sábado, 28 de mayo de 2022

LA PREGUNTA.

LA PREGUNTA.

Cuando tiramos una piedra al agua, ésta hace unas vibraciones que repercuten en unos círculos concéntricos; así también es como cae una pregunta en nuestra conciencia. La pregunta es: ¿Es posible ir más allá de esos círculos concéntricos de la temporalidad?, ¿la encontraremos en un punto entre el pensar y el intuir?. Si nos  ponemos sólo en el pensar, no habría ninguna intuición, no se plantearía ninguna cuestión. Porque así como una criatura marina se mueve en el agua y no requiere en absoluto sobre lo que hay fuera de ella, así el pensar no puede preguntarse por lo que hay más allá del mismo pensamiento. La pregunta surge, entonces, como un sinsentido para el pensamiento. Si tiene sentido será a su pesar y desde una capacidad diferente del conocer.

Estamos habituados a prejuzgar y/a sacar conclusiones sobre toda clase de asuntos, a combinar relaciones y confrontar. Y en ésta forma de conocimiento secuencial, le ofrecemos la autoridad que conviene para cada caso. Pero en esos momentos, la predisposición es diferente. Al hacer estas preguntas, que desbordan al pensamiento, no buscamos detrás de un conocimiento relativo, sinó que necesitamos de una visión global que incluya y sobrepase toda la relación diferenciada.
Al preguntarnos por la trascendencia del pensar, no nos referimos a eliminar, parar o anular el pensamiento, como es de costumbre en los métodos, técnicas, o podríamos decir también, en el trascender de algo, que no es huir de ello ni dejarlo de lado. Trascender el pensamiento es abrirnos a un elemento del pensar, desde el cual, el proceso pensante se ve tal y como es. ¿Y después? Después nada, todo permanecerá en su sitio y no habrá especulación, ya que eso retiene las dispersas energías. Se habrá traspasado aquella atmósfera extraña (y en su lugar) observemos la diferencia. No trataremos de hacer ninguna presión o supresión de algo, y nada se forzará ni se controlará. ¿Quién fue el que difundió la idea de que el pensamiento ha de ser aniquilado?. ¿A quién se le pudo ocurrir semejante cosa, sinó al pensamiento mismo?. Cuando lo observamos atentamente, nos damos cuenta rápidamente de que es el pensamiento el que piensa que no tiene que pensar más. Nunca a la inteligencia, que es lucidez, se le ocurre eliminar algo. La lucidez comprende la integración de todo en la armonía de la luz. De la claridad de la inteligencia se genera la comprensión del pensamiento, y brota la visión del que Es, que no cambia para nada de lugar; mientras que del propio pensamiento, absorto ante las contradicciones inevitables de su ámbito, le surge el deseo de eliminar lo que no comprende o de huir de ello.

Al ver ésto con claridad, quedamos libres de un cúmulo de métodos y sistemas forzados para acabar con el pensamiento del meditar (difíciles de realizar estas tareas y, por otra parte, bastante frustrantes), y comprendemos lo que tratan de decirnos quienes han abierto éste camino en la lucidez. ¿Tendrán éxito los intentos absurdos y desequilibrados?.. A veces pueden llegar muy cerca, lo que es triste, porque entonces la mente se queda inutilizada. Quedarse sin pensar no es un estado de inteligencia, a no ser que ya esté en su lugar la lucidez inspiradora de ese mismo florecimiento.

Cuando por repetición de palabras u otras "astucias" se empacha la mente del obediente seguidor, de manera que se queda en blanco, no se ha dado allí ningún avance en la realización del Hu..

¿SE PUEDE TRASCENDER AL PENSAMIENTO?

Dimana más bien, que se ha producido un deterioro lamentable en ésto. Mirémoslo con cuidado, aún cuando estemos bajo la influencia de las costumbres y tradiciones orientales o occidentales. De ciertas ceremonias, gestos volitivos que se intensifican hasta dejar a la mente en un estado de mareo somnoliento, por el que algunos creen recibir el silencio mental del que han oído hablar.. y lo repiten una y otra vez para ver qué sucede. 
Observemos hasta qué punto el pensar es un pasado (y cómo vivir en él) no es un vivir real, sinó un sueño, sobre una representación repetida. Solo podemos descubrir lo que es la vida, desde la verdad que encontramos localizada en el microcosmos y con la ayuda del pensar.
Con el pensamiento, (repito), el pasado  desea experimentar lo placentero y evitar todo lo desagradable. Así el pensar, son las formulaciones que nos hacemos sobre el pasado y el futuro, a partir de lo que dije o me dijeron; son ciertas opiniones que he leído o escuchado, las consignas con las que me han educado y que las he guardado por miedo o ambición. 
El pensamiento no se alimenta sinó de la memoria. Al igual que un ordenador, se manifiesta tal y como ha sido programado previamente; no hay en él ninguna aptitud de apertura hacía lo nuevo. No está, por lo tanto, vivo.. ya que lo que está vivo se caracteriza por ser algo nuevo en cada instante. Las conclusiones de lo mecánico, por más información que acumule, siempre estarán muertas para la creación de la vida.

Seguiremos aceptando, sin embargo, que cuanta más información podamos tener, más vivos y creativos podremos ser. Eso es una cuestión quimérica. Es más fácil ver, que nuestras mentes, están totalmente empachadas de datos, están muertas para la plenitud y la belleza de la verdad viva. Si no fuera así, no conoceríamos ni el aburrimiento, ni el desánimo, ni la ansiedad y todos esos síntomas patológicos que, por ser tan habituales, podríamos considerarlos como de normales.

Bien. Solo la verdad está viva, y la verdad es antes que el pensamiento, ya que no es pensada, (si bien es cierto), que pueden darse pensamientos sobre verdades relativas y también de intuiciones. Son relativamente, (y son verdaderos), en el momento en que son pensamientos acerca de las verdades relativas, pero sólo son exactos cuando no son emulados, porque la realidad está en constante movimiento y toda relación verdadera, vista en un instante específico, deja de serlo al momento siguiente.
Reflexionar un poco sobre ésto. 

Assalamo aleikum.