miércoles, 19 de mayo de 2021

LA HONESTIDAD.

La Honestidad.

"¡Ay de los tramposos! Quienes, cuando toman la medida (de las cuotas) de los hombres, la toman en su totalidad. Y cuando miden a otros o pesan por ellos, dan menos de lo debido". (Corán, Sura 83 Los Tramposos (Mutaffifeen) versos 1-3).

Allah (SWT) nos implora repetidamente en el Corán, "Wa'tta-kullah: Cumple con tú deber para con Allah". Una parte de este deber es mantener la justicia y la honestidad en nuestro trabajo y en ganarnos nuestro sustento. Cuando recibimos nuestro cheque de pago o compensación por nuestro trabajo, esperamos la remuneración completa que nos prometieron en nuestro contrato. Asimismo, debemos realizar plenamente el trabajo que se nos exige con honestidad, integridad, diligencia y puntualidad. Con éste mismo espíritu, si somos capaces de trabajar, pero elegimos voluntariamente depender de otros para que nos apoyen, estamos engañando a nuestra familia o comunidad. El trabajo es un deber honorable del hombre, y el Islam aboga por esforzarse para ejercer el debido esfuerzo y lograr cualquier fin deseado.

Cuando Mariam (RA) sufría los dolores de parto, descansaba con dolor y hambre contra el tronco de una palmera datilera. Habría sido fácil para Allah (SWT) aliviar su dolor y alimentarla milagrosamente.. Después de todo, ella llevaba a Su ilustre profeta Isa -Jesús- (AS) en su vientre. Pero en cambio, se nos dice en la Sura Mariam (19: 23-26), una voz llegó a ella, "No te aflijas, seguramente tu Señor ha provisto un arroyo debajo de ti. Y sacude hacia ti el tronco de la palmera, caerá sobre ti dátiles frescos maduros. Así que come y bebe y refresca los ojos". Incluso en el frágil estado del parto, se le pidió que trabajara y se esforzara para lograr la provisión que Allah (SWT) le había regalado.

El concepto de Mutaffifeen tiene un significado más amplio. Una vez, un hombre no asistió a la oración a tiempo y, al ser interrogado por Hadhrat Umar ibn Al-Khattab (RA), ofreció una excusa poco convincente. Hadhrat Umar (RA), en referencia a los versos anteriores de Sura Mutaffifeen, le dijo: "Taffafta: has incumplido". Por lo tanto, Mutaffifeen se refiere no solo a quienes engañan a otros dándoles menos de lo que les corresponde, sinó también a quienes incumplen cualquiera de sus deberes, en general.

El Profeta (s.a.w.s) estaba descansando una noche y vio a un hombre entrar en la mezquita y luego salir poco después. Le preguntó al hombre qué hacía en la mezquita y el hombre respondió que había rezado el Asr Salat. El Profeta (s.a.w.s) le dijo que no había rezado Asr y le pidió que regresara a la mezquita y rezara el Asr. El hombre volvió a salir al cabo de un rato y se produjo la misma conversación. Después de la tercera vez, el hombre estaba confundido e imploró la guía del Profeta (s.a.w.s) porque, en su opinión, había rezado Asr todas estas veces. El Profeta (s.a.w.s) luego le explicó que las acciones rituales durante el Salat toman un tiempo para realizarse, y en el tiempo que le estaba tomando para rezar el Asr, no podría haber estado realizando sus oraciones con la debida devoción que se merece. A menudo vemos a los musulmanes realizar suyud, por ejemplo, simplemente tocando el suelo con la frente y el suelo momentáneamente como si la musallah fuese un plato caliente, y apenas enderezan la espalda antes de repetir otra rápida sajdah en un momento en el que ni siquiera se puede decir con reverencia una sola palabra de la parte de Subhana Rabbiyal A'ala. ¡El Profeta (s.a.w.s) a veces solía sentarse entre los dos suyud durante tanto tiempo que la congregación detrás de él pensaría que se había olvidado de realizar el segundo sajdah. Si uno solo pensara en la belleza de la declaración, "Subhana Rabbiyal A'ala" (Gloria al Señor Sustentador el Altísimo), e imaginara el sentimiento de amor y sumisión que debe surgir del corazón al recitar ésto, entonces las palabras permanecerían automáticamente en la lengua y se agitarían profundamente. El Salat representa la ocasión del Miraj cuando se ordenó a los musulmanes. Significa un Miraj-ul-Mohmeneen (Miraj de los creyentes), y debemos realizarlo con Khushu (devoción).. De lo contrario, ¿creen ustedes que estamos engañando a Allah (SWT), y vamos a esperar que nuestras oraciones sean aceptadas y contestadas mientras no le damos la debida reverencia?.

Allah (SWT) dice en Sura La familia de Imran (3:14), "La apariencia hermosa para los hombres se convierte en el amor de los deseos, de las mujeres y los hijos y de los tesoros guardados de oro y plata y de caballos, ganado y labranza bien educados. Esta es la provisión de la vida de este mundo. Y Allah-con Él es la buena meta (de la vida)". Atrapados en éste amor embebido por las cosas efímeras de la vida de éste mundo, debemos tener cuidado de no caer en la deshonestidad y no cumplir con el deber. En éste sentido, dentro de la institución del matrimonio, (por ejemplo), existen deberes de un esposo para con su esposa y deberes de una esposa para con su esposo. Cuando las parejas tienen hijos, les deben dar educación y una crianza amable y disciplinada. Las provisiones de la vida de éste mundo que adquirimos deben ser Halal tanto en los medios como en la sustancia. Una persona que no lo hace se encuentra entre los Mutaffifeen.

Hay una historia sobre un Califa que una vez se detuvo para rezar en una mezquita y confió su caballo a un hombre sentado afuera que estaba guardando zapatos y otras posesiones. El caballo era muy hermoso y, sucumbiendo a la tentación, el hombre lo vendió subrepticiamente (a escondidas) en el mercado negro y se escondió. Cuando el Califa descubrió que había perdido su caballo, ordenó una amplia búsqueda del hombre, y finalmente el malhechor fue capturado y llevado ante el Califa. El Califa le preguntó: "¿A qué precio vendiste al animal, por el que abandonaste tu alma?" El hombre respondió que lo había vendido por tres dinares (monedas de oro). El califa reflexionó en silencio por un momento sobre su respuesta, y luego dijo: "Sabes, cuando entré en la mezquita y dejé este caballo contigo, se me había ocurrido que debería darte tres dinares por cuidarlo cuando lo recuperára de tú servicio".

Todas las provisiones y el sustento son de Allah (SWT), y Él da con la debida medida a quien Él quiere. No podemos adquirir más, ni siquiera menos, de lo que Él ha querido para nosotros, y en todas nuestras ganancias, debemos tener una intención clara y sincera en nuestro corazón de conducir nuestros asuntos con equidad y honestidad. Allah (SWT) les beneficie a todos. 

Assalamo aleikum. 

PD. Shaykh Ahmad Salah As Sufi.