lunes, 6 de marzo de 2017

La HAQIQA

HAQIQA.

Sólo mediante el amor pleno nacido de una completa docilidad, como Baraka del Altísimo, se puede acceder a ésta etapa, que nos introduce en la percepción de la  Verdad  Esencial que propicia la ruptura de todos los velos. Éstos son los últimos momentos de cualquier «noche» antes del Alba del Faná como la total y absoluta disponibilidad, la plena fusión en Allah (SWT) en la que no hay forma que no se encuentre integrada en Él y donde todas las apariencias quedan aniquiladas ante la percepción de los sentidos sutiles del espíritu. No significa esto, que todo desaparezca o que deje de existir como Manifestación en la diversidad, sino que la percepción es integradora, que nada con naturaleza transitoria es percibido como tal realidad, sino que es captado por la visión que ahonda en cualquier apariencia, como quien observa un holograma. Por esto se dice, alegóricamente, que todo es aniquilado ante la percepción de Allah (SWT), porque pierde su densidad y su  separatividad  para  quedar engarzado en la Unidad, a semejanza de la luz blanca que se descompone en siete colores y cada uno de ellos es la luz.  No obstante, la posibilidad de transcribir ésta experiencia conlleva una dificultad casi insalvable. Éste es un punto del Tasawwuf, el estado de Faná, un proceso operativo de la Haqiqa como Verdad Esencial, por el que se produce el Ser Deiforme. Sharia, Tariqa  y  Haqiqa son los vórtices del Tasawwuf que forman un todo indisoluble y en cuyo centro se guarda el tesoro inestimable de la Sabiduría, el Faná, la mejor Baraka de Allah (SWT).