un pesado yugo al cuello portar.
Tienen tonta la piedad,
de tanto caminar como justicieros, siempre elogiando al carnicero.

Abandona alma mía,
aquél lugar que te sujeta con cuerdas de corcel.
Que del que tenga memoria sabe,
que el dulce en exceso empalaga y sólo atrae a las moscas.

Mi Amante toca el corazón,
de quién no reprime los efectos del enamoramiento, sin alcanzar ningún límite de atrapamiento.

Prefieren los monjes oler,
como incienso del placer; pero son unos buenos clientes, para el infierno aquél.

En tal grado de sacrilegio compiten,
que se refugian en un tórrido desierto de frustración, para no ser vistos en la holganza, en que ellos mismos se condenan por el espanto.

Se fueron del presente, arrepentidos por el pasado, lamentándose por el futuro en  la tierra, que no les procuró mitigar, los efectos sicarios de todas las mentiras; aquellas que contaron.

Dice el jeque delicado; que quién se aburre de su amor, no es digno de ser su amor.

El paraíso no se encuentra en ningún estómago rebosante, ni en aquellas elocuentes palabras, que tan sólo salen influidas del cerebro.

La mayoría son así,
salvo los que han llegado a creer; ¿Qué  sentido tiene amar, si no existe un ápice de realidad credencial?..

Por eso,
es al Creador al que debemos de adorar,
no al que se alimenta y fundamenta en ocultar, lo que otros están esperando.

No llenar vuestro estómago con el pecado.. pues vuestras lágrimas contarán, todo aquello que se oculta..
y quien se afirma mejor, será el más apropiado en ganar a manos llenas,
una fila para el paraíso.

Quién no acepte la humilde humillación,
su puesto será su opuesto, osea, el infierno.. y no se trata de ninguna competición.

En cualquier caso,
sólo puedo decir,
que por encima de todos,
hay un Omnisciente y Misericordioso.
Amén.