La razón concede tiempo para tomar decisiones; después reclama su lugar para que la verdad surja.
Penetrando en el tiempo, sobre la analítica del momento que sujeta a la razón, (que lo puede retener), la esencia real del tiempo se concentra en el espíritu y queda fijado en el secreto del ser del hombre.
La vida, es proyectada en la dimensión del tiempo, algo breve y concisa, pero somos nosotros quienes la acortamos o extendemos con el cuidado de su naturaleza.
Para alumbrar ésta superación de lo temporal, debemos permanecer en el ser presente y futurible; su permanencia consiste en haber sido una respuesta al interrogante que consiste en ese haber sido. Una respuesta negativa implica una paradoja incesante sobre la actividad exterior de su acción.
Si dejan marchar el momento de ese tiempo, lo vital será ocupado por quien menos vive en la auténtica vida humana, por quien menos supera la fugalidad del tiempo. Éste tiempo tan preciado, se sujeta al dominio analítico de la razón, el cual, (como hemos dicho antes), es capaz de retenerlo, y con ello, también participa en la distensión del alma.
El tiempo vital está simplemente dormido, esperando su despertar de la permanencia. El hombre piensa en ese tiempo vital, cuando realmente, lo que más hace es soñarlo; cree verse despierto, aunque sólo es un sueño ilusorio.
La vida humana tiene que buscar el tiempo vital como un opuesto al ocupado actualmente.
El sabio que se encierra en sus libros, no es un auténtico sabio, pues no vive la auténtica vida humana con la libertad de la sabiduría.
Resulta superfluo mencionar la manera del transcurrir de los años y manifestar el descontento, que ya no se puede modificar en nada, por lo ya perdido. Si lo habéis captado, no os dejéis llevar por lo aparente del engaño temporal; examinar el tiempo no remedia los males, ni se dan bienes con ello.
Aprende del esclarecimiento intuitivo sobre la abundancia, pero sin permitir que se toque en lo más mínimo de tú tiempo. Es grande saber reconocer los errores humanos de sistema, y es más eminente el que aprende de ese provecho para no caer otra vez en el mismo bucle.. te baste por tanto, con el tiempo, pero no debes liarte en los juegos mundanos, que hacen pérdida del mismo, pues el que ordena bien los tiempos sabe el hacer de su vida y no teme ni suspira por el mañana.
Navega por el mundo con la sucesión de vientos diversos, pero que no te hagan dar vueltas en un mismo espacio; no caer en la monotonía.
La vida avanza por el sendero que comenzó y no hay vuelta atrás que quiebre su curso. No te pares, pero administra lo que es seguro, y tú tiempo debe ser seguro.
El torrente rápido del río no deja generar musgo en las rocas, pero las redondea hasta el desgaste.
Los días se hacen presentes de uno en uno, y así sucesivamente en instantes.. ordena el tiempo para retener de forma segura la tarea serena.
La vida no desaparece por negligencia y nada debe ser derrochado; por tanto, aunque sea corta o larga, debes aprovecharla íntegramente hasta que llegue el último día, pero procura notablemente tener al Espíritu bien alimentado, para cuando ya el apellido y los apetitos pierdan su significado.
Decían los antiguos: "Tras la sutura viene el emplaste de datura, pero no te des muchas confianzas con ella, que donde calma mucho también puede matar."
Assalamo aleikum.