Vamos a leer un párrafo de Ibn Arabi sobre el mundo de la imaginación, donde penetramos con los sueños: “El contenido del más allá, (dice Ibn Arabi, éste gran sufi del siglo XII), será creado eternamente siguiendo el modelo de éste mundo, pues los habitantes del Paraíso dirán a los objetos que desean tener: ‘¡existid!’ y existirán. Así, no se imaginarán nada, ni se les ocurrirá la idea de un nuevo estado de cosas, sin que comiencen a existir ante sus ojos. Del mismo modo, los habitantes del infierno no abrigarán un temor, ni sufrirán una tortura mayor que la que sufren, que no adquiera realidad en ellos y para ellos. Esto es exactamente la realización de la idea. El más allá requiere la creación de un mundo de éste mundo, pero será sensible, no meramente mental. Por la mera existencia de una idea, de un impulso imaginativo, de una volición, deseo o apetito, todo ésto se hará sensible. En éste mundo de la realidad física, esto no puede ser ejecutado por todos”.--
Este párrafo dice meramente lo siguiente: Que lo que conoció el hombre en éste mundo va a existir en el mundo suprasensible, pero allí no tendrá un medio físico de concreción, como el que tiene aquí, (aunque no dejará de existir bajo una forma individual), y esa forma percibirá tanto goce como sufrimiento por parte de otras formas que la harán gozar o sufrir, como en éste mundo. En éste mundo tenemos goce y sufrimiento a través de objetos que tienen una determinada forma. Esos mismos objetos van a estar en otra dimensión. Pero, además, aquel que esté purificado de éste mundo, adquirirá la imaginación creadora. Cuando Allah SWT creó el universo dijo: ¡sea! y fue, y el hombre tiene esa potencia creadora guardada en sí mismo. Dicha potencia se va a manifestar plenamente en el orden superior, en que el hombre dirá: ‘¡Exista la cosa!’ y va a existir, como en el mundo del sueño. Nosotros, muchas veces, inducimos ciertas realidades para soñar; a veces nos despertamos en medio del sueño y queremos volver a soñar con lo mismo, y logramos hacerlo.
La conclusión final sobre el mundo imaginal, es que tal mundo nos pone por delante y destaca la importancia de la imaginación en el ser humano. Si no fuera por la imaginación, los seres humanos no pensaríamos, no existiríamos como seres humanos. Ella nos distingue sobre el resto de los animales. La imaginación es un don espiritual.
Frente a la imaginación, y contraria a ella, está la fantasía, que nos presenta cosas ilógicas, irracionales, y en los sueños la fantasía nos induce a cosas horrendas, criminales, etc.
También ese mundo imaginal tiene que ver con la contemplación, que dicen tener los santos y los Profetas (PyB). Cuando ellos ascienden a un mundo superior a éste, contemplan realidades, y hablan con seres diferentes a los seres con que conviven materialmente en éste mundo. Y tal contemplación está muy testimoniada, muy bien asentada, porque existe en todos los pueblos. La antropología cultural actual, a través de la documentación que ha recuperado de las tradiciones de todos los pueblos, nos hablan de esos ascensos o de esa contemplación de otros mundos, como por ejemplo: en el cristianismo de la ascensión al cielo o el descenso a los infiernos de Jesús (P), o en el Antiguo Testamento sobre la ascensión de Elías, o de la visión que tuvo Jacob, cuando se durmió sobre la piedra, sobre la que se le presentaba una escalera por la que subía a los cielos y contemplaba.
La contemplación es testimonio normal continuo de todas las civilizaciones y de todos los pueblos, aunque hoy está atrofiada en el ser humano, por no desarrollarla, como están atrofiadas muchas otras cosas de su vida espiritual. Además, esa contemplación, está en todas las Revelaciones, no sólo en el Antiguo Testamento, sino en la India, en Persia, etc. También a esos seres que ascienden a un mundo superior los vemos que alcanzan un grado espiritual muy alto, lo que da testimonio que se han transformado mediante la contemplación.
Hay dos tipos de Profeta (Nabi), uno que se llama “Profeta mensajero” (Nabi mursal Rasul) y otro “Profeta sin Mensaje”. El “Profeta mensajero” ve directamente en estado de vigilia, (como dije antes), y el Profeta no-Mensajero debe dormir para que la visión le afecte, y escucha y ve en el sueño, igual que cualquier ser espiritual de alta graduación.
En conclusión, la contemplación es esencial para el ser humano, pero en el hombre actual está atrofiada. Los seres que todavía pueden contemplar, y los que practican retiros espirituales, para obtener la contemplación, se puede decir que están a salvo de dicha atrofia. Pero así como se atrofió el oído y la vista en el ser humano, (porque antes oía y veía mucho más), se han atrofiado otras partes menos sensibles. Y “Allah es más sabio”, como dicen los piadosos y a Él nos encomendamos.
Del libro: "La Sabiduría del mendigo" del Sheykh Ahmad Salah As Sufi.