domingo, 1 de agosto de 2021

EL ALIENTO


EL ALIENTO.

La respiración es la amplitud del corazón debido a la (presencia) suavidad (cosas) de lo invisible. El dueño de la respiración es más suave y claro que el dueño original. Es como si el dueño (o la persona que lo experimenta) el tiempo fuera un principiante, el dueño de la respiración es el final, mientras que el que está en el medio es el dueño del comienzo. Es decir, el comienzo es el intermediario, la respiración es el final del ascenso y el tiempo pertenece al dueño del corazón. Ahwal pertenece al dueño del espíritu y el aliento pertenece al experto secreto. Los sufíes dicen: "Lo más importante en la adoración es contar las respiraciones (respiraciones) con Allah".

También dicen: "Allah creó el corazón y lo convirtió en una mina de ma'rifat; creó los secretos detrás de él; y lo convirtió en un lugar de estado para el monoteísmo. Con cada respiración que ocurre (por la ausencia de la guía ma'rifat y las señales monoteístas) es la extensión del peligro, y entonces el dueño es un cadáver que debe de rendir cuentas.

Abu Ali Ad-Daqaq, (que Allah tenga misericordia de él), dijo: "Un ma'rifat de su aliento no está sujeto a él porque no hay espacio fluyendo con él. Un amante (Allah) debe tener un aliento (su aliento es sumiso).. Sinó, seguramente estaría destruido". 

Con la vocalización, (según al-Qushaîri), significa el descanso de los corazones a través de las Sutilezas ocultas.

El señor de los Anfâs tiene un rango superior que el señor de los estados y que el señor del tiempo (momento), es como si el señor del tiempo fuera el principiante, mientras que el señor del Anfâs es el que finaliza, y el señor de los estados es aquel que está en medio de ambos.

Los tiempos son para los señores de los corazones, los estados para los señores de los espíritus, y los Anfâs son para la gente de los Secretos.

Yo digo: an-nafâs es más sutil que el tiempo (momento), esto último consiste en evitar la pérdida del tiempo, y es propio de los ascetas y los que se dedican a la 'ibada; la preservación de los Anfâs es de los Gnósticos, aquellos que han llegado; y el empleo o uso de los estados es para los murides (alumnos en el camino espiritual).

Lo que se quiere decir con "preservación del tiempo", es la presencia del corazón en él (tiempo), y con "preservación del nafâs", presencia del Secreto en la contemplación de lo Real.

Se ha dicho: a Fulano se le han vuelto agradables sus tiempos (sus instantes) cuando ha encontrado dulzura en su trato con Él gracias a la presencia de su corazón; y/a Fulano le ha vuelto agrabable sus Anfâs cuando ha depurado su bebida en la fuente del Tawhid de todas las turbiedades de las contingencias.

Su definición en cuanto al nafâs es: "descanso de los corazones", es decir, la salida de los mismos del esfuerzo, de la vigilancia, y de la Muraqabah permanente, hacia el descanso de la Contemplación, cuando aparecen para él las Sutilezas de los Secretos de la Unidad, y la explanada de la Contemplación.

Al-Qushaîri ha dicho: "Han dicho, la 'ibada más meritoria, es la preservación de los Anfâs, es decir, una reflexión y meditación permanente, tal como dijo el poeta: El mejor de los caminos es una embriaguez permanente. Y el más completo de los deseos es la unión sin interrupción. 

Cuando el Gnóstico ensancha su conocimiento, se le hace fácil la preservación de su Anfâs, por la facilidad de su concentración y el afianzamiento de su contemplación, a diferencia del amante, que debido a la debilidad de su estado no puede tener concentración permanente a Su servicio. En la medida de la facilidad con la que se establezca en esa medida se extingue en ella (en la concentración), disminuyendo con ello sus cualidades humanas, y por eso dijo el Profeta (s.a.w.s.), "Descansad vuestros corazones con algo de aquello que es lícito".

(Nafâs). Aliento o instante. Nafâs es el momento indivisible en el que todo lo existente en el cosmos experimenta una nueva creación. La energía espiritual (barakah) del Camino Sufi se transmite con la respiración del Murshid. Es solo a través de la recepción del bay'at, (el Juramento de Iniciación), cara a cara del Murshid, que el poder total de este Aliento Divino puede comenzar a trabajar dentro del murid. El Murshid, que él mismo ha recibido esta transmisión del aliento de su propio Murshid, pasa el aliento a sus murides. La contemplación de su propio aliento puede llevar al murid al conocimiento de "la renovación de la creación en cada instante".
El fin último del conocimiento debe ser la autotransformación, o como dice Rumi: “El conocimiento que afecta al cuerpo es como una serpiente y el conocimiento que afecta al corazón es como un amigo desinteresado”. El primer y principal objetivo del conocimiento debe ser la auto-introspección: preguntarse quién gobierna cada aliento de mi vida y de quién soy la creación. Esta introspección requiere un cierto nivel de madurez. Sin embargo, este aliento de vida sigue siendo solo el de nuestra respiración. Para que el hombre pueda vivir una vida en plenitud necesita de un segundo aliento. Es el Ruah, (el aliento de Allah), el Espíritu de Allah. Este aliento se le concede a los que abren el corazón para degustar las cosas de Allah. Cada creyente, cada ser que busca a Allah, recibe su parte del Espíritu, esa fuerza que nos hace más llenos, más vivos, más conscientes de todo lo que sucede en nosotros y en nuestro entorno.

Nuestro conocimiento no sirve de nada si no trae un cambio profundo dentro de nosotros. Si no es así, entonces es mejor ser ignorante que mal enseñado. El conocimiento debe impulsarnos a desarrollar una pasión por la comprensión. 
El conocimiento sin comprensión es como un intento de llegar al abismo. El verdadero conocimiento, junto con la sabiduría, lleva a una persona de las tinieblas a la luz. Con esa luz, puede ver la salida de la oscura guarida de su vida. Es el conocimiento lo que hace a una persona perfecta y le da libertad.
El verdadero conocimiento es cualitativo, porque la calidad de la comprensión es mucho mejor que la cantidad de información. 

Al-Ghalli dijo: Es imposible que algo aparezca en el mundo que no tenga una base en la naturaleza divina.

Assalamo aleikum. 

PD. Shaykh Ahmad Salah As Sufi.