lunes, 25 de enero de 2021

EL FACTOR HUMANO.

Cuando recibes muchas prestaciones, miras la grandeza del que te las hace, aunque no ves la obligación con que se te carga, y cuando no recibes nada, miras tú paradójica miseria y te alcanzas a decir, que por tú indignación, se corta el plazo de las obras, y procuras restaurarlo mostrando tú debilidad y hasta ganas de llorar como un bebé no te faltan; tú, te ganaste la bendición cuando distes la victoria sin rebajarte con la violencia.. para que el hermano en humanidad, se pueda regocijar en las siete humillantes bajezas del mundo, y piensa el muy necio, que quien se humilló hayas sido tú.. tú, que le ofreciste la victoria de su enemigo interior; tú, que hiciste fuego con tú furor.. tú, que no utilizastes la sangre como alfombra.  Sólo tienes que ser paciente, cuando humildemente, se te procure el principado; tú, que hiciste cesar la ira del muy alto en los días del muy bajo.. porque se humilló al profeta; pero tú te esforzaste con la pluma hembra, para cortar la difamación del poderoso, y diste tu brazo cargado de la esperanza de que ellos regresarán casi humillados con sus almas abiertas para el Dador; tú, que hiciste graciosos los ojos del que tanto aborrecía los atavíos largos y la boca tapada por respeto. ¿Por qué tendré que decir más?. Entiende bien las alusiones para ver soluciones. 
Hoy en día no dejas de hacer en espíritu las mismas cosas, porque los pacientes y quienes se humillan alcanzan el reino celestial y allí les dan la victoria contra sus enemigos, y estorban a muchos elementos con el fuego del infierno, pero tú, haces callar a muchos tentados en blasfemar a quien los castigaba, y por no humillarse ellos al buen consejero; sus almas, (que tanto amaban), se hicieron tan duras cuáles lapas abrumadoras que no se dejan cortar, y se derrochó su cabeza con las banalidades del mundo soberbio, ¡ese que se esfuerza por impedirnos todo bien!, y lo hace todo muy agradable y bonito, para que los ojos del fantasioso, sigan puestos sobre los innumerables elementos que no tienen ningún tipo de aprovechamiento, y de esa forma, no hacerles crecer ni ponerlos en sublime estado de graciosa espiritualidad. ¿Quien puede hacer que crezcan con humildad, y crezcan en el más allá con gloria?. ¿Acaso se olvidaban, de que no somos de éste mundo?.
De momento, tienes que vivir en la carne con limpieza para dar ejemplo, pues el que aborrece el infierno, hasta el pensamiento ha de depurar para no contaminar al corazón, sabiendo que después,  desechamos toda la inmundicia. 
Si los torpes pensamientos, nos hacen creer que ya consentimos, bien podemos preguntarnos si acometemos vicios en contra de la purificación; y si observas que no, (según el dictado de la conciencia), es una señal clara de que no fue nada del pasado, sinó un truco que nos quiso hacer el maligno; el cual, estará más confundido si le certificamos que hemos de ganar sin abandonar, aunque le pese lo que le pese el lugar que ya perdió, y que le lloverán sobre él todas sus arterías. Si lo permite la justicia divina, el hacerse merecedor del poco amor que le tienes, y no rehúye luego tú voluntad, que tampoco se quiere apartar del pecado que le representa.. debes ponerte en razón contigo mismo y decir: ¿Por qué dudas todavía de lo que en muchos años antes estaba determinado?, ¿quieres volver a las cebollas de Egipto, que no se comen sin lágrimas de remordimiento?, ¿tan poco amor le tienes a Allah y a la limpieza, que lo dejarías todo por éste mundo de fango?, ¿qué fueron de tus buenos propósitos pasados, donde decías que nunca jamás volverías de tomar el camino del impío?, ¿quieres perder tus trabajos, dejando de estar bien con Allah por el presente?, ¿qué más tienes en tú alma escondido?. Si miras bien lo puedes ver, ¿cómo osarás volverte contra la divina Presencia y no perecer delante de Su bendita justicia?, si te apartas, ¿no sabes que el maligno está deseoso de tu perdición?, ¿que está esperando el fin de tu daño?, para así regodearse por sus engaños, ¿qué es de la compañía de los siervos de Allah?, ¿qué, de la gloria del paraíso?, ¿qué, de los Shaykhs a los que te has encomendado?, ¿qué, de tus devociones y servicios?, ¿qué, del consejo de tus mayores?, ¿qué, de las promesas que hiciste y juraste?, ¿qué, de cumplir con los mandamientos?, ¿qué, de los buenos deseos con que pasaste por la mezquita para hacer oración?, ¿qué, de perdonar lo pasado?, ¿qué, de los esfuerzos pasados con que has vencido semejantes encuentros?, ¿quieres ahora tirarlo todo en un pozo y perderlo?. Si te hubiesen contado cómo es el abismo, ¿osarías pecar?, ¿menospreciarías un leve dolor de cabeza por el falso deleite que te han ofrecido?. Pues qué escogerías, ¿por qué anhelas ser un loco y dar contigo en el infierno para siempre?. Deja ya tú obsoleta bestialidad; y busca el camino cierto, ¡no ves que vas a ser compañero de ángeles y  ciudadano del paraíso!, donde sólo acogen a personas señaladas; toma pues el corazón de hombre; no te dejes caer en el vitriolo, pues has de subir; ten vergüenza para ser vencido donde hay tantos vencedores; obra en virtud y con humildad, que Él transformará en nada a tus enemigos. Estas y otras preguntas se puede hacer aquel que no está tan firme en el amor y que claramente conoce el aborrecimiento del pecado; y creerme, que si las usas, y aunque el maligno te lleve por vencido, recibirás tanto ánimo para que vuelvas sobre la mesa de la Divinidad.
El maligno aprovecha los desórdenes para generar dudas estúpidas. Aunque Él tiene todo ordenado para mayor bien, porque la mayor batalla, siempre se ordena para una mayor victoria. Apenas creerás lo que sufren los apasionados por el mundo.. aquellas personas que están apegadas a lo material, y que cuanto más trabajan por aparejarse al bien, para llegar más puramente y con más fervor a Allah.. entonces son más tentados y tienen las pruebas más difíciles.. y cuando ellos más se guardan, más son agraviados; y lo que induce a la admiración, es que estas tentaciones no vienen con un sinfín de pensamientos, ni se acuerdan de cosas lujuriosas, pues antes está el alma de ellos puesta en las cosas espirituales; y acaece que, inclinándose la memoria a cualquier vanidad, se amansa el ansia, pero se olvidan de lo espitual, aunque no tenga tanta fatiga. De éstos han venido a servidor algunos, que después de muchas preguntas, y examinando todo bien, y después de haberse comunicado con personas sabias, que saben y conocen muchas de las estratagemas del maligno, se dejan influenciar por ciertas conjeturas exteriores, estando la voluntad y el entendimiento muy ocupados y atentos al mundo y dejan todo lo del hombre interior; en tanto y de manera que no puede renegar de la fantasía de ellos, y no avanzan en el camino, no dan el paso para obrar en bien e introducirse en la Verdad. Pues sabemos, que lo que no actúa exteriormente no puede mover nada lo de dentro, porque tiene una gran tentación en la carne. Por otra parte, recibe del maligno corrupto la propuesta ficticia, que es la parte inferior del hombre; y desecha la confianza en la Divinidad y en su poderosa mano que lo remedia todo. 
Así, los hijos de Israel demandaron con ahínco la bendición, pero querían abstenerse de las pruebas del amor y se dieron a lo que enjuga en ellos todo lo feo y deleznable. Lo que no deja de ser miedo, prevenirse ante cualquier tentación, pues no se puede creer que se ama realmente sin llevar las pruebas selectivas de obligación; cuando el amor nunca es un impedimento, y ni la dificultad puede desecharse, pues en la dificultad se fortalece la fe y tiene más fuerzas para salir adelante en lo que quiere. A veces, una oración, alcanza salud para aquel que es atormentado por el maligno; y de ésta manera, cuando tú sientas que tu carne padece lo que no debe, nunca te apartes de Allah; entonces has de rezar con más fervor detrás de los que poseen el interior poderoso, que Él alabará tu esfuerzo, aunque luego no te responda según tu deseo, pues siempre hace Su Voluntad. 
Para asegurar tu conciencia, debes notar, que hay mucha diferencia entre el sentimiento y el consentimiento; lo cual, si conociésemos claramente la información, tendríamos gran seguridad, y ningún miedo estimularía nuestra visión de los eventos, ya que sólo nos quedaría esperar aquello que con nosotros suceda y así, conoceríamos que ningún pecado hay en sentir cualquier cosa del mundo, por malas que sean, siempre que no las consientas o las aceptes agradándote en ellas. Pero, como no podemos enteramente hacer esta distinción, queda un temor de culpa, donde muchas veces, hay merecimiento y es la causa por la que no sabemos distinguir ésto, y es por la conveniencia que hay entre los disfrutes y nuestra carne; pero, si el libre juicio del hombre, no fusiona estos conceptos, y no toma determinado agrado en ello, (dando todo por bueno), éste libre albedrío no implica ningún pecado; porque el pecado no está en lo primero, sinó en lo segundo, en que la razón se aparta de Allah por disfrutar en el fango; aunque.. como no pasemos por algunos pasos estrechos,  (que a veces pasan), ni podamos discernir las cosas tal y como acaecieron, nos quedamos temblando sin saber a qué temer. Lo que muchos dicen en éste caso, es que, el hombre no sabe determinar si consintió al sentimiento corporal o fue al espiritual que pasó por él, y se determina que no consintió, aunque emplea los favores del culpable. Si no consintió pero lo duda; y si consintiera, ninguno lo sabrá mejor que él; y si él no lo sabe, es señal de que no hubo nada, sinó que el sentimiento piensa que fue un consentimiento. Podríamos decirle también al que duda, que si consintió sin mirar y si consiente ahora mirando, (y si ahora no consiente), tampoco lo debería haber consentido anteriormente. 
He querido hacer aquí una mención para el sosiego de la conciencia, aunque en otro artículo lo haya tocado en parte, para mostrar: que sobre éste cimiento se ha de recoger el alma, y que sin éste sosiego, no se hará ninguna cuestión que resista.. más que acontecer aquello a lo que haya sido enseñado, y por supuesto, siempre con el permiso de Allah ta'ala que es quién Prevalece por encima de todo. 

Assalamo aleikum. 

PD. Shaykh Ahmad Salah As Sufi. 

Material de reflexión