martes, 21 de noviembre de 2017

LECCIÓN 1

EL DISCURSO I

Omilética semántica de coherencia en la conexión que las oraciones tienen con el texto que llega al receptor.

El mensaje tiene que tener una intención específica.
Aceptabilidad, que exige una secuencia de oraciones verbales que muevan la palabra en acción.
Información.. La necesaria para el discurso pero sin llegar a ser implicativa convencional, ya que las palabras a menudo expresan más que el propio significado literal.
Cooperación.. Hacer que los oyentes sean interactivos y participen en calidad de la cortesía de opiniones positivas.. Se llama, implicación conversacional.
No extensión desmentida de información.. La máxima es la calidad no la cantidad.
Ser claro en el mensaje.
Evitar oscuridad en la expresión..
Evitar las ambigüedades.
Ser breve y ordenado.
Determinación exacta de las sugerencias.. Detrás de un ejemplo se puede introducir una sugerencia.
Nunca vulnerar la imagen del otro.. Tener tacto y cortesía.. La cortesía evita o repara el daño causado.. Es solidaria y respectiva.
La intensidad del mensaje se debe de centrar en el interior.. Arrancar frescamente y con dinámica.. Ir centrando la intensidad.. Mantener los términos.. Finalmente terminar con el mensaje original realmente transmitido.. Ejemplo:
1-¿Haces algo especial esta tarde?
2-En realidad, nada. ¿Por qué?
3-Bueno, quería preguntarte si te gustaría salir a merendar conmigo.
4-Me encantaría.
EXTRUCTURA..
1-Pregunta exploración.
2-Reacción positiva.
3-Solicitud.
4-Asentimiento.

Normalmente el oyente interesado siempre tiende a extraer conclusiones e interpretar o reaccionar ante todo lo que se dice.. Por tanto, el mensaje tiene que ser el lograr objetivos, como un instrumento que es de la palabra.
Mantenimiento siempre de una dirección única.. El mensaje no puede ser un sin fin de información sobre cientos de miles de cosas..
Ser sincero y claro.
La fuente constante de la inspiración es siempre la cortesía.

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LECCIÓN 2

EL DISCURSO II.

Modo de discurso.

La producción y percepción del discurso, ya sea oral o escrita, tiene lugar de acuerdo a las reglas básicas del principio de cooperación, coherencia, intenciones, información y aceptabilidad, que son partes de la cortesía.

La argumentación más exponencial se puede realizar como si se tratara de la confección de un currículo vitae.. Poniendo el acento en aquel tengo que es principal en nuestro criterio de la comunicación que tenemos para dar al oyente o lector.
Los conceptos críticos estrangulan la propiedad fenomenal del planteamiento y el oyente o lector puede distraerse y distanciarse de la conexión del discurso.
Tres conceptos resultan particularmente importantes, tanto en la producción como en la percepción del proceso.
Cuando el orador desea transmitir información, puede situar ciertos elementos en un primer plano con respecto a otros, se llama, (puesta en escena).
También está la puesta en perspectiva sobre ciertos elementos nuevos ya conocidos.
Cuando los oyentes o lectores perciben la información, hacen mucho más que simplemente descodificar los signos lingüísticos.
En El discurso, una parte importante es  la presentación.
Es importante el conocimiento previo sobre el tema a desarrollar en la centralidad del discurso.. Nunca se debe empezar ofreciendo todo el discurso en la primera tanda. Todo tiene que ser gradual.
Evidentemente, la parte introductoria no puede tratar cada una de las cuestiones relacionadas con el discurso.
Como hemos dicho.. Tiene que existir un despegue, un modo automático central, un refrigerio, un suscitar interés, unas preguntas llamativas pero sencillas, una toma de contacto con el mensaje clave resumiendo, para suscitar el interés del mensaje clave,  de forma sintáctica, y un aterrizaje que concentra todos los valores y calidad del discurso.
La variación formal de voz-activa y voz-pasiva es primordial y proporcional al mensaje, donde podemos poner énfasis en aquellas frases que deseamos destacar con voz activa y en las frases de menor calado la voz pasiva.
Frase ejemplo..

Voz-activa.. El mundo se divide en continentes.
Voz-pasiva.. Los continentes se dividen en países.

Siempre se debe enfatizar más sobre lo que verdaderamente es más importante.
Mejorar la calidad del discurso depende de repasar lo escrito hasta que resulta satisfactorio.
Siempre aplicar la regla de acortar las oraciones, pero tampoco hacer un telegrama discursivo.
Ejemplo..
Brevedad..
Si se le da la oportunidad, el árbol producirá otra corteza antes del próximo incendio.

Pésimo..
Si se le da la oportunidad, antes de que se produzca el próximo incendio, el árbol se curará y producirá otra corteza que curará sus heridas.

Después del discurso, se puede hacer mención para quienes de los oyentes tienen alguna pregunta.. Si el discurso ha sido claro y conciso, serán pocas las preguntas.. Eso significa que ha quedado bien entendido en planteamiento y comprensión.. Pero la cortesía invita a plantear posibles preguntas.

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LECCIÓN 3

EL DISCURSO III Parte. Última.

Toda secuencia de oraciones tienen que estar conectadas con el fondo del mensaje que recibirá el receptor.
La función, como hemos visto en anteriores números, es no tener el propósito de ser académicos de la lengua, pero sí saber exponer simplemente la exposición a la información y facilitar al oyente la interpretación textual de lo que tratamos de hacerles llegar.
1-Tu eres la señal transmisora de un mensaje.. La señal recibida por el receptor debe ser nítida, sin ruidos ni distracciones, para que el destinatario pueda descodificar la señal y fondo del mensaje.
2-El modelo vehicular no tiene en cuenta la situación para la comunicación efectiva, pues es efectiva en cualquier lugar y no tiene, por tanto, que determinarlo en un lugar en concreto.. Salón, teatros, habitación, terraza, parque, patio, etc. El receptor recibe la señal y utiliza la cooperación para descodificar el mensaje, aislándose de las interrupciones exteriores y concentrando su atención en el transmisor.
La coherencia depende parcialmente de la disposición del receptor.
Esta coherencia, es la conexión que produce el mensaje.. Algo habitualmente conocido por los grandes exponentes.
Es importante evitar las pausas, no pararse largo tiempo.. Al principio puede parecer complicado, pero todo proceso volverá a la normalidad sobre la marcha.. El texto se hace entonces fácil de transmitir.
La coherencia textual no se refiere a la conexión gramatical y semántica, sino a las conexiones basadas en las palabras empleadas.
Es importante no repetir muchas veces los mismos conceptos de referencia, para no aburrir la conferencia.
La palabra "texto" se deriva del verbo latino "textere" que significa tejer o unir.. De ahí la importancia de unir el significado del fondo del discurso y no cambiar de tema cada dos por tres.
Si utilizas tus propios ejemplos sobre el tema reseñado, demuestra buena elipsis de referencia y buena conjunción gramatical para expresar ciertas relaciones.. Pues no se puede hablar de cerezas sin mencionar al árbol, la tierra, la raíz, etc. En vez de cambiar y hablar del país de las manzanas. Evitar ser pragmáticos como término general.
El tono de la conversación tiene que ser distendido y amigable.
Es un gran potencial tener todo bien organizado para que el mensaje sea descriptivo y fácilmente consensuado.
Analiza bien el lenguaje del discurso para que no sea brusco y que cumpla con el formato del contexto a expresar.. Consistencia de los patrones a seguir.
Texto síntoma =expresión =discurso narrativo.
Texto señal = persuadir =discurso con argumentos.
Texto símbolo =información =discurso informativo.
La lógica de menor significado se puede magnificar, depende del receptor y lo que éste ha ido a escuchar.. Siempre se predisponen para el tema sobre el que escuchan antes de salir de sus casas.. Por tanto, prudencia y tacto.
Mucho Amor para todos.

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SOBRE EL AYUNO Y RETIRO. Ánimo para atravesar el puente.

ÁNIMO PARA ATRAVESAR EL PUENTE.
Sobre el ayuno y el retiro.

Dale la espalda a éste mundo efímero que amas tanto, (y que no tiene nada que ofrecerte en el más allá), excepto la decepción de desvanecerse; olvídate por un par de días de todos esos caprichos y tareas que te distraen de tú Creador, regresando y expresando tu entrega hacia Él alejándose de la televisión, el internet o el móvil, de tus amigos o tu pareja.
Es decir, tú solo con tú Señor..
¡Qué conexión más maravillosa!

Recuerda que Moisés (Musa)(as) se retiró cuarenta días y cuarenta noches hasta recibir los diez Mandamientos. María (Mariem)(ra) madre de Jesús, estuvo retirada hasta que la visitó Gabriel (as).  Jesús (Isa)(as) estuvo solo todos los días en la cima del monte. Muhammad (saws) permanecía periodos en soledad dentro de la cueva de Hira hasta recibir la revelación.

La Jalwa o retiro es un acto únicamente por Allah (SWT).  Él promete que por cada paso que tomes hacia tú Señor, Él avanzará cien pasos hacia ti, con Su Luz y Sus más sutiles regalos.

Muslim narró que el Profeta (saws) se recluyó en la cueva de Hira por un mes completo, y en un conocido Hadiz se dice: “Quien se mantiene puro (se purifica) durante cuarenta días por causa de Dios, las fuentes de la sabiduría surgirán en su corazón y fluirán a través de su lengua”.

El ayuno es la práctica espiritual por excelencia, la más recomendada por los místicos de todas las tradiciones. Jesús (Isa) (ra) dijo, [hablando de los demonios que eran muy difíciles de expulsar], lo siguiente: "éste género de demonios solo sale con ayuno y oración" (Mateo 17:21 y Marcos 9:29). En el sufismo grandes maestros como Abu Madyan lo han situado en primera línea de sus métodos ascéticos, un acto de primera fila contra los deseos egoístas del 'yo', y el método más eficaz contra la lujuria.(deseo sexual).

Decía Ibn 'Arabi:  El ejercicio espiritual (riyada) consiste en enmendar los caracteres, y el combate espiritual (muÿahada) en obligar al alma a soportar el hambre, la sed, la vigilia, el desprendimiento y el retiro. Sin ejercicio no puede haber combate, sin combate no puede haber contemplación.

-El gran jurista, teórico legal y analista de hadiz, originario de Badajoz, Abu ’l-Walid al-Baji, dijo en al-Muntaqa (II/77): Sobre los días blancos.

Malik dijo: “Los días son todos para Allah.” Y la prueba de ello es lo que se narra de Mu‘adha que dijo a ‘A’isha: “¿El Mensajero de Allah (saws) ayunaba tres días de cada mes?” Dijo: “Si.” Dije: “¿Qué (días) del mes ayunaba?” Dijo: “No le importaba que días del mes ayunaba.” Y se narran hadices que no son firmes que permiten especificar esos días para el ayuno. Pero  Allah es quien mejor sabe.

Dijo Ibn Hajar en Fath al-Bari (IV/226):

Se dice que lo que se quiere decir con ‘blancos’ son las noches, y son en las que se ve la luna desde el principio de la luna hasta el fin.
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sábado, 11 de noviembre de 2017

NOTIFICACIÓN

NOTIFICACIÓN:
Desde ésta fecha, 11 de Noviembre 2017
La Tariqa Sufitum Orden España será
LA TARIQA SUFIYYA ESPAÑA.

viernes, 3 de noviembre de 2017

EL SERVIDOR


El verdadero servidor de Allah está liberado de la oposición de su ego y del Diablo, porque se halla protegido con un escudo constituido de su sinceridad y de su pureza.

El hombre no puede obtener la verdad a menos que sea puro, porque sus atributos mundanos no le abandonarán hasta que la esencia se manifieste en él. Esto es la real sinceridad. Su ignorancia le dejará solamente cuando reciba el conocimiento de la Esencia de Allah. No podemos obtener esto mediante la educación; solamente Allah, sin intermediarios, puede enseñarlo. Cuando Allah (Él Más Elevado) es Él Mismo el maestro, Él nos da el conocimiento de Si Mismo, como Él lo hizo con el profeta Khidr. Entonces el hombre, con la consciencia de lo que ha recibido, alcanza el nivel de la divina sabiduría, donde él conoce a su Señor y adora a Él Quien él conoce.

Aquél que asciende a éste estado tiene la visión del espíritu santo y llega a ver al Amado de Allah, Muhammad (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él). Habla con él sobre todo y cada cosa desde el comienzo hasta el fin, y todos los otros profetas le brindan las buenas nuevas de la promesa de unión con el Amado. Allah describe esta condición así:

`Y quienquiera que obedece a Allah y al Mensajero existe con aquellos de entre los profetas y los veraces y los fieles y los rectos sobre los cuales Allah ha otorgado favores y ellos constituyen una excelente compañía! (Sura Al-Nisa , 4:69).

Quien no logre hallar ese conocimiento en su ser, aún leyendo un millón de libros no se convertirá en sabio. El Paraíso es quizás, el beneficio mediante el cual se puede tener la esperanza de adquirir el conocimiento exterior de las cosas auto-evidentes: todo cuanto se ve allí son las manifestaciones de los divinos atributos en formas de luz. No importa cuán perfecto pueda ser el conocimiento del hombre de lo visible y de lo concebible, ésto no le ayudará a entrar en la santidad del lugar sagrado, el lugar cercano a Allah. Porque hacia ese lugar uno debe volar, y para hacerlo se precisan dos alas. El verdadero servidor de Allah es el que vuela a ese reino con las alas del conocimiento exterior y del conocimiento interior, jamás deteniéndose en su camino, nunca distrayéndose en su vuelo por cosa alguna. Allah, hablando a través de su Profeta (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él), dice:

Mi servidor, si tú deseas entrar al santuario de Mi intimidad, no prestes atención, ni a este mundo ni al más alto que éste, el mundo de los ángeles, ni siquiera aún a los elevados reinos donde tú puedes recibir Mis divinos atributos.

Este mundo material es la tentación, el diablo, para el hombre de conocimiento. El reino angélico es la tentación de los sabios, y el reino de los atributos divinos es la tentación de aquél que conoce la verdad. Los que se contenten con alguno de estos dominios, se ven rechazados de la gracia de Allah de llevarlos cerca de Su Esencia. Si se rindieran a esas tentaciones, se detendrían, no avanzarían, no se elevarían más a las grandes alturas. Aunque su meta era estar cerca de su Creador, ya no pueden llegar allí. Se han convertido en desviados al apartarse de su objetivo; son los que tienen una sola ala.

El que despierta y se hace perceptor de la verdad recibe tal gracia, tales dones de Allah que ningún ojo mundano ha visto similar, ni tampoco ningún oído material ha jamás escuchado, ni menos ningún corazón mundanal sabe sus nombres. Este es el paraíso de la intimidad. No existen allí ni palacios de joyas, ni doncellas de eterna belleza. Que el hombre sepa su propio valor y no quiera ni reclame lo que no le corresponde! Hazrat `Alí, (quiera Allah ser complacido con él), dice: `Quiera Allah hacer llover Su Caridad sobre los que conocen su propio valor, que saben permanecer dentro de sus límites, que vigilan su lengua, que no malbaratan su tiempo en ociosidad.

El hombre que sabe, debe incorporar la noción de que el hijo del espíritu que nace en el corazón, es el significado de la verdadera humanidad: es decir el verdadero ser humano. El deber educar al hijo del corazón, enseñando unidad mediante ser consciente de la unidad constantemente - abandonando este mundo de materia y multiplicidad, buscando el mundo espiritual, el mundo de los misterios, donde no hay otra cosa que no sea la Esencia de Allah. En realidad no existe otro lugar salvo ‚el, que no tiene fin ni tampoco comienzo. El niño del corazón asciende a las máximas alturas por encima de éste paisaje infinito, contemplando cosas que nadie ha visto anteriormente, de las que nadie podría hablar y a las que nadie podría describir. Ese lugar es el hogar de los que se han dejado atrás a sí mismos y han encontrado la unidad con su Señor. Ellos vieron con el mismo ojo que su Señor - el ojo de la unidad - aquello que percibieron. Cuando contemplan la belleza y la gracia de su Señor, no queda en ellos ningún remanente de su ser temporal. Si uno mira al sol no puede ver nada más, ni tampoco puede verse a sí mismo. Cuando la belleza y la gracia de Allah se manifiestan, qué podría quedar de uno mismo? Nada.

Jesús (Quiera Allah ser complacido con él) dijo: `El hombre ha de nacer dos veces para alcanzar el reino de los ángeles, como los pájaros que nacen dos veces. Es el nacimiento del significado desde el acto, el nacimiento del espíritu desde la carne. Esa posibilidad existe en el hombre. Ese es el misterio, el secreto del hombre. Nace del connubio entre el conocimiento de su religión y su percepción de la verdad, así como todos los niños nacen de la unión de dos gotas de agua.

`En verdad Nosotros hemos creado al hombre desde una gota de fluido seminal, a fin de ponerlo a prueba. Así Nosotros le dimos los dones del oído y de la vista. (Sura Al-Dahr, 76:2).

Cuando el significado se manifiesta en el ser, se hace fácil pasar a través de las superficialidades en el mar de la creación y sumergirse a uno mismo dentro de las profundidades de los mandamientos de Allah.

Todos los universos materiales no constituyen sino una gota, comparados con el mar del mundo espiritual. Es solamente cuando todo esto es comprendido, que el poder espiritual y la luz de los misterios de la naturaleza divina, la verdad real, emana dentro del mundo, sin palabras y sin sonidos.

BUSCANDO UN SHAYKH III

LAS FUNCIONES DEL SHAYKH

Un shaykh acepta a un discípulo sólo por amor a Allah (lillâh), y nunca por amor a sí mismo. Cuando un maestro no tiene más propósito que servir de utilidad a sus discípulos, estos aprovechan sus enseñanzas. Si se trata de un farsante que busca prestigio o riquezas, entonces sus palabras son cáscara y no llegan a trasformar corazones.

 El maestro comienza con su discípulo dándole buenos consejos, sencillos y con suavidad. No le impone nada por encima de sus fuerzas. Emplea el rifq,  (la amabilidad), porque la amabilidad permite la confianza y la intimidad. Cuando se apercibe en esa intimidad que el discípulo tiene aptitudes y aspiración poderosa, le ordena cargar con tareas más penosas. Le obliga a dejar de depender de su naturaleza, le retira las licencias del Islam y le impone el ‘açm, la resolución y la decisión firme. Si no es así, si el discípulo es de carácter débil, va más despacio en las exigencias; y si en él no hay aptitudes, ni tan siquiera para eso, no lo priva de su bendición.

El shaykh debe estar vigilante e indagar en el corazón de su discípulo, estando alerta contra las señales de las enfermedades del ánimo. Para ello debe ser experto en la conducción de los corazones. Si el aspirante está demasiado atado al mundo, lo libera exigiéndole anonimato; si está demasiado satisfecho de sí mismo, lo reduce con hambre y haciéndole velar por las noches; si tiene en demasiada consideración la opinión de la gente, lo priva de compañía y lo sumerge en la soledad, el retiro y el silencio; si es de carácter rudo, se lo suaviza obligándole al estudio y a la cortesía.

Cuando el maestro ve que su discípulo mejora y supera las trabas secretas de su ego, es sincero en su combate y tiene firme voluntad de alzarse por encima de todas las cosas, entonces ya no le perdona nada, se vuelve intolerante y le exige los ejercicios más desafiantes para acceder a los rangos espirituales  elevados (maqâmât). Se considera que el Shaykh que no es severo en ese grado está traicionando a su discípulo.

El shaykh debe también cuidar de su discípulo interiormente. Un maestro verdadero es un ser especial, tal como hemos visto al principio de este apartado, y vela por su discípulo a un nivel que éste todavía desconoce, pues el corazón del maestro habita en un mundo sobrenatural y secreto para la inmensa mayoría de los hombres. El Shaykh al-Yîlâni dijo: “Yo guardo a mi discípulo. Si le ocurre un mal estando en occidente mientras estoy en oriente, lo protejo. Si mi discípulo no es excelente, yo sí soy excelente”.

LA CONDUCTA DEL DISCIPULO.

En primer lugar, el aspirante que se dirija a un maestro con la intención de que pula su corazón, corrija su universo interior y lo asome a Allah, debe tener la certeza de que la persona en cuyas manos va a ponerse es la más idónea y presentarse ante ella con esa seguridad. Para ese discípulo no puede haber nadie mejor como guía que el maestro que ha elegido. A esto se le denomina sinceridad (sidq). Sin sinceridad, el discípulo no aprovecha lo que su shaykh puede darle.

Esto no quiere decir que deba creer que su maestro es infalible (ma‘sûm), pero sí que el bien que puede sacar de él sólo puede ser fruto de una buena manera de acompañarlo, basado en una exquisita y sincera cortesía basada en la seguridad que hemos mencionado.

El discípulo debe obediencia (tâ‘a) a su maestro, cumpliendo externamente lo que le pida, sin resistencias ni reparos de ningún tipo y no oponiéndose a ello en su corazón. Si se trata de algo que no entiende, debe relegar su opinión. Al-Yîlâni decía: “Contrariar a los shuyûj es un veneno mortal”. Ibn ‘Arabi decía que si un maestro te ordena entrar por el ojo de una aguja, debes intentarlo pensando que es posible.

Es muy importante la cortesía (adab) en la presencia del maestro. El discípulo no debe hablar ante él innecesariamente, ni interrumpir sus palabras para expresar su propia opinión, y aunque crea que se equivoca o se confunde, guardará silencio. Un sufí dijo: “Quien diga ‘no’ a su maestro, no triunfa”. Al-Yîlâni decía a un discípulo cuando lo aceptaba: “Cuando te presentes ante mí, pliega tu ciencia y deja de verte, y entra sin nada. Si vienes a mí con tu ciencia y contigo mismo, no verás nada de lo que te indique”.

Es imprescindible que el discípulo no oculte nada de sí a su maestro, aunque se trate de algo vergonzoso, dando así la oportunidad al maestro para que le hable, le guíe o invoque en su favor, pues tal vez su bendición lo trasforme.

El aspirante no debe dudar acerca de su maestro ni acusarlo de nada. Si cree que su maestro ha cometido un error o algo censurable, que piense que es él el que se equivoca debido a su propia ignorancia y falta de entendimiento. Si no puede abandonar la sospecha, que deje al maestro, tal como dijo al-Yîlâni: “Si acusas de algo a tu maestro, no lo acompañes; el enfermo, si duda del médico, no se cura”.

El discípulo siempre debe estar dispuesto a servir a su maestro y atento a cumplir sus deseos, apresurándose a satisfacerlos incluso antes de que los formule. A esto se le llama jidma, servicio. El discípulo no debe excusarse ni anteponer sus necesidades, pues para un verdadero aspirante no existe más que su shaykh.

El discípulo acompaña a un shaykh por amor a Allah (lillâh). El maestro es un medio y por ello el murîd cumple las condiciones, vaciando su corazón de todo lo que no le exige ese momento suyo. Cuando sigue a un maestro, la condición es la plena dedicación a él, hasta que llegue la separación. Someterse a un shaykh representa ‘abandonar del mundo’, centrándose el discípulo en él para olvidar el duniâ (el mundo efímero de las apariencias y las ilusiones), preparándose el aspirante para un vacío aún mayor en el que sólo tendrá a su Señor. Esto es lo que significa Irâda,  (la Voluntad, que es el progresivo desapego de lo mundanal para afrontar la Realidad del Uno-Único) de la que deriva la palabra murîd.

Por último, en su relación con el maestro, el discípulo tiene que armarse de una sólida paciencia (sabr) -Paciencia que le ayude a soportar la aspereza (jushûna) del maestro. La aspereza es con lo que el shaykh suaviza el carácter del discípulo y mata sus quimeras. Al-Yîlâni decía: “No huyáis de la aspereza de mis palabras. A mí me ha hecho crecer la aspereza”.

LA CORTESÍA ENTRE HERMANOS.

Al igual que hay cortesías (adab) que rigen la relación del discípulo y el maestro, las hay que deben practicarse entre los aspirantes (llamados ijwân, hermanos, cuando son discípulos de un mismo shaykh). Se considera que la atención a dichas cortesías y la insistencia en su observancia acaba por trasladarlas a la relación con todas las criaturas. Una Hermandad sufí, en torno a  un maestro, es un mundo en pequeño en el que el aspirante se educa para afrontar las esencias, siendo relanzado, por un lado, hacia el Creador, y, por otro, hacia la creación. Se ha dicho: “El Tasáwwuf, todo él, es adab”.

 Un primer grupo de cortesías es al que se denomina futuwwa (literalmente, significa jovialidad, entusiasmo). La futuwwa es el total de las virtudes que propician los sentimientos de hermandad y complicidad, a cuya cabeza están la solidaridad, el desprendimiento, el olvido de las afrentas, el servicio, el socorro mutuo, la indulgencia, etc.

Los maestros siempre han enseñando que entre ‘hermanos’ debe haber humildad y tolerancia, renuncia a los conflictos, cesión de derechos y ausencia de polémicas.

El discípulo debe ser ciego ante los defectos de sus hermanos, dejando su corrección al maestro, y se priva de hacer lo que les resulte detestable.

Entre aspirantes hay amor y atención. Si alguno nota desdén en otro, lo soporta, se vuelve hacia sí y espera a que desaparezca el desdén.

Entre hermanos hay renuncia a los propios derechos y no se hacen exigencias; es más, cada uno considera a los demás con derechos sobre sí y por ninguna ofensa desatiende sus obligaciones de hermandad.

La futuwwa fue el germen de grupos solidarios que jugaron un papel destacadísimo en la historia del Islam. En torno a las Hermandades en las que los lazos entre sus miembros eran sólidos se crearon vínculos que integraron a sociedades y tribus enteras. La solidaridad predicada por el sufismo permitía la cohesión entre los musulmanes, de un alcance extraordinario que se proyectó sobre el devenir del Islam.

Los maestros sufíes, a la vez que enseñaban las claves de la fraternidad, daban consejos a sus discípulos sobre las relaciones que debían mantener de distanciamiento de los ricos y poderosos y proximidad a los pobres y necesitados.

FINAL DE LA FUNCIÓN DEL MAESTRO.

Al-Yîlâni dijo: “Al cabo de dos años, el destete”. Si la compañía (suhba) de un maestro se realiza cumpliendo estrictamente sus condiciones, llega el momento en que el discípulo puede independizarse para continuar sólo adentrándose en la proximidad (qurb) a la que su maestro lo ha asomado.

Ese momento tiene señales, como la desaparición de sus pasiones, el olvido total del mundo, un anhelo vehemente por llegar hasta Allah. En las profundidades de ese aspirante puede haber un secreto  (sirr) al que no tenga acceso el maestro, o, a la inversa, el maestro tenga un ‘secreto’ que el discípulo no pueda descifrar. En estos casos, el aspirante se ha independizado de la necesidad de un maestro y todo su corazón pende ya de Allah en exclusiva, (y alcanzado ésto), ¿cómo podría estar en contacto con un shaykh?. Ha llegado el momento en que deba seguir su propio camino, en conformidad con lo que dicen los sufíes: “Los caminos hacia Allah son en el número de los alientos de todos los seres humanos”. Y Allah dice en el Corán: “Guiaré por mis Caminos a quienes luchan por Mí”.

Por respeto, esperará a que su maestro le indique que lo abandone (incluso puede llegar a prohibirle que vuelva a verlo), y a partir de entonces se sumirá en su propio mundo siguiendo el Camino que le dicta su Señor. Al-Yîlâni decía: “Allah bendiga al maestro, y al discípulo sincero que prescinde de su maestro porque ya no le basta más que Allah”.

Desde el principio del artículo hasta el final, hemos ido describiendo los aspectos formales de la vivencia sufí: su preparación en la Sharî‘a, el despertar de su resolución con la Tawba, su disciplina en el seguimiento de un Shaykh, su propia independencia para seguir libremente por el Camino de su Creador. En el seno de esos procesos se producen emociones  (ahwâl), se conquistan rangos  (maqâmât), se descubren esencias  (haqâiq) y se guardan secretos (asrâr), todo ello ya en la intimidad del corazón.