domingo, 23 de mayo de 2021

VIAJANDO.

El hombre es Mi secreto y Yo soy Su secreto. El conocimiento interior de la esencia espiritual es el más secreto de Mis secretos. Sólo Yo lo deposito en el corazón de Mi buen siervo, y nadie podrá conocer su estado más que Yo.

Los maestros del Tasawwuf conocen desde hace siglos la ciencia del amor y han guiado a sus discípulos por las etapas del camino, y los han conducido desde el aislamiento del ego a las orillas más lejanas del corazón. Han desarrollado una sutileza para transformar la psique y la substancia del corazón, impulsando a los caminantes a los límites de la resistencia, para prepararlos para el Amado.
Trabajan en armonía con las energías internas y la disposición individual de cada discípulo, sosteniéndolo de forma invisible dentro de la tradición. El maestro es un soporte, porque sostiene dentro de su corazón al discípulo, exactamente del mismo modo que el maestro es sostenido por el corazón de su maestro, aunque su maestro ya no tenga una existencia física. La transmisión del sendero, la cadena superior espiritual, es un receptáculo de amor que nos contiene. Este recipiente dinámico le da al caminante la seguridad que necesita para entrar en el flama del fanâ, la extinción, que le llevará a comprender su única proximidad a Allah- la proximidad entre el alma y la fuente de su origen.

El sendero sufí está diseñado para conducir las almas a su Hogar en Allah. La mayor parte del trabajo de transformación sucede de forma oculta para los caminantes, (pero con los años), tienen lugar los cambios internos. La estructura mental, psicológica, espiritual, e incluso la estructura física del caminante, se resetean, como le mostraron a un amigo en un sueño profético en el que vio cómo su cuerpo se transformaba en un corazón humano. En el sueño el corazón era purificado volviéndose de dentro para fuera sin saltarse un sólo latido. En otro, las células de su cuerpo se transformaban en notas musicales azules y doradas, hasta que todo su cuerpo quedó compuesto de notas con estos colores. Según aquel proceso iba evolucionando, el cuerpo iba perdiendo cada vez más su forma, hasta que sólo quedó un resplandor azul y dorado.

La transformación en la estructructura interior del caminante es necesaria, si queremos ser capaces de experimentar las vibraciones del Yo, sin desequilibrar nuestra percepción. La vida espiritual es una cuestión de velocidad y movimiento. Las dimensiones internas del Yo giran a una frecuencia más alta que el plano de la materia densa, y alguien que no esté preparado podría fácilmente desequilibrarse. El caminante no sólo está expuesto a una realidad que es la nada para la mente, el abismo del no-ser divino, sinó que ésta nada es altamente dinámica. Mientras más nos acerquemos al corazón, más rápidamente girará la energía del amor. Hemos de sintonizar con estas frecuencias y desarrollar un cuerpo psíquico y físico más sutil, a través del cual estas energías puedan fluir. En otro artículo se habla también de ésta velocidad de vibración analizada.

Sin la guía de un Shaykh y la gracia de la tradición, la apertura interior del caminante podría ser demasiado repentina, su estructura interior podría no estar preparada para dichas altas energías y podrían chocar contra una estructura densa, en lugar de fluir a través de ella. El resultado podría ser un malestar físico o inestabilidad psicológica. Incluso existe el peligro de que se produzca una psicosis, si la energía del más allá choca contra una mente que todavía no ha sido entrenada convenientemente. Pero en el sendero sufí el caminante está contenido en el amor y es protegido por una cadena de amigos de Allah. Esto se describe con belleza en el sueño siguiente, en el que el maestro sostiene un abrazo con el murid caminante:
Le miró a los ojos y luego, de repente, me daba un fuerte abrazo. Tengo la cabeza recostada sobre su corazón y me siento como si estuviera descansando sobre una roca segura en medio de un mar enfurecido con olas que rompen. Al mismo tiempo, siento un vértigo infinito. Entonces mi maestro dice: "El amor es la bendición de mi maestro". Ahora vamos a reponernos. 

Durante siglos han existido caminantes que han seguido este embriagador sendero de transformación. El sendero Le pertenece porque, en palabras de Maghribî: "Quienquiera que siga Su camino camina con Sus pies". Él guía de regreso a Su luz - a quien Él desea -, y Sus amigos Le ayudan en ésta tarea. Creando un espacio en el que las energías del amor pueden influir al mundo, los que Le aman son un faro de luz que ilumina el sendero interior del corazón. Aquellos cuyos corazones resuenan con ésta frecuencia del amor son atraídos por el sendero. Algunos vienen a un grupo sufí por un tiempo, para recibir ayuda en su camino. Otros vienen y se quedan para siempre, porque encuentran un vínculo interior y una compañía espiritual que satisface una necesidad profunda.
El camino a través del sendero hacia el más allá es un hilo fino, que fácilmente pasa desapercibido o que se pierde en medio del clamor del mundo. Sin embargo, la compañía de los amigos nos sintoniza o centra de tal forma que recibimos ayuda para poder ver el hilo, para captar su inmenso significado, y permitir que nos guíe. En una ocasión, un maestro sufí le dio una piedra a un futuro discípulo, y le dijo que la llevara al mercado para que la valoraran los tenderos de los puestos. El discipulo volvió y le dijo que había sido valorada en cien piezas de oro. El Shaykh entonces le dijo que fuera con la misma piedra a otras joyerías del centro de la ciudad y que de nuevo pidiera que la valoraran. Cuando el discípulo volvió le dijo al Shaykh que los joyeros la habían valorado en más de mil piezas de oro. Entonces el Shaykh dijo: "Estos son los expertos que conocen el verdadero valor de la piedra". Los que Le aman conocen el verdadero valor de su propia conexión con Él, y ésto tiene una respuesta que resuena en la atmósfera del grupo. El corazón de aquellos que han pagado en silencio el precio del amor hablan del milagro del sendero.
El Tasawwuf (sufismo) es la sabiduría ancestral del corazón. Es como una corriente que fluye por debajo de la tierra y reaparece, ésta sabiduría está siempre presente en el mundo, a veces de forma visible, y/a veces de forma oculta. No olviden que ustedes no encuentran al maestro, sinó que es el maestro quien les encuentra a ustedes. 

Assalamo aleikum. 

PD. Shaykh Ahmad Salah As Sufi.