martes, 27 de julio de 2021

LA INVOCACIÓN DEL CORAZÓN.

LA INVOCACIÓN DEL CORAZÓN.

Cuando se afirma que un ser sigue la vía de una determinada latîfa, esto quiere decir que el «flujo espiritual divino» (al-fayd al-ilâhî) es principalmente operativo en la latîfa en cuestión y no en otra, ya que ella representa el Aspecto divino que para aquel ser es legado de modo particular y predominante. La gracia divina emanada (fayd) es la "energía facilitada" que los sufíes utilizan para conectar con el microcosmos humano a través de las lata'if con otras partes del macrocosmos durante el viaje espiritual. Las diferentes lata'if deben ser sometidas a un tratamiento de «refinación» (tahdhîb) que se obtiene por medio de la repetición mental del Nombre divino en la parte del cuerpo correspondiente, que no cesará hasta que cada latîfa no haya sido pulida y no haya recuperado su propia brillantez original. En este punto se dice que las lata'if vuelan hacia el Mundo del Mandato ascendiendo por una vía luminosa y vienen a reestablecerse en su sede primigenia. Después de esto, el dhikr silencioso debe efectuarse con la latifa de la mente (nafs), situada en medio de la frente, y finalmente con la del receptáculo corpóreo (qâlab), "desde los cabellos de la cabeza a las uñas de los pies, hasta que cada cabello, cada vena y cada tendón hayan alabado mentalmente (bi sam'-i khayâl) el Nombre bendito de Allah". Este estado en el que todo el cuerpo está impregnado del Nombre divino viene definido como "el rey de la invocación" (al sultân-i dhikr). El grado del dhikr-i sultâni coincide con la "aniquilación" del cuerpo, del material tosco (fanâ'-i jasadi) y la aparición del cuerpo sutil (jism latif). El alumno ha creado un vehículo luminoso, un cuerpo sutil de luz con el cual viajar hacia Allah. El hombre común no llega a percibir la luminosidad de estos centros, pero una vez discernidos, en el plano individual en cierta manera se oscurecen y pierden su luz originaria. Pero a medida que las lata'if vienen a "despertar" en el curso de la práctica, recuperan su luminosidad propia y pueden ser percibidas con sus colores respectivos.

Hasta aquí la invocación que se viene utilizando es la del «Nombre de la Pura Esencia» (dhikr-i ism-i dhât-i pak), esto es, la palabra Allah; después se emplea otra oración, llamada "invocación de la negación y de la afirmación" (dhikr-i nafi wa-ithbat), es decir, la frase lâ ilâha illâ-Llâh. Las modalidades de esta segunda invocación son más bien complejas, y a diferencia de la primera, comportan también una serie de normas relativas a la retención de la respiración (habs-i nafas), que ya hemos explicado en otro artículo.  En un dhikr de tres fases, el primer movimiento (darb) consiste en hacer ascender la negación "LA" desde debajo del ombligo hasta el centro de la frente (la sede del nafs). El segundo movimiento estriba en hacer descender la palabra "ILÂHA" del centro de la frente al hombro derecho. El tercer y último movimiento radica en pronunciar con ímpetu la frase "ILLÂ-LLÂH" poniendo la mano derecha sobre el corazón. Una condición muy importante es la de mantener una concentración absoluta y meditar sobre el significado profundo de la palabra que se va a pronunciar mentalmente. La parte negativa de la frase (lâ ilâha), [principalmente la partícula lâ en su trayecto del ombligo al cerebro], tiene el sentido de tirar de las vísceras y extinguir la naturaleza humana (bashariyya), mientras que la parte positiva (illâ-Llâh), [sirve para afirmar y mantener en el corazón], es decir, en el centro del ser, la Presencia divina: las dos fases están por consiguiente en relación respectivamente con la extinción (fana) y la permanencia (baqa). El resultado final de este dhikr debe ser por lo tanto el de superar la contingencia individual y el de permitir al ser adentrarse en el dominio de lo universal, (percibido no ya a través de sus reflejos en el mundo corpóreo y psíquico), sinó cultivado intuitivamente y por medio de la visión directa. Es como el código de barras de una entrada, un ticketmaster.

En la obra de Ahmad Sirhindî la concepción y grados de los órganos sutiles (lata'if) es similar a la de al-Simnan. El viajero que sigue la vía, el iniciado (murid) en una latîfa superior y bajo el control de un determinado profeta, posee también los grados de santidad (walâya) de los inferiores: de tal modo que el ser "de tendencia muhammadiana" (muhammadî-l mashrab), es aquel que sigue la vía de la latîfa akhfà, y posee los cinco grados de santidad; puesto que la santidad propia de Muhammad (walâyat-i khâssat-i muhammadiyya), como "Sello de los Profetas" (Corán, 33:40) sintetiza y comprende en sí la santidad característica de todos los otros profetas.

Aunque los muhaddidíes se ponen de acuerdo para las correspondencias entre los profetas y las lata'if individuales, cada shaykh adscribe diferentes colores a cada uno de los centros sutiles. Las únicas constantes son los colores mismos: rojo, amarillo, verde, negro, blanco y azul. A diferencia de los métodos espirituales de otras órdenes, en la psicofisiología sutil de Sirhindî la visualización de las luces coloreadas no es esencial para los fines a realizar. Las más significativas son las correspondencias estables entre cada una de las cinco lata'if y los diferentes profetas; es decir, las cinco contemplaciones de las fuentes proféticas (murâqabâh-i mashârib), también llamadas las contemplaciones de los cinco centros sutiles (murâqabâh-i lata'if-i khamsa). De ahora en adelante, el itinerario espiritual (suluk) prosigue sin el soporte del dhikr, basándose exclusivamente en una serie de meditaciones contemplativas (murâqabâh) que atañen a diferentes realidades metafísicas, jerárquicamente ordenadas en niveles o esferas sucesivas -de la contemplación de la proximidad (aqrabiyya) a la contemplación de lo Indeterminado (lâ ta'ayyun)-, hasta que el discípulo alcanza el estadio de lo Absoluto (hadrat-i itlâq) del cuerpo sutil y que posteriormente fue adaptada por Muhammad Dhawqî. En el sistema muhaddidín se contemplan siete lata'if, seis lata'if (y cuatro elementos), o diez lata'if, más cinco en el Mundo de la Creación (los cuatro elementos y el nafs) y cinco en el Mundo del Mandato. Los sufíes definen la muraqabah o vigilancia contemplativa como el "esperar que las lata'if atraigan la energía divina". Las diferentes interpretaciones de la localización y el color de las sustancias sutiles, (por parte de otras órdenes), no es afirmativo ni siquiera debe ser considerado significativo: "Algunos dicen que los cinco centros sutiles del Mundo del Mandato divino no están en el cuerpo sinó fuera de él; ninguno de ellos ni está conectado con él ni está separado de él". Los centros sutiles envuelven el cuerpo entero [...] su apariencia estriba en las diferentes capacidades de aquellos que viajan en la vía. Por lo tanto, para hacerlo fácil a aquellos que viajan en la vía algunos shaykhs establecieron que el qalb está debajo del pecho izquierdo, el ruh debajo del pecho derecho, el sirr está por encima del qalb a una distancia de cuatro dedos de ancho hacia el centro del pecho [...] el khafi está por encima del ruh a una distancia de cuatro dedos de ancho, el akhfà está en el centro del pecho [...] y el nafs está en el cerebro. 
Ver los artículos:  
•LAS LATAIF-E-SITTAH  (LATIFAS) Y SUS EFECTOS. (Primera y segunda parte).  •MURAQABAH. 
•AN-NUR (La Luz). 
•LA LETRA DÉCIMA. 
•LA ILAHA ILLALLAH MUHAMMADUN RASULULLAH.
•LOS BENEFICIOS DEL DHIKR. 
•HADICES SOBRE EL DHIKR. 
•ALLAH HA DIGNIFICADO EL DHIKR DE MUHAMMAD (S.A.W.S).
•LA TRANSFORMACIÓN PSICOLÓGICA DEL DHIKR. 
•EL NEXO.

Assalamo aleikum. 

PD. Shaykh Ahmad Salah As Sufi.