jueves, 25 de marzo de 2021

PRUEBAS

Si la metafísica se pudiera enseñar a todo el mundo, hoy día, los ateos serían parte de la historia.

El buscador que va en busca de respuestas espirituales hoy en día, por lo general, busca más que sólo detalles. Por supuesto que le gustaría saber cómo es Allah y qué le pide. Incluso puede sentir curiosidad por saber cómo surgió el mundo o, quizás lo que es más importante, cómo terminará. Pero antes de todo ésto, antes de que pueda comenzar a asimilar los detalles, el investigador necesita una confirmación inicial de que existe un Ser Superior en primer lugar. Quiere estar seguro de que Allah existe. Algunos hombres siempre han aspirado a ésta certeza, deseando verificar más allá de toda sombra de duda lo que no ven y, sin embargo, creen. Pero esa aspiración, en tiempos pasados, ​​estaba más o menos confinada para unos pocos (y hoy) se ha convertido en una cada vez más tierna, aunque seria vida religiosa. Es de gran importancia para todos los que promueven el escepticismo, el agnosticismo y el ateísmo, (y de lo que todos nos hemos dado cuenta), en un nivel u otro, el de que aceptar una doctrina sobre la autoridad es sólo el comienzo del viaje espiritual hacia la Verdad. 

Como señalé anteriormente, una respuesta adecuada a la pregunta que ha formulado deberá, ser por lo tanto, lo suficientemente amplia como para abarcar tanto una defensa de la legitimidad misma de la vida espiritual, en un aspecto, como en un consejo práctico sobre cómo realizar la totalidad de la vida espiritual con los frutos de esa vida, en el otro. En términos epistemológicos, la defensa de la doctrina; la dogmática o la exposición de la doctrina; la ética o la aplicación de la alquimia ascética o mística que conduzca a la verificación de la doctrina. En éste punto, me gustaría centrarme brevemente en la defensa, en lo que podríamos llamar la forma esotérica, (interior).. Sin embargo, el último diseño para dejar ésto claro, sería ir a buscar argumentos discursivos de un metafísico o esperar encontrar fórmulas lógicas para tratar con los escépticos, ya sea dentro o alrededor de usted. Nuestro camino será de indicaciones y señalamientos. Si miran dentro de lo que ven, lo más importante es la visión.
Al comienzo de éste artículo decía: "Si la metafísica se pudiera enseñar a todo el mundo".. pero la metafísica no se puede enseñar a todos". "Es de todos". Sin embargo, es importante no dar una impresión equivocada o provocar nuevamente una acusación de elitista. Ciertamente, no quiero desanimar a nadie con lo que implica, que sólo los que estudian deben seguir éste camino. Si la metafísica no se puede enseñar a todos, a menudo se trata menos de una cuestión de habilidad o capacidad intelectual que de una voluntad de aprender. Sin duda, como con cualquier enseñanza sobre cualquier tema, se necesita una cierta inteligencia y, sin embargo, lo más importante en éste caso -lo más indispensable- es el asombro de la pureza infantil y la contemplación, no por la mera rapidez mental o la memoria de los hechos, de comprender quien, en virtud de éste deseo, ya que en algunos ha de comprenderse en virtud de lo entendido. Por otra parte, tal medida sin ninguna "prueba práctica" no es de utilidad crucial para quien, en el fondo de su corazón, no quiere cambiar su posición, y cuya filosofía propia simplemente expresa éste deseo. "El hecho de que estés buscando sinceramente no garantiza que encuentres", mientras que tu mente tiene el poder de aceptarla racionalmente, es una excelente señal de que tu corazón podrá discernir lo que necesita. Tengan la seguridad en todo caso de que "hay demostraciones que, se comprendan o no, son suficientes en sí mismas y de hecho constituyen pilares fundamentales en la doctrina". Estas demostraciones o pruebas son de dos clases. Una se relaciona con el mundo y la otra con nosotros mismos, una con el objeto conocido y la otra con el sujeto cognoscente. La primera es sugerente, mientras que la segunda es decisiva. 

Los objetos del mundo que nos rodea "prueban", o más bien "manifiestan", la Realidad Divina de varias maneras. Lo hacen en primer lugar a través de su misma existencia. Después de todo, "existir no es poca cosa", y "la prueba es que ningún hombre puede extraer de la nada una sola mota de polvo". Es sólo nuestra familiaridad con las cosas lo que podría habernos embotado al hecho absolutamente estupendo de que algo no es nada, sea lo que sea y por trivial que parezca. Mirar de nuevo el milagro de la existencia es ver que el halo entre la nada y el menor de los objetos es absoluto, y en último análisis, éste absolutismo es el de Allah.

Donde la existencia, como tal diversidad y extensión de las cosas a través del espacio y el tiempo, son signos de la infinitud o plenitud de Allah (el Absoluto), así el más no puede venir del menos, es por eso debe haber un Infinito. La misma fecundidad y variedad de criaturas no puede explicarse reduciéndolas a sus partes o contenidos. Deben explicarse únicamente por referencia a un Principio ilimitado que los contiene eternamente. El espacio, el tiempo, la forma, el número, la sustancia y las otras categorías universales "o condiciones de existencia, junto con los ilimitados" modos de expansión o extensión "por los cuales las cosas se despliegan dentro de estas condiciones"; son tantas puertas abiertas hacia la infinitud, y de ahí la inmanencia de lo Divino.

Si la existencia apunta al Absoluto y la diversidad al Infinito, las cualidades, capacidades y facultades específicas de las criaturas apuntan hacia la Perfección, el Bien y la Belleza espiritual en la vida. Como vemos, cosas como los colores, las formas, las texturas y los tonos, tanto en sí mismos individualmente como en su diferencia y jerarquización, no serían capaces de transmitir el significado que tienen si fueran sólo arreglos, si no hubiera significado o bondad a partir de los cuales podría servir de prestado. En relación con éste mismo punto, conviene mencionar también "los fenómenos privativos", es decir, cosas defectuosas, feas, desproporcionadas o incluso maléficas de una u otra forma. Son pruebas, paradojas y contrarios, de la misma perfección, ya que la ausencia de un bien prueba o indica la posibilidad de la presencia de ese bien. Nuestro alcance de reconocimiento de que algo es malo implica nuestro conocimiento de lo que es bueno y, al mismo tiempo, puede reforzar e incluso profundizar en ese conocimiento. 

El hecho y los rasgos del mundo son prueba más que suficiente de Allah para el hombre contemplativo sensible al aspecto cualitativo de las cosas. El escéptico exigirá algo más fuerte y para esa operación debe haber un Superior. Pero esto sólo lo comprenderá el hombre que esté dispuesto a reflexionar sobre el acto mismo de su conocimiento: no por una vaga generalidad filosófica, sinó en éste acto, su acto en éste momento. Confío en que hayan empezando a ver por qué la doctrina debe ir de la mano con el místico. La comprensión metafísica no tiene sentido sin disciplina espiritual. El uso adecuado de la inteligencia en éste dominio requiere de una voluntad de concentración.
Simplemente debemos mantener la atención fija en sí mismo, y no en algún tema, idea o argumento, incluso el argumento que uno está haciendo en éste mismo momento. El esotérico debe parecerse a un luchador que ajusta constantemente su agarre a medida que la atención cambia y se distrae. Y debe estar preparado para el hecho, de que en nuestros días, no se teme la contradicción inherente al cuestionamiento del sujeto, del conocedor, en su aspecto intrínseco e insustituible; la inteligencia como tal se cuestiona, y es incluso 'examinado', sin preguntarse 'quién' lo examina. Al insistir como él en la relatividad y contingencia de todo conocimiento humano, el escéptico está constantemente a favor de obtener, o descuidar, el sujeto vivo del instante presente, sustituyendo en cambio su recuerdo de quién era hace un segundo, y éste recuerdo.. por supuesto, no es intrínseco ni insustituible. No es el conocedor mismo, sinó lo que dice el escéptico o el relativista: un poco de finitud condicionada. Desatendio el que ahora sabe, y por eso sonríe cuando le decimos que "la subjetividad es extraordinaria, única y comprensiva en el hombre y que sólo puede explicarse con un absoluto y profundo reconocimiento que proyecta en la causualidad, es decir, sólo por Él está convencido de lo que debemos ser".

Curiosamente, la incomprensión, la falta de atención y la autocontradicción que  describo son como una prueba más y final del "fenómeno teofánico de la conciencia", una prueba, (en otras palabras), de que Allah aparecerá a través de nuestro corazón-nexo; Quiero que pruebes la contemplación. ¿No aclarará ésto tú mente intuitiva de las demandas? ¿No es suficiente prueba de que no es una demostración al contrario de lo que constituye una certeza real?.. Piénsalo. "Si hay que examinar el nervio óptico para tener la certeza de que la visión es real, será igualmente necesario examinar lo que examina el nervio óptico, un absurdo que prueba de manera indirecta que el conocimiento de las cosas suprasensibles es intuitivo y no puede ser más que intuitivo". ¿Pasaremos de ese examen más detenido sobre ésta intuición?.

Assalamo aleikum. 

PD. Shaykh Ahmad Salah As Sufi.