viernes, 12 de noviembre de 2021

LA ESENCIA ILUSTRA. (Reflexiones).

   LA ESENCIA ILUSTRA. (Reflexiones).
Aunque debería decir, la esencia es ilustrada, por aquello de la iluminación, ya que toda luz muestra su rango lux/ lumen.

Hemos dicho en otro artículo, que los lataifs funcionan, (por así decirlo), como puertas de entrada a universos enteros, a varias dimensiones de la esencia. Cada uno de ellos le permite entrar en un dominio que está caracterizado por muchos aspectos esenciales. Por ejemplo: la latifa amarilla conduce a los aspectos esenciales de placer, satisfacción, realización y diversas formas de amor.. fíjate así, como la esencia tiene varios aspectos, y todos son diferentes entre sí.. pero todos son esencia, todos son sustanciales, pero difieren en sus funciones, en sus efectos sobre la personalidad y en cómo los experimenta cada individuo. Es como si fueran órganos diferentes de un mismo organismo, y éste organismo es el propio ser. Todos son necesarios (y el ser) estaría incompleto si faltase uno de ellos.
Además, estos aspectos son absolutos. Lo son en el sentido en que no pueden rastrearse hasta otra cosa o analizarse en componentes más simples. El amor es amor y solamente amor. No es voluntad. La voluntad es sólo voluntad, aunque sea esencia de la misma manera que lo es el amor. Estos aspectos absolutos de la esencia nos recuerdan las formas de antiguas ideas. Sócrates, por ejemplo, sabía que estas formas absolutas de la esencia humana se encuentran dentro de nosotros. Pensó que estas formas pueden recordarse pero no entenderse a través de la inferencia o de la experiencia. Es una idea profunda que Sócrates conocía, aunque no poseía toda la información sobre la personalidad que tenemos hoy.
Ahora podemos entender dinámicamente y psicológicamente su idea sobre los estados esenciales.

Os sonará, (de otro artículo), de que un hueco es llenado por el sector de la personalidad asociado con su aspecto esencial. Observamos también que, en esta área de la personalidad se registran recuerdos inconscientes de experiencias y situaciones que llevaron a la pérdida de la esencia, así como los de las emociones asociadas con ellos. De hecho, éste sector de la personalidad también conserva el recuerdo del mismo aspecto esencial perdido y, por tanto, está íntimamente ligado a él. Precisamente porque el recuerdo de la esencia perdida se encuentra en las mismas raíces de la personalidad, y es objeto de una intensa represión. Hacerlo consciente sería tener que afrontar las dolorosas situaciones que provocaron su represión.

Es posible conocer los aspectos esenciales, o las formas absolutas y experimentarlos conscientemente. Sin embargo, hemos demostrado que tienen que ser dos.. "preceptor y educandus" para llegar a su conocimiento; aprendiéndolos de esa persona, como puedes aprender matemáticas yendo a la escuela. Los límites de éste estudio-ejercicio-trabajo.. para nuestros propósitos, son que necesitamos mencionar que la esencia no es una experiencia accesible para la mente lógica. Es una experiencia que no se puede transmitir a través de la mente. La mayoría de los maestros, de hecho, argumentan enfáticamente que la esencia está dentro del individuo, y que el maestro solo puede señalarla o que, en el mejor de los casos, solo puede encender la llama interior del alumno con la suya propia.. vela enciende vela. Pero la llama es nuestra, y solo podemos conocerla por la experiencia directa, cuando tenemos el contacto (nexo) dentro de nosotros.

Que el recuerdo de la esencia perdida se encuentra en algún lugar del inconsciente de la personalidad.. es evidente por los comportamientos, sueños y esperanzas de esta. En cuanto a la esencia fusionada, ya lo hemos visto en el artículo correspondiente, en que el deseo de la personalidad era ver disolverse sus límites y fusionarse totalmente. Y también reconocemos éste movimiento hacia la esencia fusional en el deseo de intimidad, y el deseo de comunicarse, sólo por mencionar alguno.
Un teórico podría objetar esta afirmación, diciendo que lo que el individuo recuerda no es el amor fusional de la esencia, sinó una relación simbiótica con la madre. Cierto es, que la persona recuerda la relación simbiótica, la unidad, pero esto no explica todos los hechos. No explica las expresiones y fantasías, muchas de las cuales no conciernen a la madre, que a menudo se asocian con la experiencia profunda de éste deseo. No explica por qué muchos piensan que este contacto deseado es dulce, y que tiene la capacidad de derretirse y que emite una luz dorada, y todas las características de la esencia fusional. No explica por qué, cuando experimentan este deseo simbiótico, algunos tienen la fantasía de entrar en un vientre dorado, mezquita dorada, campo floreciente o ahogarse en un lago dorado.
Por el momento, basta con dejar claro que la personalidad conserva, aunque sea inconscientemente, la memoria de la esencia y sus aspectos.

La personalidad no solo retiene la memoria de los aspectos esenciales, sinó que de hecho, utiliza estos recuerdos inconscientes para intentar llenar sus huecos, utilizando o recurriendo a la fantasía de llenarlos desde el exterior. El resultado final es que los distintos sectores de la personalidad acaban sustituyendo los aspectos esenciales y
actuando en su lugar. Los empleados de la fábrica después de un tiempo terminan por comportarse como si fueran ellos los dueños. Todos los sectores de la personalidad, todas sus características, son reemplazados por aspectos esenciales. La personalidad, de hecho, es casi exacta a la esencia, pero es una falsa ilusión. Está construido, es una reacción, es un resultado, no tiene la realidad de la esencia. Carece de la vitalidad, frescura, brillo y realidad de lo original.

Esta es una situación difícil y dolorosa, pero es precisamente en ella donde está la solución. Dado que todas las áreas de la personalidad son imitaciones de aspectos de la esencia, (también son), en realidad, indicadores fidedignos de esta última. Al comprenderlos, podemos recuperar los aspectos correspondientes de la esencia. En lugar de condenar la personalidad, como hacen muchos sistemas de desarrollo interno, podemos usarla como un guía fiel. La personalidad tiene la clave para resolver sus propios acertijos. Algunas de las escuelas antiguas se dieron cuenta de éste hecho y lo utilizaron en sus trabajos.
Este conocimiento es de gran ayuda para el viajero. La personalidad se ve no solo como un obstáculo, sinó también como parte de la solución. Esto provoca en el alumno una actitud de aceptación compasiva y un deseo genuino de comprender su personalidad. Y eso es exactamente lo que se necesita en el trabajo del desarrollo espiritual interior. Tomemos un ejemplo sencillo para ilustrar este punto. Consideremos una de las características arraigadas en la personalidad: la avaricia. Esta tendencia al querer más y más, sólo por el placer de atesorar sin compartir con nadie y nunca estar satisfecho, siempre ha sido reconocida y juzgada por la mayoría de los sistemas de enseñanza como uno de los peores rasgos de la personalidad. En general, la avaricia se ha considerado sólo desde un punto de vista de mezquindad, y se han hecho pocos intentos para comprenderla. Apliquemos a éste ejemplo el principio, enunciado anteriormente, según el cual cada rasgo es una característica de su personalidad, hasta que ve el hueco relacionado con ella y se dan cuenta de que desconocen la cualidad esencial del infinito. En éste punto, percibirán y se darán cuenta de la infinita riqueza que es la esencia, y la avaricia desaparecerá. Cuando decimos que la esencia tiene aspectos diferentes, no queremos decir simplemente que podemos observarla desde diferentes puntos de vista. No significa que miremos lo mismo desde diferentes ángulos y que le demos diferentes nombres a lo que vemos. En cambio, significa que la esencia se compone de diferentes aspectos, que poseen cualidades y características distintas. Entre la esencia y sus aspectos existe la misma relación que existe entre el cuerpo y sus órganos. Todos los órganos son parte del cuerpo, pero cada uno de ellos es diferente de los demás. El corazón y el cerebro no son lo mismo, y ambos son diferentes a un brazo, aunque todos ellos son parte de un mismo organismo.

Considerar la esencia en sus diversos aspectos, y ver estos aspectos como diferentes y distintos; pueden crear algunas dificultades para el alumno. Distinguir entre aspectos, darles un nombre, de alguna manera se hacen precisos. Esta especificidad puede conducir a una cierta forma de apego; la personalidad puede verse tentada a aferrarse a cualquiera de estos aspectos. El individuo puede terminar deseando seguir experimentando el mismo aspecto una y otra vez, por temor a perderlo. Puede comenzar a acumular la sustancia de los aspectos esenciales, como si fuera cualquiera de sus posesiones materiales. En otras palabras, la objetivación de aspectos puede conducir y conduce al materialismo espiritual. Este materialismo puede entonces hacerse fuerte, en lugar de débil, por el rígido control de la personalidad. Esto es lo contrario de lo que se necesita para el trabajo interior, que requiere que la personalidad aprenda el arte de la renuncia, la humildad y especialmente con respecto a sus propios apegos. De hecho, una característica fundamental de la personalidad es el apego, que es la principal causa de todo sufrimiento.

Los sistemas que son conscientes de éste peligro son generalmente muy cautelosos - de hecho, priorizan - sobre la posibilidad del materialismo espiritual. Hablan de la esencia como algo vago. Los aspectos no se mencionan y tan siquiera consideran su eventual existencia. Toda la pregunta se deja vacía, incluso se hace incognoscible.

Pero la idea de que experimentar los diferentes aspectos de la esencia e identificarlos con un nombre debe conducir necesariamente al materialismo espiritual no es del todo correcta. Es el reflejo de una cierta falta de confianza en la esencia. La afirmación de que éste es el agente de transformación, la piedra filosofal, debe entenderse en un sentido literal. La esencia es el garante catalizador del proceso de transformación interior. Es cierto que los aspectos objetivantes pueden llevar al apego y al materialismo espiritual, pero esto no es necesariamente negativo y, de hecho, también podemos verlo de forma positiva. Mientras el individuo continúe necesitando sus apegos, nada puede evitar que los tenga. Pídele que te abandone, como algunos sistemas de enseñanza hacen, sólo tendrás el resultado de reprimirlos y empujarlos aún más hacia el inconsciente, donde seguirán sobreviviendo. La personalidad, mientras la necesite, siempre seguirá encontrando objetos a los que adherirse. El mejor enfoque, es querer perseguir la verdad hasta el final, y sacar a relucir los apegos a la superficie, para que puedan ser observados, comprendidos y resueltos. Esto anima a emerger a la luz de la conciencia. Los "métodos" no evitan el materialismo espiritual. Por tanto, los apegos pueden estudiarse y entenderse como cualquier otro rasgo de la propia personalidad.
De hecho, es la esencia misma la que hace que esto suceda. Los apegos a la esencia o/a algunos de sus aspectos no pueden ignorarse, especialmente en el ámbito que nos motiva. Automáticamente se manifiestan externamente como restricciones o contracciones. La pureza de la esencia y su expansión los exponen en esta naturaleza suya. La experiencia,  libre de la esencia, es simplemente incompatible con cualquier apego que, al ser una manifestación de la personalidad, solo puede producir conflicto y sufrimiento. De hecho, cuanto más se manifiesta la esencia, más evidente es éste conflicto.

La esencia revela apegos. Surgen aspectos esenciales específicos cuyo efecto sobre el individuo es exponer estos apegos; así como otros aspectos esenciales que brindan la comprensión necesaria para renunciar a los apegos y alcanzar la libertad. En realidad, no es posible darse cuenta de los aspectos más profundos de la esencia si no se aborda y resuelve el tema del materialismo espiritual.

Vemos, por tanto, que la esencia contiene todas las medidas de protección necesarias para alcanzar la libertad interior. Es el verdadero y genuino agente de transformación. La confianza en la esencia debe ser completa. Si esta confianza total está presente, no hay experiencia de la que deba escapar. Tener esta confianza significa saber que la esencia siempre actuará de la manera más justa, inteligente y compasiva. La esencia fortalece partes de la personalidad solo para que puedan ser expuestas y comprendidas. El resultado es una libertad genuina, porque se basa en la verdad y no en el control.

Este aspecto corrige la distorsión de la imagen corporal, que es una distorsión del espacio. El vacío es la experiencia de uno mismo, de la propia esencia, en forma de espacio vacío. Es una experiencia de expansión, amplitud, apertura y ausencia de fronteras. La mente ya no está cerrada en los rígidos confines de la imagen que la personalidad tiene de sí misma. El efecto que tiene el vacío sobre la percepción es mostrar las cosas como son, sin ninguna distorsión. La experiencia de la piedra negra de la Meca, es una alusión, no es una distorsión de la realidad, porque el hueco genital no existe. Pero da una sensación--aparición del espacio que anula la posible distorsión. Algunos alumnos cibernautas entienden éste concepto. 
El vacío, en realidad, no es otra cosa que la ausencia de la personalidad y sus diversas distorsiones. La mente, entonces, está completamente vacía porque ya no contiene personalidad. Es como si el espacio interior hubiera sido vaciado, limpiado, por la personalidad y sus patrones, físicos y mentales. El individuo se siente libre, ligero, regenerado, abierto. Ve la mente tal como es, como un vacío inmaculado. Ahora ya hay espacio para algo más que el mundo de la personalidad. Antes de esta realización, la personalidad lo llenaba todo, no había lugar para la esencia.
Esta es la experiencia a la que muchos llaman la muerte del "yo".
Si el individuo se compromete a estar del lado de la verdad, éste proceso procede casi automáticamente. La esencia continúa extendiendo su territorio, reemplazando gradualmente a la personalidad, hasta recuperar todo el cuerpo. Luego llena todo el organismo. Cada célula estará impregnada y vivificada por su presencia. El organismo finalmente alcanza la plena integración. El individuo descubre lo que significa estar de verdad integrado, y no solo a un nivel físico, pero también y sobretodo al nivel de su ser interior. Se percibe a sí mismo como una presencia única, homogénea e integrada. Descubre que dentro de sí mismo no hay más barreras, que ya no está dividido internamente. La integración no es, como se cree generalmente, la armonización de las distintas partes de uno mismo. Esencialmente, debe entenderse en un sentido literal. El individuo se experimenta a sí mismo como una sola entidad homogénea, compuesta de una sola sustancia, que es la sustancia misma de la esencia. Y sabe que es Uno.
Muchos piensan que lograr la unidad, o integración, significa llegar al punto en el que las distintas partes del propio ser pueden trabajar juntas de manera armoniosa. Pero, desde el punto de vista de la esencia, tal experiencia seguiría siendo mecánica. Cuando un aspecto esencial se integra completamente y se convierte en una estación, se experimenta como una sustancia homogénea sin separaciones internas, como un líquido que todo lo impregna, no como un conjunto de partes bien integradas. El individuo se percibe a sí mismo como totalmente indiviso, sabe que es pura esencia.

A medida que nuestro compromiso con el camino del avance se fortalece, vamos comprendiendo cada vez mejor que practicar es un estilo de vida, una forma de ser. Este compromiso, esta orientación, requiere una motivación independiente de los eventos externos, que surge del deseo de la iluminación, de la acción de lo Verdadero que se manifiesta a través de nosotros como una fuerza dinámica capaz de revelarse. En algún momento, llegamos a entender que nuestra motivación debe originarse y arraigarse más allá del alma y del "yo" individual. Esto es lo que hace que nuestra motivación sea real, auténtica, cuando se expresa con interés, amor, compasión, servicio, devoción, respeto y aprecio por la verdad de la Realidad.

Hemos visto que el deseo de iluminación puede manifestarse en los centros llamados latifas o Latif, específicamente en el punto de Ibrahim, en lo que a la práctica se refiere. El impulso por la iluminación no es solo una cuestión de experiencia, sinó también de acción. Esto se manifiesta en nosotros en forma de un profundo compromiso con el camino y una actitud correcta hacia la práctica espiritual, sea cual sea. En nuestro caso el Islam. 

Desear la iluminación y tomar conciencia del dinamismo del Ser no significa automáticamente que esté practicando o que lo esté haciendo correctamente. La práctica requiere del ejercicio de todas nuestras facultades: el discernimiento, la capacidad de distinguir, la comprensión, el amor y la inteligencia, que no nacen de la nada. Deben desarrollarse, de lo contrario el impulso de la iluminación no tendrá un vehículo adecuado para su expresión. Debemos madurar, no solo porque a medida que maduramos puede despertar el deseo de iluminación, sino también, porque desarrollamos las facultades sin las cuales la práctica correcta sería imposible.
Lo mismo ocurre con la experiencia de cualquier estado. Muchos pueden experimentar la capacidad de discriminación de la guía interior como objetividad y claridad en el punto de la cabeza, pero eso no significa que siempre actúen con inteligencia o que siempre utilicen la inteligencia en su práctica. Una experiencia o un estado, no es la práctica, se vuelven así cuando se manifiestan y se expresan. La práctica requiere que se desarrollen nuestras diversas facultades, y esta es una de las razones por las que hacemos varios ejercicios con el propósito de desarrollar la conciencia, la concentración para liberar la energía, aislar la voz interna de la biblioteca parlante, liberar la iluminación de la represión, etc. Y debemos preguntarnos ¿cuál es la motivación detrás de nuestra práctica?. Entonces podemos ver ese impulso como la fuente de nuestra motivación para practicar, aprender y crecer; podemos sentirlo como la fuente de nuestro amor y deseo de liberación; podemos verlo como la fuente de nuestro compromiso y actitud hacia la práctica. Podemos atribuir al impulso de la iluminación a nuestra motivación para practicar, recorrer el camino, aspirar a la Unidad y/a la libertad.. Pero, desde la perspectiva de la realización, esta forma no puede dificultar la práctica ni impedir que el impulso de la iluminación ejerza su dinamismo.
Así, muchos se involucran, por ejemplo, en ejercicios y prácticas para liberarse del sufrimiento, el dolor y mejorar la calidad de su vida, pero ver el camino espiritual de éstas maneras traiciona la presencia del "yo". La motivación para liberarse del sufrimiento está, de hecho, centrada en el ego. Si bien es natural no querer sufrir, esta motivación interpreta el impulso a la iluminación a través del filtro del "yo" individual, y tiende a restringir la apertura a la verdad y limita la práctica. No hay nada de malo en esto si el ego persigue la verdad y la satisfacción que desea y es para sí significativa. Sin embargo, debe entenderse que la satisfacción del "yo" individual es, (en cualquier caso), una expresión limitada y optimizada por la verdad.
Mientras la motivación para practicar se centre en el ego, no puede funcionar todo de la mejor manera; por lo tanto, muchas enseñanzas sugieren las prácticas por esas razones lejos del egoísmo. Ya sea por el buen desarrollo del ideal o por el compromiso con la liberación, y no solamente de uno mismo, sino de todos los seres humanos. 

Esta escuela enseña y predica a tener compasión por los demás, aliviar los sufrimientos y llevarlos a la liberación. Dado que el deseo de ayudar a los demás no es egoísta, esta actitud refleja mejor la verdad de la realidad y el hacer que practiquen de manera más efectiva, y no solo para ellos mismos. Muchas tradiciones abrazan el servicio ofrecido a Allah o para reducir el riesgo de prácticas basadas en uno mismo que llevarían hasta la idolatría narcisista más aberrante por el posible egocentrismo de la práctica a través del amor a la verdad como tal. Para nosotros, la "verdad como tal" es muy importante, porque es una forma de evitar enfatizar demasiado en el "yo". No somos nosotros los que nos beneficiamos de la práctica, sino la verdad. Hay muchas otras motivaciones ajenas al "yo" con las que podemos acercarnos a la Realidad, pero siguen siendo aproximaciones. La práctica será limitada y el deseo de iluminación no prosperará lo suficientemente libre como para ejercer todo su poder, si andamos con remilgos sobre el ayuno o sobre las oraciones diarias, etc.

Lo que quiero decir, es que incluso los motivos no egoístas, como el amor y la compasión, están sutilmente coloreados por el "yo". El egoísmo ya no se expresa explícitamente a través de afirmaciones como "yo quiero para mí", porque ya no nos preocupamos exclusivamente por nuestro propio bienestar, sinó que también nos preocupamos por el de los demás. Pensamos: "La iluminación no es solo para mí: es para los demás también, es todo para Allah, para la Verdad". Pero el egocentrismo persiste de otras formas: "Mi motivación altruista es altruista". "He desarrollado esta motivación altruista". "Quiero liberar a todos los sensibles". "Amo la verdad por sí misma". "No trabajo para mí, sinó para los demás". "Estoy dispuesto a sacrificar todo lo que tengo en honor a la verdad", etc. etc.. ¿Quién es el que habla aquí?..

Y así empezamos a ver que cualquier motivación contiene una forma sutil e implícita de egoísmo. Mientras estemos convencidos de que la práctica necesita de una motivación, todavía no nos habremos dado cuenta por completo del impulso hacia la iluminación. Cuando tomemos conciencia de la presencia del egocentrismo, comenzamos a desarrollar una motivación no egoísta, que es mejor que la anterior, pero sigue siendo una aproximación. Esta motivación no egoísta, al ser solo una aproximación a la verdad, puede servir para mejorar la práctica, pero no para liberar completamente el poder del deseo de la iluminación.

¿Cómo se manifiesta éste deseo cuando es completamente libre?, ¿Qué tipo de motivación sentiré?, ¿Cómo experimentar la práctica?.. Todas estas preguntas las podemos comenzar a responder adoptando la perspectiva de realización, que informa no sólo de la práctica, sinó también de la motivación para hacerlo. Así, reconocemos que lo que se puede decir sobre la motivación es una aproximación a la realidad. No lo practicamos para que los demás nos vean con mucho amor por ellos: solo lo practicamos.. es suficiente. Practicamos porque ya no podemos dejar de practicar, vamos en dirección a la Realidad porque la realidad es lo que son las cosas. Compasión--Piedad: Antes de darnos cuenta, podemos practicar por amor, con Piedad por Compasión o por deseo de servicio, todos los cuales son atributos del deseo de iluminación. Intentamos seguir éste deseo, hacerlo parte de nosotros. El deseo de iluminación se libera cuando la práctica ya no depende de ninguna motivación especial: se practica sin que haya ninguna razón para hacerlo. Llamarte musulmán (hombre piadoso, entregado) o mumin.. en el Corán, se utilizan dos términos para referirse a aquellos en el camino recto (sirat al-mustaqim)  musulmán y mumin. Se dice que los Mumins son los que serán rescatados.  Mumin proviene de la raíz árabe "١ من", que significa "seguridad".

Comprender que la motivación para practicar no proviene de nuestro ego, sinó del deseo de iluminación y, por lo tanto, está libre de motivos egoístas, nos acerca a la verdad, pero aún no la comprende completamente. De hecho, es considerado desde la perspectiva de la realización, y el deseo de practicar pierde su carácter de motivación; no solo no es lo que nos motiva, sinó que es una motivación pequeña, diminuta. El deseo de iluminación, debe ser una manifestación filtrada a través del alma individual, es decir, de nuestra conciencia, lo interpretamos así, como el motivo que nos impulsa a practicar. ¿Es suficiente motivación?.
El deseo de iluminación expresa la espiritualidad en sí misma, y el Verdadero, (en toda su plenitud, claridad y libertad), es una fuerza intrínseca que se manifiesta en el alma, con tal dinamismo, que la empuja a sentirse motivada para practicar los ejercicios, estudiar y reflexionar.. profundizando aún más. Esto produce una imprimación en el alma que la lleva a la práctica dinámica, aunque no tenga ninguna estructura motivadora; o, mejor aún: el dinamismo de la Naturaleza se expresa en la forma de nuestra práctica. Desde la perspectiva de la realización, (cuando contemplemos), no sentiremos que estamos practicando por alguna razón en particular, no practicamos para el beneficio de nosotros mismos o de los demás, no lo hacemos por ninguna razón en particular. Simplemente estamos practicando, amamos la Realidad de forma natural y espontánea. Amamos la verdad y vamos hacia ella porque es la Realidad misma la que nos mueve naturalmente hacia una Verdad mayor, hacia una revelación más amplia de los secretos de Su propia esencia.

En cierto momento, la madurez del alma aparecerá como el despertar del deseo de iluminación. Lo interpretamos como un interés, un amor y las ganas que obtenemos que te empujan a caminar por un camino espiritual, pero en realidad, es la Verdadera Naturaleza la que hace que se despliegue dentro de la conciencia del alma para revelarse. Es como el "ana" (yo) que dijo: "¡Aquí estoy! ¿Dónde estás mirando? Estás mirando en el lugar equivocado. Está aquí lo que tienes que mirar, aunque ¿eres capaz de reconocer su verdadera fuente?, o ¿solo pensamos en que interés y entusiasmo podremos disfrutar con ese amor, ese anhelo y las aspiraciones que alberga mostrar que esos factores nos pertenecen?. Inepto.. nada te pertenece si no es por la Gracia Suprema. 

¿Experimentamos este tipo de insatisfacción, sufrimiento y angustia existencial.. o lo estamos provocando? 

Queremos a Allah, queremos la iluminación, anhelamos la verdad y, básicamente, estamos llenos de ilusiones. Al mismo tiempo pensamos que estamos despertando. En cierto sentido, esto es cierto, pero a medida que nos despertamos, seguimos mintiéndonos a Nosotros mismos. Seguramente estamos malinterpretando la situación y cayendo en la monotonía que encapsula completamente los elementos.

La ilusión de que existe la necesidad de una razón para practicar la búsqueda de la verdad es producto del hecho de que la realidad está despertando dentro de nosotros. Es una ilusión mejorable, menos peligrosa y paralizante que las del "yo" convencional, pero sigue siendo una ilusión. Eso simplemente no es verdad. Si tenemos algún contacto con la Verdadera Naturaleza, alguna comparación de su inmensidad, amplitud, luminosidad y comprensión, amor, experimentamos nuestra realización, que se expresa naturalmente como práctica, como nuestra participación en la vida desde el punto de vista de la realidad.. Es la realización que se expresa en la vida. No estoy diciendo que no haya amor y compasión, o que el amor, la compasión y el servicio no sean verdaderos. Son reales, pero no nos pertenecen. No somos nosotros los que hemos desarrollado el amor, la compasión y el servicio; no somos su fuente. Debemos mirar el contexto para ver si el significado deseado es el primero (por ser seguidores de la religión traída por el profeta) o si es el segundo (la característica interna de una persona en relación con la voluntad de Allah).. ¿Quién es la fuente?.

Así comenzaremos a comprender la paradoja de la práctica y la realización espontánea. Reconocemos que el interés por la realización se configura también como la realización real que se está practicando y que a través de la práctica se realiza. Podríamos decir que la verdadera naturaleza nos empuja y motiva, y en cierto sentido es verdad, pero es verdad sólo desde la perspectiva limitada del alma individual. Desde un punto de vista más amplio, la Naturaleza Verdadera simplemente está manifestando su potencial, de manera espontánea y natural, a través del alma individual.

Reconocer que sentirnos motivados es nuestra forma de interpretar algo mucho más profundo y natural, libera el deseo de iluminación, permitiéndole operar pura e inocentemente, sin vestirlo con las cualidades del amor, la compasión y el servicio. El deseo de iluminación se libera cuando entendemos las formas en las que nos apropiamos de su dinamismo, interpretándolo en términos de motivación personal. El deseo de iluminación proviene de la tendencia de la conciencia iluminada al tomar conciencia de sí misma, al manifestarse y/al realizarse. En otras palabras, el deseo de iluminación no es nuestro amor por la verdad, aunque sea un amor no egoísta, sinó la realidad viva que ama su propia verdad y ama revelarla.

El reconocimiento de la naturaleza del deseo de iluminación pasa típicamente por tres etapas, cada una de las cuales revela más sobre por qué practicamos. Al principio, las razones por las que queremos practicar, comprometernos con el camino, mejorar al máximo nuestra experiencia de vida, siguen basándose en el ego. Luego, en algún momento, el alma comienza a imbuirse de las cualidades de lo Verdadero, como el amor, la compasión y la generosidad, que percibimos como motivaciones no egoístas. La última etapa es la de la realización misma, y ​​aquí vemos como la práctica manifiesta su brillo, amor e inteligencia natural abriéndose espontáneamente, sin motivación y sin premeditación, a iluminaciones cada vez mayores.

Nadie es capaz de pasar de la ilusión y la confusión al estado realizado en un solo salto, porque no podría comprender la naturaleza del proceso en el que está involucrado. Para comprender es necesario pasar por varias etapas de desarrollo, el alma individual debe evolucionar y madurar para hacer las realizaciones que alcanza. La motivación no egoísta es un paso evolutivo útil y necesario del alma humana, pero si bien en esta etapa de desarrollo es auténtica, si la miramos desde la perspectiva de la realización vemos que todavía está aproximada.

Entenderlo desde el punto de vista de la realización facilita que la práctica evolucione hacia una práctica continua, porque ya no depende de nuestra posición, nuestra actitud o nuestro interés personal. Ver las formas en que nos apropiamos del impulso de la iluminación lo libera, permitiéndole actuar plenamente en forma de práctica continua, una práctica que expresa la realización y que produce más realizaciones.

No es fácil liberarnos de las limitaciones del "yo", que tiene innumerables ramificaciones y está activo en tantas áreas de la vida. Algunos aspectos son muy sutiles, como hemos visto para la motivación no egoísta. La ausencia de egoísmo es algo muy bueno e indica que nos estamos moviendo hacia la realidad, pero cualquier idea o concepto de motivación contiene en sí misma una cierta voluntad de apropiación, que revela que el ego está en acción y está tratando de afirmarse de un forma sutil. Descubrir que una cierta presencia del ego permanece en el altruismo, es un gran desafío, inesperado, lo que podría resultar confuso. La sorpresa podría ser grande: "No sabía que el "yo" todavía estaba aquí. "Pensé que había superado por completo el egoísmo porque me había puesto al servicio de los demás, y estaba seguro de que el servicio era puro altruismo".
Incluso si no nos gusta admitirlo, la noción de servicio todavía está impregnada de la idea del "mí". El servicio es útil y bueno, pero solo se acerca a la realidad, y la realización debe ir más allá de las aproximaciones para hacerse aún más profunda. Vivir la realización, que es nuestro trabajo, significa transferirla a la vida. Como podemos ver, incluso el lenguaje solo puede ser aproximado porque es un producto del ego. Si digo "transferir la realización a la vida", ¿quién lo hace y en beneficio de quién?. Debemos tener mucho cuidado: las descripciones que se hacen usando el lenguaje son útiles, pero si las tomamos literalmente, volveremos a tener problemas, creamos otros obstáculos para la plena expresión del deseo de iluminación.

Como dije, comprender que la verdadera motivación es la falta de motivación es todo un desafío. Es difícil ver que la fuerza real que hace posible la práctica, que nos hace embarcarnos en el camino y la enseñanza, y utilizar las diferentes técnicas, no es nuestra motivación, ni siquiera la más sincera. Nuestra motivación, incluso la más sincera, independientemente de lo profundo que la sintamos, no es una expresión de la verdad. Si pensamos: "Tengo una profunda compasión por los demás y estoy profundamente motivado para ayudarlos", nos engañamos. Es una compasión adulterada, porque está mezclada con ilusión.

Cuando amamos la verdad por sí misma, es la verdad la que se ama a sí misma. Es la verdad que se manifiesta en nuestra conciencia, manifiesta amor por la expresión de la propia realidad; pero lo experimentamos a través de los lentes del "yo" individual y decimos: "Amo la verdad como tal". Aunque este es innegable.. el progreso sobre no amarla o amarla para nuestro propio beneficio, todavía carece de plenitud. El amor a la verdad no nos pertenece, es nuestro "sólo por poder". Entonces, el punto importante que estamos examinando es la apropiación, las formas en que actuamos al tomar posesión de cosas que no nos pertenecen. Nunca imaginamos que el amor no era "nuestro", no sabíamos que lo estábamos tomando. Pensamos que era la realidad y estábamos seguros de que lo sabíamos.

Quizás muchos se sentirán confundidos y privados de algo: "¿Pero entonces debo renunciar a mi amor por la verdad?, ¿Debo desechar la compasión y el servicio?, ¿Qué significa que el amor no es mío?". Hasta ahora siempre hemos creído que somos nosotros los que debemos actuar, que tenemos nuestras razones personales y que hacemos lo que hacemos precisamente en virtud de estas razones. Cuando empezamos a trabajar en la naturaleza ilusoria de cualquier motivación, podemos asustarnos y pensar: "Si el amor no es mío, entonces no haré nada más". Este miedo expresa la misma ilusión que la apropiación, porque presupone que somos el centro de toda acción, tanto de hacer como de no hacer. Es cierto que el amor no es nuestro, pero ni siquiera podemos negarlo, solo podemos regarlo para que fructifique y se expanda.

Podríamos pensar con tristeza: "Si no vivo en el amor y la compasión, seré una persona sin corazón, ni siquiera seré un ser humano". Pero pensemos detenidamente: si amamos la verdad por sí misma, que es la que experimenta su amor a través de nosotros. Es la realidad que expresa su compasión a través de nuestra alma individual particular. Nosotros y lo que pensamos que somos (nuestra conciencia individual) somos la herramienta a través de la cual trabaja el Verdadero, mientras pensamos erróneamente que lo estábamos haciendo. Solo queremos corregir nuestro punto de vista; no perderemos nada de lo que tenemos, pero al apropiarnos del deseo de iluminación, estamos negando la acción de lo divino, de lo Verdadero.. Sin reconocer de dónde viene la verdad, y pensando que viene de nosotros, nos comportamos como "infieles". Usando el lenguaje del politeísmo, "apropiación" significa creer que hay más de un dios, que alguien más está haciendo lo que Allah hace; apropiación significa no reconocer la acción divina o la Verdadera Naturaleza. Mientras se expresa a través de almas individuales particulares, es la Verdadera Naturaleza la que nos despierta y nos hace actuar. Si no lo reconocemos, estamos negando la actividad y el papel de la Gracia. Queremos comprender la relación que existe entre el papel de la Gracia y el nuestro, entre la realización y la práctica, sin negar a ninguno de ellos. Queremos ver la realidad como realmente es. Entonces, ¿cuál es el papel del individuo y cuál es el de la Verdadera Naturaleza de lo divino?, ¿Cómo se relacionan?, ¿Cómo se desarrolla la práctica que lo pone en movimiento?.. Y dijo: "Y no he creado al hombre y/a los jinns sinó para que Me adoren.."

Es importante entender que no estamos negando ni rechazando la importancia de la aspiración a la libertad, el amor a la verdad y el deseo de ayudar.
Simplemente queremos entender estos impulsos con mayor objetividad, desde la perspectiva de la realización misma. Hasta ahora tenemos desarrollado sólo una comprensión parcial, pero ahora queremos que sea lo más completa como sea posible.

A medida que continuamos con nuestra investigación, entenderemos que la paradoja de la práctica y la realización parece compleja porque la Verdadera Naturaleza expresa su amor y compasión a través de nosotros. No lo hace a través de una piedra, ni sin ningún instrumento: lo hace a través de nuestro corazón. Por lo tanto, es fácil el deseo de iluminación. No hay por qué culparnos: es un error fácil de cometer. De hecho, ni siquiera es un error: es simplemente una de las formas en que la realidad se expresa, aunque no sea una de las formas más transparentes e ilustradas.

Esta enseñanza es muy sutil. Su sutileza y profundidad pueden satisfacer pero también desestabilizar, porque de una manera profunda y subterránea estamos iluminando algunas estructuras básicas del "yo", las estamos descubriendo y desafiando, y ésto puede ser motivo de perturbación. Es posible que tengamos reacciones absolutamente inesperadas. Pero está bien: nos estamos volviendo más conscientes, más despiertos. Comenzamos a comprender que el deseo de iluminación es Verdadero y que trabaja de forma natural y espontánea para manifestar su esencia, su verdad fundamental. La Gracia ya está en su lugar, incluso cuando simplemente aspiramos a la liberación, cuando deseamos la unión o pensamos en la iluminación.

Assalamo aleikum. 

Shaykh Ahmad Salah As Sufi. 
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Allah (Azzawayal) dice:

- Sigue Mi camino, te facilitaré todos los caminos.
- Gasta tu riqueza en Mi caudal, te daré oceanos de tesoros.
- Abandona tus deseos por Mi, haré tu destino deseable para ti.
- Soporta el dolor por Mi causa, te abriré puertas de Mi cuidado.
- Cree en Mi, te daré amigos sinceros.
- Sé Mio, haré que todo sea tuyo.

I ♥ Allah "Subhan-Allah"
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Aprovechar para desear que Allah nos bendiga a todos.