miércoles, 9 de agosto de 2017

POST CON FRASES

EL HADRA Y LAS OPINIONES

El hadra es en sí permitido, así como lo dejan en claro los escritos de las principales autoridades Hanafis.

Entre los imanes de la escuela Hanafi, que han permitido específicamente son: el Sheij Al-Islam Ibn Kamal Basha,
Imam Shurunbulali,
Sayyidi Abd al-Ghani al-Nablusi,
`Allama Abd al-Qadir `Isa - que cita pruebas a partir de las principales obras de referencia de Hanafis, incluyendo a Ibn Abidin, y al Imam Ashraf Ali al-Tahanawi en su Imdad al-Fatawa (5.151)."

El Sheij Amjad Rashid  precisa:
"La decisión sobre un asunto deriva de su concepción. Todo lo que ha sido definitivamente probado como inaceptables, no está permitido y lo que se ha demostrado de manera decisiva como permisible está permitido". Ahora bien, la permisibilidad en este tema depende de diversos factores. Pues si el hadra contiene algo inadmisible, como la mezcla libre de hombres y mujeres de manera que sea conducente a la tentación o estar sin restricciones en busca de la ilegal, sería prohibido asistir. Del mismo modo, si el hadra incluye la utilización de instrumentos musicales como el kubah (un tambor que es ancho en cada extremo y estrecho en el centro), mizmar ([m: un instrumento de viento de madera similar a la flauta]), laúd (ud Ar.), e instrumentos musicales similares, asistir también estaria prohibido. En cuanto al duff ([m: un tambor de poca profundidad, como una pandereta, pero sin los jingles de metal]) y el tambor que es ancho en ambos extremos y el centro, está permitido en la escuela para hombres y mujeres, en las bodas y en otras ocasiones. Si el hadra está libre de elementos prohibidos y combina el recuerdo de Al.lah el Altísimo, alabarlo como se merece, y alabanzas al Profeta (que Al.lah le bendiga y le conceda paz), entonces todo esto es fundamentalmente recomendada en la ley islámica de acuerdo con el consenso de los musulmanes. Si el movimiento se añade a esta, ya que algunos sufíes hacen, no hay nada malo en ello, porque el baile es algo permisible para los hombres y mujeres en nuestra escuela, siempre que no contenga movimientos afeminados o licenciosas como la gente malvada y vergonzosa suele hacer. De lo contrario, [m: si contiene tales movimientos prohibidos], el hadra sería prohibido. El Imam Ibn Hajar Al-Haytami, el último muharrir y un imam de nuestra escuela (hanafi), se le preguntó sobre el baile de los sufíes durante sus éxtasis y confirmó su práctica. En parte, dice, "está permitido la audición, ponerse de pie y bailar durante las reuniones de remenbranza [m: de Dios], de acuerdo con un grupo de grandes eruditos, entre los cuales destaca el Sheij Al-Islam Ibn Abdussalam". (Fatawa Hadithiyya, p. 298).

Se le preguntó a Al-Jalal As-Suyuti, imam y maestro del hadiz, acerca de la danza sufí: ¿Es lícito repudiar a aquellos que lo hacen? Él respondió que no era permisible repudiarlos y que el que los repudia está en un error. Él dijo ésto a un grupo de estudiantes (al-Hawi li’l-Fatawi).

ABRIR LOS OJOS


El hombre cree que dando la razón al cuerpo y sus propiedades, ya puede mencionar las formas y cualidades, sin tomarse la molestia, de examinar el modo en que todo se opera.. Como si se contentaran tan sólo con mirar el reloj y pensar que ese aparato fijase el tiempo definido en horas y minutos.. Y que tiene una gran cantidad de ellos en su esfera.. Sin considerar el porqué y en qué consiste todo esto. Es posible, en efecto, que quien compra un reloj piensa que tiene el tiempo en su mano.. Éste defecto, y mal uso de las formas, (y no practicar más sobre las meditaciones contemplativas, y su conocimiento), es tan necesario, que sin ellos, no podría conocerse los primeros principios, ni elevarse suficientemente el espíritu hasta el conocimiento de los seres incorpóreos y las maravillas de Allah.. Sin embargo, el espíritu de la composición del continuo no tiene necesidad de preocuparse por las grandes dificultades dimensionales. Se encuentran dentro de la esfera de la conciliación del libre albedrío con la Providencia de Allah.. Del mismo modo, un sufi puede dar razón de las experiencias sirviendo en la forma más simple en que ya están hechas.. Como demostraciones, sin tener que recurrir a consideraciones generales que son de otra esfera, y se emplea con el concurso de Allah o bien, algún alma u principio de tal naturaleza, que no delimite solamente en la práctica del razonamiento sobre la naturaleza del destino y de nuestra libertad, como un simple efecto.. Muchos hombres, con harta frecuencia, sin darse cuenta, se complican el espíritu por la consideración de la fatalidad, hasta llegan, a veces, a apuntarse en alguna buena resolución de cuidado necesario. Se introspeccionan más en las paradojas que en el resultado final de la meditación.. en dónde existen muchos tesoros con multitud de verdades importantes y demostrativas sobre el otro lado y sus fenómenos.
Hay que abrir los ojos aquí para no estar ciegos allá.

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El maestro Abu Sa'id al-Kharraz dijo:
"Cuando Allah SWT desea la Amistad de un siervo Suyo, abre la puerta del Dhikr (del recuerdo) para dicho siervo. Después de que éste último encuentra agrado en el Dhikr, Allah SWT abre para dicho siervo la puerta de la proximidad.
Después de ello, le eleva a las reuniones de la intimidad y después de esto le hace sentarse en un trono de la Unidad. Después Allah SWT remueve los velos de Su siervo (que nublan la visión) y le hace entrar en la morada de la Singularidad y desvela para Su siervo la Majestad y la Sublimidad (infinitas).
Cuando el siervo contempla la Majestad y Sublimidad, permanece en el sin "él"; se vuelve extinguido (nada) y es inmune a los reclamos y las pretensiones de su ego, y protegido por Allah SWT."
El maestro Amado Muhammad saws dijo:
"Si sus corazones estuvieran siempre en el estado en el que están durante el Dhikr, los Ángeles vendrían a verlos hasta el punto de que ellos los saludarían en mitad del camino." ( Fué reportado y registrado en el Sahih Muslim).

Retomando nuestra anterior conversación..
Has de saber que existen cuatro clases de sheykhs..
Un sheykh que enseña la recitación correcta del Corán.
Un sheykh que enseña las reglas del Islam (la legislación islámica)..
Un sheykh que enseña las verdades que componen la doctrina del Islam..
Un sheykh que enseña la pureza en el Islam y la espiritualidad.. éste último es quién enseña tassawuf y se le llama sheykh Sufi o sheykh de Tariqa.
"¡Oh vosotros que creéis! Temed a Allah SWT y permanecer con los Sadiqun." Esto es una orden reflejada en el propio Corán.. fué válida en su momento y continúa siendo efectiva por todo el tiempo en que exista el Islam.

Assalamo aleikum.

GRADUALMENTE

Abû Tâlib al-Makkí dijo: “El ‘âlim descifra la frase, el hakîm descifra la alusión, el wali descifra el símbolo, y aún después de todo ello hay sutilezas gnósticas que sólo son para los señores entre los maestros”.

Seguir las instrucciones de un maestro; todo ello son preámbulos necesarios que sitúan adecuadamente la marcha hacia lo infinito evitando desviaciones, distorsiones y fantasías. La Ley es el dâbit, el elemento regulador, el criterio corrector, al que acudir cuando la duda o la sospecha asaltan al peregrino hacia Allah.

El Imâm al-Yìlânî describe siete estaciones en las que se desata ese saber del interior, resultado de la penetración en la realidad de las cosas.

Primero, está la adopción de la cortesía ante Allah, siguiendo el ejemplo del Profeta (s.a.w.s) durante su Ascensión Nocturna. Son las cortesías (ádab) propias de los Ahl at-Tamkîn, la Gente Afianzada. Efectivamente, el Tamkîn, el Afianzamiento, es el rango de los que han superado el titubeo y desconcierto de la emotividad desatada y concentran todo su ser en la contemplación calmada del Uno-Único. Estos recuperan la compostura, y en medio de ese sosiego destellan luces de sabiduría profunda.

En segundo lugar, está la incapacidad para percibir (al-‘ayç ‘ani l-idrâk), es decir, cuando se llega a un grado en que lo infinito es tal ante el contemplador que éste descubre la imposibilidad de asimilar lo que tiene ante sí. Está realmente ante Allah, y entonces se activa su himma (su aspiración), que será lo que lo alce por ese universo, asentándolo definitivamente en el Tamkîn, acogiendo entonces luces que se derraman en su corazón sobre la Senda del Libro y de la Sunna. Este ‘ârif(sabedor) vale como maestro, y hay que seguir su senda y guiarse por su realidad.

Una tercera estación es la de quienes han dejado atrás definitivamente el mundo (duniâ) como acto de liberación. Son los libres ante los que se han abierto las puertas de la meditación y pasan a comprender los secretos. Su emancipación les muestra lo que hay en el seno de las cosas, y sus espíritus reciben los saludos de Allah.

En cuarto lugar, el vacío de espíritu, que se conquista con la práctica del ayuno y el hambre. La debilidad del cuerpo intensifica la presencia del espíritu, y las luces del Sámad (Allah Inexpugnable y Autosuficiente) se apoderan del aspirante en su ayuno: la Palabra de Allah se convierte en su alimento, y la Sunna del Profeta se trasforma en su bebida, y entonces su corazón se desborda bajo la forma de una sabiduría genuina.

En quinto lugar, si durante los recogimientos y los coloquios con Allah (munâyât) se logra que el espíritu abandone el cuerpo, se alcanza una estación de paz y una dulzura de corazón que son absoluta pureza y trasparencia. Ahí, se aspira el aroma de la Cercanía en la Presencia de la Comunicación. En ésta estación, el ‘ârif acaba convirtiendo todos sus instantes en una comunión con Allah: sus alientos, sus palabras, sus miradas, todo ello se hace contemplación y presencia.

Una sexta estación es conocida bajo el nombre de subordinación a la Unidad (al-wuqûf ma‘a t-Tawhîd). Es cuando el peregrino alcanza un momento en el que su visión deja de ver lo que no sea Allah. El universo entero se diluye y sólo contempla el movimiento de las Cualidades de Allah sobre Su Unidad Esencial. Este es el grado de la Plenitud de los Nombres de Allah. Y es aquí donde descubre también la Realidad Muhammadiana, pues el Profeta se le aparece como concreción de las realidades trascendentes, pues Muhammad (s.a.w.s.) es, en su esencia, el Hombre Perfecto a cuya luz todos los sabios comprenden los misterios.

La séptima estación es la de los que hacen de la Sûrat al-Ijlâs (el capítulo ciento doce del Corán) el centro de todas sus meditaciones, puesto que esa Sûra proclama la Unidad de Allah y la abolición de la independencia de todas las cosas, quedando la realidad unificada bajo la Verdad Trascendente del Uno-Único. Esa Sûra abre las puertas de las Tayalliyât, y muestra el secreto guardado en el Destino.
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Recordemos que el Sufi define a los
musulmanes en tres categorías: el común, que son todos aquellos que cumplen sinceramente con el Islam; la élite (jâssa) que son aquellos que, además, han emprendido una vía de trasformación espiritual, y la élite de la élite (jâssa al-jâssa) que son aquellos que la han consumado.

 Hadiz es prácticamente sinónimo de ilhâm, y por eso lo mencionamos como un apartado dedicado a la inspiración. La única diferencia posible es, según algunos autores, que el hadîz consiste en “un discurso de la Verdad sobre el mundo de los secretos y las realidades ausentes a los sentidos, trasmitido por el Espíritu Fiel (Gabriel) hasta el corazón del ‘ârif”. En éste sentido, Allah se dirige a los profetas con su Kalâm (la Palabra) que implica revelación y tiene valor literal, mientras que a los ‘ârifîn los guía con el hadîz, es decir, les inspira o insinúa un saber; pero no es una dilación arbitraria o subjetiva, sino que es el resultado de una inmersión en lo más profundo. Por ello, el Tâwîl del Corán, (la interpretación ‘espiritual’), sólo debe ser hecha por quien ha conquistado tal grado, pues de lo contrario es una pretensión y una vanidad que no debe ser atendida. De ahí, el que los maestros hayan prohibido expresamente a sus discípulos interpretar espiritualmente por sí mismos el Corán. Al contrario, deben atenerse a su significación literal: “Sé sincero y no interpretes, pues el intérprete es un traidor”. En resumen, el Tâwîl es un don precioso, y serio, donde sólo el rigor lo convierte en sabiduría.
Después está el Shuhûd, (la contemplación). El Corán dice: “Allah da testimonio de que no hay más verdad que Él, y (lo mismo hacen) los ángeles y los dotados de ciencia”. Éste versículo es de gran importancia: dar fe de algo, testimoniar, (shahada), sólo puede hacerse legítimamente si se es testigo directo de un hecho. De ahí que shahada  signifique también ver, contemplar. Sólo Allah se ve a Sí Mismo, pero también los ángeles (porque carecen de ego), y los dotados de ciencia (que han matado su ego). El ego (nafs) es el escollo que impide a los hombres ver a Allah. Superado el escollo, Allah se vuelve visible. Pero el que ha suprimido a su ego, no ve a Allah con sus ojos (pues han dejado de existir, abatidos también en la muerte de su banalidad): se dice entonces que el ‘ârif ve a Allah billâh, con Allah, por los Ojos de Allah. A éstos se les llama Shuyûd, contemplativos. En éste grado, el Tawhîd, (la Unidad), tiene su consumación.
Allah se muestra al ‘ârif exponiendo ante él Su Belleza (Ŷamâl), o bien Su Majestad (Ŷalâl). Si Allah le enseña Su Belleza, se produce en el hombre un estado de distensión que lo invita a la familiaridad con su Señor. Pero si los reflejos le muestran la Majestad, el corazón queda sobrecogido. Lo normal es la sucesión de estos estados, como puede verse en la biografía del Profeta, oriente de todos los ‘ârifîn.

El temor (jawf) tiene un valor especial, pues mantiene al ‘ârif en una constante guardia, sobre todo si su destino es el de acabar siendo maestro para la gente. Por otro lado, es la cortesía que merece la Inmensidad. Crecer en sabiduría es crecer en la percepción de lo infinito, que va reduciendo el hombre a la nada, y esto le sobrecoge, tal como dijo Sidnâ Muhammad (s.a.w.s.): “Soy, entre vosotros, el que mejor conoce a Allah, y yo soy el que más le teme”. Ese temor -signo de conocimiento auténtico- tiene que tener sus manifestaciones físicas, y así los Compañeros del Profeta llegaban a escuchar el latido de su corazón cuando realizaba el Salât y se recogía profundamente en Allah.
El Imâm al-Ŷîlânî lo explicó diciendo: “Era por la Majestad que el Profeta veía en ese estado, pues se le mostraba lo descomunal de la Inmensidad Infinita”.
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La Majestad siempre precede a la Belleza, de modo que los corazones de los ‘ârifîn se sumergen en un estado de íntima contracción.

 La auténtica felicidad, verdadera y fundamental, reside en el interior y llena el corazón de paz y satisfacción.

Cuatro son las fuerzas que se necesitan para moderar los límites de lo razonable y no pretender ascender por alguna entrada trasera; pues no hay mayor seguridad de prosperidad que en Allah SWT, que nos provee de la dicha creacional del universo, para que el Amor inspire y supere los escrúpulos del mundo, del miedo y los obstáculos que disminuirán en sacra proporción.
-La razón estética nos permite recibir la belleza por la contemplación y la fruición.
-La razón intelectiva de la verdad en la certeza del análisis y síntesis.
-La razón volitiva mediante los ejercicios espirituales con voluntad firme, perseverar y constancia en cada paso.
-La razón afectiva para percibir lo sensible de lo más Elevado, sin que los sentidos humanos influyan y la ecuanimidad no sea distraerse sobre los sentimientos. Superada esa dependencia de afectividad, negativa o positiva, el Amor ennoblece las cualidades específicas y sublimes, abriendo la Senda de la intensidad perfecta.. NUNCA pararse..seguir adelante a la próxima estación y así sucesivamente.
El estudio intenso debe ser ordenado, y lejos de debilitar, es una gimnasia para fortalecer.
Si trazas un punto tendrás una concentración de un instante..
Si trazas una línea recta conseguirás una concentración de varios segundos..
Trazaré entonces un círculo, para prolongar la continuidad y que sea más dulce para el corazón la concentración. 
Quita las tensiones soltando bien los músculos de la frente (sin fruncido ni arrugas); los de la vista..ojos tranquilos y contemplativos.. los de la boca, sin apretar y mandíbula suelta.. las manos y pies tranquilos.. la cintura y diafragma flojos.. respiración natural suave, profunda y rítmica al Nombre que recordamos.. leve movimiento de cabeza hacía los lados.. [Al- a la derecha.||. llah- a la izquierda].
(Recitando el Corán es mejor un movimiento de delante a atrás levemente). 
Sentados en la posición del sastre.. (si estamos sólos) poner el círculo, cuadrado con el Nombre de Allah SWT a un metro de distancia de nuestros ojos.. y comenzar el Dhikr para la contemplación.
Es un gozo para los seres espirituales, recibir las luces sobrenaturales de las consolaciones divinas, que aportan para todo el universo gran felicidad. 

TRES PARA EL CAMINO

ATIENDE CAMINANTE.

Entre el piadoso y un adorador de ídolos;  los segundos podrían ser incluso preferibles a los ostentosos ascetas y a los musulmanes adoradores de las formas; Es comprensible.. El modernismo desvirtúa la pureza de los dones.

Las manifestaciones externas son tan atractivas como atroces. 

Alguien que lleva una vida ascética impecable, (sólo por el puro ascetismo), continúa sometido al egoísmo.

En la contracción y expansión, (qabd es preferible a bast), porque es un estado de absoluto abatimiento. 

..sepan que hay tres formas de gratitud: con el corazón, con la lengua, (alabando a Allah), y la más importante, con los actos: manifestar gratitud cumpliendo con la ley de Allah y mostrando un amor activo hacia nuestros semejantes.

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ATIENDE CAMINANTE.

Toda ganancia en lo material-mundano  repercute en una perdida de la Rahma de Allah. 

Alguien que es capaz de ver lo auténtico, no especula con la falsedad

Una verdad espiritual ayuda al comprender del creyente, pero vislumbrar el camino, eso es otra cosa.

Cuando una tradición folklórica logre asentarse en el aspecto de la haqiqa, (en el seno de una determinada creencia), y las personas de realización espiritual verdadera desaparezcan; entonces se puede afirmar que todo está muerto, pues solo quedaría de ello la envoltura exterior.

Ciertamente, si no claudica el ego-nafs, el viajero está perdido.

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ATIENDE CAMINANTE.

Los símbolos exigen ser vivenciados, sin análisis demasiado eruditos.

Si queremos conectar con las enseñanzas, podemos apartarnos de nosotros mismos.

Si añadimos más velos a lo que ya está velado…  ¿Cuando deberíamos des-velar el misterio?.

El que carece de luz propia, siempre puede compartir un reflejo de luz del que reciben los demás.. Pero ni es lo mismo, ni siempre es en la misma medida. 
La luna también recibe un reflejo de crecimiento, esplendor, decrecimiento y desaparición.. Y vuelta a empezar.  Es voluble, cíclica, como la existencia humana.

Nuestro espíritu se tiene que encontrar limpio y desprendido para poder reflejar cuanto recibe (y en ocasiones) deseará quedárselo para sí mismo.

Un segregador, fragmentador, analista, discursivo y teórico del conocimiento, es frío, y el frío no calienta.

La espiritualidad no busca fuera lo que ya somos; la chispa reside en el interior.

La vía que parte del conocimiento, la introspección, contemplación, meditación, etc. sanamente no tiene que degenerar en autocomplacencia, (y tiene que ser consciente), de que uno no enciende una vela para mantenerla oculta bajo una vasija.

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CIERTAS CARACTERÍSTICAS DEL SUFISMO

CARACTERÍSTICAS DEL SUFISMO.

La transmisión de una sabiduría de origen divino es una fuente-tesoro.

La tradición es la perpetuación en el tiempo y renovación incesante por el contacto con el tesoro-fuente espiritual.. dicho de otra manera: la  tradición,  según  la  cual  la  única  originalidad  que  vale realmente  es  la  de  la  exposición  del  saber,  exposición  que puede ser enriquecida,  profundizada,  reorientada  según  las particularidades  necesidades  de  la  época,  pero  abrevando siempre  "de  la  fuente  de  la  verdad  misma".

La misión central del tassawuf es la educación de la  persona  humana  íntegra  hasta  que  alcanza  la plena  realización  y  la perfección de  todas sus posibilidades. Además de las virtudes espirituales, (que  se  engendran en el alma del discípulo mediante la  alquimia ejecutada  sobre  su alma  por el maestro), la transformación implica  una  profunda  transmutación de  la substancia misma  del alma a través del efecto milagroso de  la Presencia divina  ( hudûr ) que  se implanta  en el corazón mediante la  iniciación por el maestro espiritual,  y  que  es eficaz  debido a  la  gracia (barakah) que  fluye  desde  el origen  de  la misma revelación.  Para  que  ésta  transformación pueda acontecer, debe  existir un enlace  tradicional con el tesoro-fuente  o  una  cadena  espiritual (silsilah), una  disciplina o método para  ejercitar el alma, (tarwiyah), un  maestro para  que  pueda  aplicar el método y  que  pueda  guiar ( irshâd ) al discípulo a  través de  las estaciones del viaje,  y  por último, un conocimiento de  orden doctrinal sobre  la naturaleza  de  las cosas que  dará  dirección al adepto durante su viaje espiritual (sayr wa sulûk ).. Y  por supuesto, debe  haber como prerrequisito una iniciación formal ( bay'ah ) que  ate  al discípulo con el maestro  y  a  su  cadena espiritual así como a las  órdenes superiores del ser. Éstos  son los aspectos fundamentales del tassawuf.
la Tarîqah o sendero  espiritual, sólo está destinado a  aquellos que  buscan a  Allah aquí  y  ahora,  y  van  en busca  de  la Verdad inmutable  que, aunque  presente aquí  y  ahora,  es al  mismo tiempo la fuente transcendente  y eterna  de  toda revelación.  La Tarîqah es pues un medio por el que el hombre  puede  retornar al origen de  la  revelación  islámica  y  llegar a  ser a  la  vez, (en un sentido espiritual), compañero de  los santos.
El papel del maestro  espiritual, el shaykh, murshid, murâd o pîr, es liberar al hombre  de  los estrechos  confines  del mundo material hacia  el luminoso espacio ilimitable  de  la  vida espiritual en virtud de  la barakah que  lleva  dentro de  sí.

El hombre caído envejece, decae  y  muere; mientras que  el hombre espiritual regenerado está siempre  interiormente en la flor de  la juventud.. Por  haber bebido de  la fuente de  la vida eterna  y  obtener acceso  al elixir de  la inmortalidad que vive en una  perenne  primavera  del alma,  aunque  su cuerpo pase  a  través del invierno de la vida; he  aquí, por qué  el maestro  es capaz  de  dotar  al discípulo de  juventud, cualquiera  que  sea  su edad cronológica:

"Contemplar  al maestro es recobrar el  éxtasis  y  el júbilo de  la primavera  de  la vida y  estar separado de  él es  experimentar  la aflicción  de  la vejez". (Zir).

"Envejecí con su aflicción, pero cuando  Le nombras, toda mi  juventud retorna". (Khs).

El hombre  puede  buscar la  fuente de  la vida  por sí  mismo.  Puede  intentar  descubrir  los principios  de  la regeneración espiritual a  través de  sus propios  esfuerzos. Pero éste  empeño es en vano  y  nunca  dará  frutos a  menos que  el maestro esté presente junto con la disciplina que  sólo él puede  impartir. Sin la piedra  filosofal no es posible ninguna  transformación alquímica. Sólo el poder  del shaykh puede libertar  al hombre  del  sí mismo --carnal-- de  su alma hasta el punto de  capacitarlo para  contemplar  el Universo  como realmente es  y retornar  al océano de  la  Existencia universal.

           "Sin el poder grandioso,
               Shamsud no podría
        contemplar la Haqq de Uno,
ni la luna tornarse brillo sobre el mar".

Sin duda, existe gente excepcional que  son iniciados en el camino excepcional, pero éstas vías  excepcionales, no eligen ni buscan  hombres, son sólo para unos pocos que son escogidos, (y pertenecen no obstante), a  la  función iniciática universal, cuya interacción sobre  la tierra, es el maestro sufí; Interiormente  unido a la jerarquía  invisible  y  a  la  Verdad (al Haqq) como signo de  la suprema  misericordia,  (la misma, que aparece  exteriormente entre  los hombres rahmah de  Allah), como el medio  por el que el hombre  puede  tener  acceso al mundo espiritual  y  ser admitido en la compañía-cofradía. Esa es la puerta a través de  la que  uno debe  pasar para  entrar en el jardín del Amor, mientras que  al  mismo tiempo, es el guía  hacia el patio interior  de  éste jardín.
Ser iniciado en una  orden  sufi, (y  aceptar la  disciplina de  un maestro), es entrar en un vínculo que  es permanente,  y  que  sobrevive incluso a la  muerte. Para  el discípulo, el irshâd shaykh está siempre  misteriosamente  presente,  especialmente  en los  rituales. El shaykh  no muere  nunca para  el discípulo, aún cuando haya  abandonado físicamente  éste mundo. Su  guía  espiritual  (y  su  asistencia) continúa incluso después de su muerte.
El maestro  espiritual, a quien Rûmi  llama el jinete  celestial, viene  y  va,  pero permanece  el polvo de  su galope. Su efecto sobre  los discípulos es permanente  y  la semilla que  ha  sembrado  en sus corazones sigue  siendo nutrida y  cuidada  incluso después de  que  el templo de  su cuerpo se  haya convertido en polvo.  Bajo su cuidado, incluso desde ésta ruina terrestre,  la semilla  puede crecer  y  ser árbol que  se  estira  hacia  el cielo  y  se  extiende  desde el horizonte del Este  al del Oeste.

Assalamo aleikum.

jueves, 20 de julio de 2017

VIAJERO


"El viajero tiene que aprender lo que hay de útil en cada lugar. Permanece en cada uno de ellos durante una noche o una hora y, después, se va".
¿Cómo se podría esperar facilidad en tales condiciones?.

No hemos mencionado esto para responder a las personas acostumbradas a las comodidades de éste mundo, que luchan por ellas y se afanan por acopiar cualquier fruslería mundana.
No nos ocupamos de los que se dedican a esas actividades ridículas y sin importancia, o no fijamos la atención en ellos, sino que lo hemos mencionado como un consejo para todo el que quiera prepararse para la felicidad de la contemplación en un reino distinto al que se le ha dado y llegar al estado de fana', a la desaparición, en cualquier otro lugar que no sea el suyo de origen, y a su asimilación a lo Real, desapareciendo de los mundos."
La Revelación depende de la extensión y la forma del conocimiento. Después, con la contemplación, te das cuenta del conocimiento de Él, desde Él, que adquieres cuando te esfuerzas y te ejercitas.

Extracto del Libro: "Viaje al Señor del Poder." Pág 28-30. (Ibn Arabí)
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Reflexionar sobre lo anterior.