1.Oh tú que buscas el gozo mundano. Si quieres un consejero de confianza que te muestre lo que es mejor para ti, escucha el mensaje: El gozo de la vida solo se encuentra en compañía de los fuqara. Ellos son los sultanes, los líderes y los emires.
2. Una comunidad que se conforma con poca ropa y comida, que no se preocupa por el mundo, tienen el corazón libre de tentaciones. Por tanto, guarda su compañía y sé cortés en las reuniones; olvida tu suerte cuando te empujan hacia delante.
3. Si quieres ser su adepto, sigue su camino, abandona tus pretensiones, guárdate de discutir lo que desean y busca su bien. Atrapa el momento y reúnete siempre con ellos. Sabe que la satisfacción es para los asistentes.
4. Estate satisfecho con ellos, te elevarán y así llegarás. Si te hacen caso, persiste; si te ignoran, desiste. Si te hacen pasar hambre, ayuna; si te dan de comer, come. Guarda silencio a menos que te pregunten. Si te preguntan, di: «Carezco de conocimiento», y escóndete en la ignorancia.
5. No critiques los defectos de la gente aunque se vean con claridad. Mira con el ojo de la perfección (‘ayn al-kamāl), no acuses a nadie. Fíjate sólo en tus propias faltas, son evidentes aunque parezcan ocultas.
6. Así conseguirás lo que quieres, la humildad. Somete tu yo (nafs) a ellos con toda docilidad; es muestra de cortesía. Agacha la cabeza y pide perdón sin motivo, no te escondas y discúlpate.
7. Si pretendes que te ayuden a recorrer el camino, guárdate de todas las acciones que detestan y haz que tu yo persevere en las buenas acciones. Si cometes una falta, reconócela y discúlpate por lo que has hecho.
8. Adúlales diciendo: «Curadme con vuestra reconciliación, mediante el bálsamo del perdón, la herida que me habéis causado. Soy un trasgresor, dadme vuestro consejo puro». Di: «¡Oh fuqara! Éste insignificante siervo necesita vuestro perdón, sed amables y perdonadme».
9. No les temas cuando cometas una falta, su aspiración es tan sublime que su compañía no te matará. No son déspotas cuyo poder te perjudique: Son dignos de virtud, es su naturaleza, no esperes reprimenda ni daño por su parte.
10. Si quieres recorrer el buen camino (Tarīq al-hudà), sé diligente en lo que te pidan mientras sea de día y no digas: «Mañana». Muéstrate siempre generoso con los hermanos, con todo tu ser, y no te fijes en sus errores.
11. Diles la verdad, no les faltes al respeto, porque son gente sincera: señores y líderes, y perdónales si te han hecho mal. Observa con atención al maestro en sus estados, quizás se manifieste en ti una muestra de su agrado.
12. Pide su oración y la tendrás, con su bendición (baraka) obtendrás todo lo que deseas. Confía en él y respeta su santidad (hurma). Ofrécele tu seriedad y ponte a su servicio, quizás esté satisfecho, pero ten cuidado, no le irrites.
13. Observa su admonición (wasiyya), sé atento en su cuidado, responde de inmediato a su llamada, habla con voz baja para obedecerle. La satisfacción del Creador es la satisfacción del maestro y tu obediencia. Así estará satisfecho contigo, ten cuidado y no dejes de agradarle.
14. Adhiérete a alguien que tenga el yo bien amaestrado (nafs musāyasa); en éste tiempo, el yo se desespera con los fuqara, y su obra entre la gente no cuenta mucho. Sabe que el camino de la comunidad sufí es oculto; mira cómo son quienes lo fingen.
15. Por el cariño que nos une, tengo derecho a permanecer triste a causa de su ausencia y por la separación después de su compañía. ¿Cuándo y dónde veré a los fuqara? ¿Cuándo tendré noticias de ellos?
16. Me quedo atrás y eso me impide amoldarme a ellos. Yo les abandoné, así que culpadme a mí; no les culpo. ¡Oh Señor! Dame rectitud para que pueda sentarme con ellos. ¿Quién soy yo? ¿Cómo podría acercarse alguien como yo a las fuentes puras en las que se reúnen?.
17. Sus logros son demasiado sublimes para ser descritos. Su exterior (zawāhir) indica lo que hay en su interior (bawātin). Su mayor gloria en éste mundo es la obediencia de Dios. Les quiero y trato amablemente, y les ofrezco todo mi ser, a algunos más que a otros.
18. Un grupo que por sus buenas obras lidera la humanidad; quienes se sientan con ellos aprenden la cortesía, y los que se quedan atrás, no tendrán fortuna. La fragancia permanece en el lugar donde estuvo sentada un grupo de nobles cualidades.
19. Ámales, no les abandones, aumenta tu interés. Si te quedas detrás, llora de pena por la pérdida: un grupo que viste de honor al joven. De sus virtudes, el sufismo regala preciosidades. Mí mirada se deleita en su camaradería.
20. Cuando me aceptaron como esclavo de su pasión, arrastré en ella la prenda de mi gloria; mi deber hacia su pasión es que no les abandone. Mí cariño y afecto es para quienes llevan con orgullo el vestido de la magnificencia.
21. Entregué mi corazón apasionado en una poesía y rogué al Señor para llegar a ellos. Que Dios nos perdone a mí y a todos los musulmanes. Ojalá me reúna con ellos en Dios, y que Él olvide y perdone mis faltas.
22. Quienes asistís a nuestro encuentro pedid a Dios, a través de ellos, que borre nuestras faltas y pedid por el autor de este precioso poema. Bendiciones sean sobre el Elegido, nuestro maestro Muhammad, el que mejor cumplió y se entregó.
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