viernes, 16 de octubre de 2020

LOS SIETE CÍTRINOS.

Siete cítrinos (dones) se reconocen por hereditaria sucesion que descienden para aquellos, que en virtud de la Gracia de Allah ta'ala, vienen a ser verdaderos creyentes y fieles siervos, merecedores de tales dones.
Son la Sabiduria, el Entendimiento, el Consejo, la Fortaleza, la Ciencia, la Piedad, y el Temor de Allah ta'ala. 
El Profeta (s.a.w.s) comienza por el supremo de la Sabiduria, y desciende al ínfimo del Temor de Allah ta'ala, pero nosotros, como pobres caminantes por esta tierra, que viajamos hacia el Paraíso celestial, debemos comenzar por el ínfimo, y subir por grados, como nos dijo el Sharif sidi Mohammed al-Ghalli, ha buena cuenta de sus indicaciones. 
Cuatro de estos dones pertenecen al entendimiento, son: la Sabiduría, el Entendimiento, la Ciencia, y el Consejo; y de estos hablarmos en el presente artículo. Los otros tres, que son, la  Fortaleza, la Piedad, y el Temor de Allah ta'ala, pertenecen a la voluntad, y serán también dilucidados. Pero advierto, que hablaré siempre de los dones actuales, de los cuales es fácil sacar los que son dones habituales y que están en nosotros con estabilidad y permanencia.

El don de la Sabiduría "es una luz simple que acerca de las cosas divinas, por la cual el alma analiza de ello con gran sabor." Asi se define el conocer y amar con sabor. Consideremos cada palabra de la dicha declaración. La Sabiduría es una luz purisima, por eso, infunde una certeza tan grande de las verdades divinas, que si faltasen todas las señales de credibilidad, y todos los testimonios de nuestra fé, no dejaría el entendimiento ilustrado de este don de creerlas. De aqui, que el sabor de la Sabiduría, no queria que se dijera, que los mismos Ángeles no podrian enseñar lo contrario, aunque se hubiesen perdido todas las Palabras sagradas, y todos los libros se hubiesen destruido, no se perdería la creencia de la verdad del Islam ni nuestra fé, por aquella certeza que le habia dejado impregnada en el alma el don de la Sabiduría que le habia sido altamente penetrado y revestido.

Esta luz, trae tambien al alma una estima muy grande en Allah ta'ala, y que todas las mentes de los hombres no podrian engendrar semejante conocimiento; antes bien, sólo ensalzar las grandezas divinas; porque obrando ellos en el exterior no podrían causar ni la sombra de aquel concepto que Allah le imprime por dentro por medio de este excelente don. Dije, que es una luz que analiza las cosas divinas, y hace distincion del don del Entendimiento, cuyo oficio (como veremos en breve) no es el juzgar, sino solamente el penetrar con sutileza y profundidad. Pero la más valiosa prenda, es la información de este don sobre Allah con gran sabor; porque sabiduría quiere decir ciencia sabrosa. 
La caridad, (que por medio de este don), engendra en el alma sus más deleitables afectos; lo explica el Sharif por medio de una suavidad experimental que siente el alma en Allah, y en sus perfecciones, contemplándolas con el don de la Sabiduría. Asi que el alma, gustando con el paladar del espíritu, siente un sabor divino semejante que se puede dar en ésta tierra para ir conociendo los deleites del Paraíso. Y aqui entenderá mejor el Lector, porqué el conocimiento, que nace de la sabiduría, trae tanta certeza, y tanta estima en las cosas de Allah; porque siendo un grado experimental, es mas íntima, y mas profunda que cualquier otra, y se arraiga más altamente en el espíritu. El modo de adquirir esta divina sabiduría, en cuanto al acto, dice un humilde servidor, que es pedirla con mucha confianza y fé, (iman) y sin titubear nada en el corazon; y se nos asegura, que pidiéndola de ésta manera, nos será concedida, si nos fuese conveniente, y se nos dará, según el modo que fuese más certera para nuestra perfección. Pues Allah lo hace todo bien desde Su Perfección. Así pues, si llega a los pies del Director-guía, algún alma, que en sus contemplaciones queda sumergida en Allah con gran quietud y con íntima suavidad, (y se puede ver), que sale después de la oracion con fastidio por los deleites terrenos, con desprecio de sí misma, y estíma las grandezas divinas; diga entonces que ha recibido el don de la Sabiduría, no sólo en cuanto al hábito, sino tambien en cuanto al acto. Que no se inquiete por esas celestiales delicias, sino desea beber del vaso del divino amor y éste licor del Paraíso, (que le dará), seguro un gran alimento para el espiritu.

El don del Entendimiento "es una luz divina, por la cual la potencia intelectiva penetra aguda y profundamente con estupenda admiración y perfecciones en Allah, y obtiene secretos de nuestra fé." Asi el 'lumen supernatural' tiene la capacidad esencial que Allah ta'ala le otorga y por ésto se distingue del don de la Sabiduría, pues de éste es propio el saborearse; pero de aquel es el penetrar:  Es tambien propio de este don, el engendrar en el entendimiento una gran admiración y pasmo, porque descubriéndose, por medio de él nuevas verdades de Allah de un modo nuevo, queda atónita la mente. 
Pasa el citado por la razón, porque Allah nos ha proveido de un don tan excelso, que las verdades contienen los misterios de Su Gracia y Grandeza y tambien las otras verdades que proponen la consecución de nuestra salud eterna, y que son recónditas a nuestra mente, asi porque son de naturaleza abstracta, como también porque se nos proponen en la sagrada Palabra, debajo de los velos de los simbolísmos y alegorías. Por lo cual era necesario que Allah otorgue a nuestro entendimiento una luz sobrenatural aguda, con la cual penetrar en aquellos velos, deshacer aquellas tinieblas, y llegase al  descubrimiento de dichas verdades. Ahora, todo esto hace el siervo con el don del Entendimiento: No sólo comprender las verdades de la realidad, sino la verdad aguda de la contemplación. 
De todo esto se desprende, que de este don nace en las almas puras muchas contemplaciones sublimes, y especialmente ciertas inteligencias delicadas, dulces y sútiles, que las tienen absortas en admiración y pasmo. Pero advierto, que esto no sucede siempre de una misma manera, porque si con la luz intelectual, se junta el amor de la complacencia, el resultado es una contemplación mixta, muy deleitable: y si después se junta con ello el amor del deseo, resultan ansias y punzadas de amor, tanto más dolorosas, cuanto más penetrante es la luz del Sumo Bien, que se desea, y no se posee, como veremos en su lugar. Más cualquiera que sea el efecto que produce, siempre es una gran ventaja para el espíritu. Por lo cual, se debe pedir a Allah incesantemente, como hacia el  Profeta Amado Muhammad (s.a.w.s) el cual, conocía su utilidad para la perfección de la clara inteligencia de las cosas divinas.
La contemplacion, si es pasiva é infusa genera actos nobles.

El don de la Ciencia "es una luz infusa del Espíritu, con la cual el hombre forma recta analítica de lo que debe creer y no creer y según el conocimiento de las cosas creibles regula sus operaciones acerca de lo que debe hacer ó no hacer." Asi enseña el Sharif: "Es oportuno y deseable que el don del conocimiento otorgado no se convierta en mera especulación, es necesaria la fé para activar el funcionamiento, que según la ciencia, analiza la credibilidad infusa. Lo mismo enseña la justicia del acto. Pero se ha de reflexionar, que este don de la Ciencia, no tiene analítica inmediata sobre los misterios de Allah, sino sólo sobre nuestros actos humanos; porque el oficio de este don es solamente manifestar con su luz el entendimiento lo que seguramente debe creerse o no debe creerse, y consiguientemente reglar la creencia y fé de nuestros actos.. ciertamente conoce la semilla temporal, aunque lo imperativo es el don del conocimiento. Allah ta'ala nos otorga facilidades para hacer el test preciso. Pero mucho más tiene este don de la Ciencia por objeto a los actos humanos, cuando pasa de la especialización a la práctica, y dirige nuestras obras segun aquellas verdades divinas, que conoce con la seguridad que se deben creer, como es manifiesto.
Esta es, pues, la diversidad que pasa entre esos dos dones de la Sabiduría y el Entendimiento, y ésta la Ciencia: que aquellos son una luz que nos descubre las verdades divinas en si mismas, y nos aficiona y une con ellas con un santo amor; pero el don de la Ciencia nos manifiesta solamente la credibilidad de estas verdades divinas; y de este modo estableciendo la fé en nuestras mentes, y reglando según los dictamenes de la misma fé nuestras operaciones, nos dispone de lejos a la contemplación. No hay por tanto, quien no vea lo importante que es este don; porque uno forma recto y firme juicio de lo que se debe creer de Allah, de las cosas eternas, y de las cosas terrenales, y según esta creencia regula sus propias acciones : no puede menos que tener por viles las cosas de la tierra, y en gran estima las del Paraíso, y de proceder en todo con gran rectitud y bondad, como dice el Sharif: "los científicos pueden decir cualquier cosa, pero la fé guarda la relación-fusión, pero ellos no obtienen recompensas por esas especulaciones del objeto material". 
De este don manifestó el divino Espíritu con su luz todo lo que se debe creer y obrar, para vivir, y ellos, (Ángeles y Mensajeros) lo enseñaron despues a todo el mundo. De este don fueron colmados los que ilustraron con sus escritos las mentes y corazones de los creyentes. Pero estuvieron privados del don de la Ciencia otras personas, pues no obtuvieron luz para conocer lo que debian creer y obrar : por lo cual, cambiaron la costumbre por la fé y ésta degeneró, quedando privados de la luz celestial, por no pedirla de manera incesante a Allah.

El don del Consejo "consiste en una buena ilustración, con la qual el Espíritu nos hace conocer los casos particulares de lo que debemos hacer o debemos omitir para conseguir la perfección de la salud eterna." Asi el Sharif nos dice: "Todo eso se debe hacer en concreción uniforme sobre lo que se esta infusionando.. sin obsesión. Pues el Consejo perfecciona la prudencia, y ésta virtud nos dirige cerca de las acciones particulares, según el 
dictamen de la razón; pero el Espíritu, por medio de su don nos instruye con luz divina de la más alta esfera. Amas de gobernar bien la prudencia, pues se acerca a las cosas contingentes que pueden acaecer ó no acaecer y pueden revertir sobre varias maneras; porque no llega ella con la corta luz de la razón de preveer y discernir tales cosas; pero el Espíritu, (que todo lo ve), puede sobre esas cosas dirigirnos con su luz". 
Se diferencia este don de los dones de la Sabiduría y de la Ciencia, aunque sean los tres analíticos; estos dos nos enseñan (sólo en general) lo que se debe obrar en orden al fin sobrenatural, el uno con los conocimientos elevados y experimentales y el otro con el conocimiento de las verdades creíbles; pero no descienden individualmente sobre las operaciones particulares. El reglamento de éstas pertenece al don del consejo.
El don del consejo se comunica en grado eminente a aquellas personas que han llegado al estado de unión con Allah, lo que los Místicos del Tasawwuf llaman el matrimonio espiritual: y por eso, gozan siempre o casi siempre de hacer la voluntad de Allah con sus operaciones. La razón la trae con la dulzura de los consejos de Allah, y no escucha interiormente su voz, sino el que posee en lo íntimo de su espíritu una perfecta paz; porque el lugar de gâib, es el lugar de paz. Por otra parte, (esta paz), sólo se encontra en aquellos en los cuales el sentido está sujeto a la voluntad, y la voluntad está subordinada a la razón, y la razón está reglada por la luz de la fé: todas estas cosas, se encuentran con perfección, en aquellos que Allah ha levantado a aquel excelso estado, porque Allah ta'ala no puede ser banquete para la mente. Todo se rige por la seguridad del tiempo.
Allah ta'ala ha otorgado todas éstas herramientas útiles para el acercamiento.
A otras almas, (no tan perfectas se les concede tambien), aunque no con tanta abundancia, este don por medio de una cierta luz y regla interior, que son asistidas en sus acciones; pero todos lo deben pedir a Allah ta'ala. Es muy necesario, para la consecución de la perfección del Espíritu, y de aquellas pertenecientes al claro entendimiento, acallar el ego.
Hemos visto cuáles son los dones con que ilustra el Espíritu nuestras mentes y alimentan el corazón, y cómo las dirige.. Veamos ahora, cuales son los dones que mueven afectos y virtudes en nuestras voluntades, y como las corrobora. No serán ciertamente inútiles estas declaraciones, ó ajenas de nuestro intento, porque si bien, la Sabiduría sola y el entendimiento, fluyen inmediatamente como causas en la divina contemplación; no dejan de concurrir tambien mucho los otros dones, como disposiciones. Tres de los dones pertenecen a la voluntad, fortaleza, piedad, y temor de Allah. Comencemos por el primero.

El don de la fortaleza "consiste en una promoción poderosa que el Espíritu despierta en la voluntad, para soportar lo irascible y para que acometa lo árduo, para que sobrelleve todas las penas y dificultades extraordinarias que se encuentran en el servicio." 
La fuerza, cuanto es don, se distingue de la fortaleza en cuanto su virtud moral; por que ésta, sirve para vencer las dificultades ordinarias, que se atraviesan en la huida del mal para el ejercicio de lo bueno; pero no llega a vencer ciertas dificultades árduas, que son muy superiores a las fuerzas de nuestra frágil naturaleza. Para la victoria de éstas, se requiere el don de la fortaleza. Este es el don que suministra  generosidad contra las cadenas y las llamas, y los mantiene intrépidos entre mil tormentos, hasta llegar a aburrir a la crueldad de los tiranos. Este don dá a los contemplativos fuerzas bastantes para resistir las terribles y extraordinarias tentaciones del diablo, a las extrañas persecuciones de los hombres, y a las penas pasivas con que Allah refina sus espíritus, para hacerlos dignos de sus intimas comunicaciones, como verémos en su lugar: y por eso sirve para los progresos de la divina contemplación.

Advierto, de no dejarse llevar por el engaño de las apariencias. No juzgar jamás a quien tenga el don de la fortaleza, y de quien no lo muestra con las obras. Digo esto, porque hay algunos, que consideran según sus deseos y parecen leones de fortaleza; pero puestos despues en las pruebas, parecen juguetones gatos. Los deseos de éstos no son sólidos y verdaderos, sino aparentes; y no les sirven de otra cosa que para suministrarles el fomento de la vanidad: mientras les parece haber llegado ya a la cumbre de la perfeccion, se extienden con sus débiles deseos. Procurar el oficio, para que tales personas vuelvan los deseos a la tolerancia de aquellos trabajos, en la victoria de aquellas repugnancias que les suceden día a dia; y que en estos males fijen la mente, no el corazón. Acerca de que estos hagan sus propósitos y sus esfuerzos; porque, como sabiamente dice el Sharif, en vano aspiran a vencer cosas mayores, quien no sabe vencer en las cosas menores.

El don de la piedad, "es un rayo divino que alumbra la mente é inclina al corazon para dar el culto debido para Allah ta'ala. Veamos de qué manera viene este don de algunas virtudes que le son muy  conjuntas. La Postración es una presentación que se hace para Allah ta'ala por Su Excelencia. Puede hacerse esta postración con la sumision del corazón y del espíritu: y entonces el culto es interior. Se le puede significar esta interior sujecion con los actos externos corporales, con oraciones vocales, y con otras cosas semejantes: y entonces el culto es exterior. Dicho culto se dá para Allah ta'ala, como Creador, y Gobernador del Universo, pertenece á la virtud de la Religión; pero toda oracion pertenece a Allah, como demostración de obsequio, y ello pertenece al don de la piedad. De aqui se infiere, cuan necesario es el don de la piedad para las almas contemplativas, que se ocupar mucho en la oración, y les es necesario conservar una contínua y amorosa reverencia, tanto en lo interior, como en lo exterior en la presencia de gâib, con quien tan frecuentemente conversan.
Si nos movemos a dar ayuda por la honestidad que resplandece en tal acto, hacemos una obra que pertenece a la virtud de la misericordia; pero si los ayudamos por el amor que les tenemos, como hermanos en humanidad, hacemos un acto santo que pertenece al don de la piedad, y hace al hombre benévolo para cualquier genuflexión humilde, y por 
consiguiente, el hacerlo surge una proximidad suave; amoroso es éste obsequio de solidarizarse por las miserias ajenas y  mueve a la compasión por las caidas de otros.. cuan pronto es dar la ayuda que puedes; y llegará a la perfeccion en la vida, siendo enseñanza para la Gloria eterna en la otra, segun la promesa que nos hace Allah ta'ala.
Algunos atribuyen a éste don de la piedad para con los propios padres, hijos, hermanos y amigos cercanos. Otros quieren, que no pertenezca a este don, sino para otra especie de virtud. Lo cierto, es que las propiedades del don de la piedad, nos pone tambien en pruebas de prudencia y es plataforma para evitar pecados de soberbia y vanidad. La misma palabra 'musulmán' quiere decir hombre piadoso. ¿Cómo no vamos a querer ser piadosos, cuando lo llevamos encima?.

El don de temor de Allah ta'ala, es un afecto reverencial que el Espíritu mueve en la voluntad, por el cual, tememos de ofender a Allah ta'ala y no apartarnos de Él.  (Así lo explico): Este don es distinto de la virtud Teologal de la caridad, aunque depende de ella, como dice el mismo Sharif: "Proviene del amor. Porque por medio de la caridad amamos a Allah, y por medio de éste don le tenemos humilde reverencia, y tememos separarnos de lo que tanto amamos". 
Pero profundicemos un poco más. 
(a) Cuatro especies hay de temores humanos:
El temor mundano, 
El temor servil, 
El temor inicial, 
El temor filial casto. 
El temor mundano no pertenece de modo alguno al Espíritu, porque puede estar con el pecado, y aun es causa de él; porque nace del amor desordenado y del amor desordenado por los bienes terrenales, que son el origen de todo mal. El temor servil es aquel con el cual tememos ofender a Allah, por la pena eterna con que nos avisa. 
--Por favor, leer en el Corán, Sura 3 (La familia de Imran) aleya 30. (Este es buen consejo). Temerle, pues tiene Todo el poder. 
Pero es necesario advertir bien en la tendencia y forma de mirar este temor servil, porque puede ser bueno o puede ser malo. Si el temor te da pena, por la culpa, mira la pena como mal principal, ese es un temor pésimo: lo que sucedería en caso de que uno diga: "Yo no quiero pecar, porque me espanta el infierno; pero si no hubiera infierno, yo pecaria". Pero si yo fuere tal, y temo más a la culpa, que a la pena, y miro como mal principal al pecado; el temor entonces será saludable: esto sucede cuando el hombre se sirve del temor del infierno, como disposición para moverse y aborrecer la ofensa contra Allah pues ella, (la ofensa), merece más cuidado de evitar que otro pecado menor. Con todo esto, aunque sea este temor sobrenatural é inspirado al Espíritu; no es aquel don privilegiado, que hablamos al presente; porque nada tiene de singular, ni excede nada en la linea sobrenatural al modo de obrar común de los creyentes. 
Solo se cuentan entre los dones del 
Espíritu el temor filial, y el temor inicial:
porque por su medio tenemos reverencia a Allah ta'ala y tememos disgustarlo. Es un principio del temor filial, y de él se diferencia, en más o menos, según la diversidad de los estados, que les competen tales temores; pero no en la substancia: y de manera puntual en la caridad, donde, (la caridad), imperfecta no se diferencia de la perfecta, según su extrato, sino también según el estado diverso del principiante y del perfecto. Asi enseña el Sharif: "Que de acuerdo con adquirir el amor puro, la forma inicial pasará a ser filial y por tanto, es importante conocer el miedo a la conmemoración injusta, y tal cual es, difiere esencialmente del temor filial".
De aqui se dice, que pertenecen a los dones del Espíritu el uno y el otro temor inicial y filial como aquellos que son de una misma especie.

Vamos a examinar brevemente, en qué sentido se debe tomar la perfecta caridad con el temor: Se puede entender ciertamente del temor filial; que si éste crece, tanto crece la caridad ; siendo de ejemplo, el que cuanto más se ama a una persona, tanto más se teme el ofenderla y separarse de ella: Háblale, pues, al discípulo amado del temor servil; porque el alma cuanto más ama a Allah, tanto menos teme a la pena. Pero esto mismo, como anota el Sharif, se debe entender en cuanto al acto de la perfecta caridad. Y en efecto vemos, que las almas consagradas (purificadas) puestas en el ejercicio del amor, se mueven por la bondad de Allah; y aman de tal manera por Allah y que le amarán, aunque no hubiese pena, ni galardón. Pero no puede entenderse en cuanto al estado habitual de la perfecta caridad, porque en la vida presente no hay estado de tanta perfección, en el cual no se deba temer al castigo, ni esperar la recompensa. Sin embargo, teme condenarse, y por eso, hay que mantener bajo control al ego maléfico. ¿Habrá quien piense haber subido al estado de perfecta caridad, y que no tenga que temer más? pero eso son falsas apariencias de ésta vida, pues, un estado de caridad exento de todo temor y de toda esperanza sólo es propio de la vida venidera. 
De estos siete dones cítrinos, los dos primeros pertenecen a la vida contemplativa y los otros cinco a la vida activa; quiero decir, al ejercicio de las virtudes, y sirven tambien esos de disposicion para la contemplación. Pero el último que he explicado, es el primero que debe llevarse a efecto y ponerlo en práctica; porque el temor ha de comenzar desde la humildad y respeto necesario, apoyado siempre sobre la perfección que aspiramos alcanzar para saborear los frutos espirituales.
En pocas palabras.. se llaman frutos  espirituales porque redundan de sus dones y tambien de las virtudes impresas del mismo espíritu y de sus actos; a la manera de árbol, (que de sus ramas), salen las frutas, que para él son ornato, y para el agrícola son de utilidad y de emolumento. Por tanto, si el oficio reconoce en las almas encomendadas a su dirección, frutos tan preciosos de paz, de suavidad, de mansedumbre, de paciencia y de humildad; podrá tener el fundamento de que la enseñanza será fructífera y que recibirán lo solicitado en la oración, y poner prueba de que no son fantasías ni tretas del Lapidado.

Explicadas ya las causas y cítrinos, (de dónde la divina contemplación, la sobrenaturalidad y el mérito declarado), y de dónde llegan los dones, [de los cuales se deriva] que son muy especiales, sobre los otros actos sobrenaturales y criterios: conviene decir algo sobre las Gracias gratuitas que Allah ta'ala nos otorga, y es necesario para afirmar el conocimiento más cumplido de los dones espirituales, algunos de los cuales, logran el nombre de gracias-gratis porque ilustran con luz aquellas almas con la contemplación: por lo cual su práctica es muy conveniente para tales almas.. pero que nadie se olvide, de que las Gracias, son Grandeza de Allah ta'ala. 
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Assalamo aleikum. 

Shaykh Ahmad Salah As Sufi.