¿CONOCERSE A SÍ MISMO?.
Quien se conoce a sí mismo, conoce a su Señor. (Ḥilyat al-Awliyā 10/208).
Al-Ghazali dijo:
Quien conoce los misterios del espíritu, se conoce a sí mismo. Si se conoce a sí mismo, conoce a su Señor. Si se conoce a sí mismo y a su Señor, sabe que su materia es celestial en su naturaleza y su instinto, y que es un extraño en el mundo corporal. (Fuente: Iḥyā ’Ulūm al-Dīn 3/382).
"Quien sea ciego de corazón en este mundo, lo será en la otra vida y estará mas alejado aun del camino de la verdad". (Corán, Sura17 verso 72).
En otras palabras, toda la humanidad no son simplemente animales glorificado o unos grupos de células. Dentro de cada persona está el potencial de convertirse en un verdadero siervo del Señor Todopoderoso, para reflejar al mundo sus atributos en el espejo de sus corazones puros. Por esta razón, alguien que despierta el espíritu de Allah dentro de sí mismo actuará bajo la guía de Allah, como si fuera Allah mismo actuando a través de ellos.
Allah dijo: Mi siervo no se acerca a mí con nada más amado que los deberes que le he impuesto. Mi siervo continúa acercándose a mí con buenas obras voluntarias hasta que lo amo. Cuando lo amo, soy su oido con el que escucha, su visión con la que ve, su mano con la que golpea y su pie con el que camina. (Ṣaḥīḥ al-Bukhārī 6137, Grado: Sahih).
Sahl ibn Abdullah, (P) dijo: Si uno se conoce a sí mismo, uno conoce su estado con su Señor. Si uno conoce su mente, uno conoce su estado entre él y su Señor. (Ḥilyat al-Awliyā ’10/201).
La parte más importante de esta clave en la búsqueda de conocerse a uno mismo tiene que ver con la constitución de éste ser - de - luz que soy.. con un centro cardíaco que es una obra de ingeniería inteligente y perfecta, pero.. ¿Qué puedo manifestar con el porcentaje de materia?, ¿Qué potencial real tiene, debido al encierro dimensional en el que me encuentro?. En realidad, ¿estamos compuestos por el universo y al mismo tiempo poseemos el universo en nosotros?. Así como todos vivimos inmanifestados, el universo que nos habita, integra el cosmos infinito, por decirlo de alguna manera; contiene siete soles, (Lataif), con un sol central que en la constitución física se llama centro cardíaco o de Ibrahim. Estos soles gobiernan sistemas que componen un reino (infinito hacia afuera, así como hacia adentro), manifestado en células que forman el material, biológico, con el cual cada uno se desplaza por éste campo.
Científicamente, existe una frase que constituye (tal vez) la base de la teoría del todo, la que explicaría definitivamente la verdad de que todo es Uno: "El universo es como un holograma compuesto por infinitas partes y en cada parte se contiene en sí el universo entero".
El estado transitorio de las bajas vibraciones se llaman vida y no resiste a la alta intensidad de la luz.
Su frecuencia es inconmensurable, pues es el hilo que mantiene a toda la creación en cohesión y de manera perfecta; es un fluido de luz (una esencia) desconocida en éste mundo. Sin embargo, estamos hechos de ese mismo aliento lumínico y de alguna manera, es imposible descifrarlo. Para descifrarlo, sería necesario abrir las compuertas del sentimiento más profundo del Amor y la humildad para despertar la aceptación hacia esa Fuente Generadora de donde todo proviene y por cuya nostalgia nos tiene que mover, por fin, para dar el paso e ir a su encuentro.
Para moverme por éste mundo, igual que ustedes, utilizo un vehículo físico, que gasta energía biológica. Es una expresión perfecta de una obra de ingeniería maravillosa que pocos saben valorar, pues sólo lo conocen escasamente, y tampoco saben como ver y conocer la verdadera condición espiritual para darnos cuenta de que nuestras normas, no llegan a las de Allah.
¿QUÉ PODER TIENE ESTA LUZ?
El poder de esta luz permite que el hombre se conozca a sí mismo. Cuando empatizamos y nos acercamos en esta luz, vemos nuestra verdadera condición espiritual. Cuando una persona se justifica a sí mismo, está satisfecho consigo mismo y está orgulloso, no hay palabras humanas, explicaciones, exhortaciones, advertencias ni censuras que le hagan ver su condición. Sólo cuando Allah otorga su gracia e ilumina a éstas personas, se pueden dar cuenta de lo corruptas, caídas e hipócritas que son.
Cuando la luz divina resplandece, todo cambia y se manifiestan los verdaderos colores de las cosas.
Nadie puede progresar espiritualmente, ni realizar una obra eficaz si se carece de la iluminación divina. No importa el método que usemos, aunque sea argumentando con lógica, con debates o con razonamientos, no puede existir la coacción en materia de religión.
Estos procedimientos sólo logran que la persona entienda superficialmente que debe dejar el pecado, ya que el pecador está ciego, y esta ceguera le impide ver la luz. La necesidad básica del pecador es que pueda reconocer su propia condición y que la gloria de la luz le conduzca a la Senda correcta. Las lágrimas que derrama y el sentir remordimiento, no le hacen ser mejor sirviente, debe cambiar totalmente del interior al exterior. La fe genuina es inconmovible y soporta todas las pruebas.
El elemento primordial es poder ver.
En la luz divina podemos ver la luz.
La diferencia entre un creyente maduro y uno superficial, depende de la luz divina que cada uno haya recibido y de si la ha recibido de manera permanente o temporal. Bajo la luz divina vemos lo negro que es negro, y lo blanco que es blanco. El creyente inmaduro ve sus faltas, aunque hasta cierto punto, sólo cuando está bajo la luz divina. Pero el que es maduro se conoce a sí mismo porque está constantemente bajo la iluminación de Allah.
Hasta la fecha, no hay escapatoria al mandamiento de «Conócete a ti mismo» pues de Allah venimos y/a Él retornamos, pero no quieras conocer por vanidad el Nombre Prohibido de paso. Porque, el asunto éste del conocerse a uno mismo, les ha llevado a muchos de cabeza hasta los emplazamientos vedados, en los que supuestamente, guardan el misterio en un corral. No es culpa nuestra. Solamente seguimos el camino. Y el camino tiene una señal: ¡No se acerquen al extremo!. No vayan ustedes con las ideas extremistas.
El río de la conciencia humana, cuando desemboca en el océano ancestral, avanza en círculos. Empieza con un borboteo; surge con fuerza tierra adentro en un manantial al que siempre da el nombre Allah. Allí borbotea en un charco misterioso tierra adentro, en la que brota, con todo su misterio y su piedad, la conciencia humana. Después siguen los canales y las dudas. Luego es una tranquila lengua de agua. Luego empieza la sedimentación del aluvión.. Y por fin, desemboca en el gran océano.
En ese gran océano, la mayor parte de los hombres se pierde. Cuando sabes de las fuentes primordiales, entonces llegas a comprender el "Conócete a ti mismo", y entonces comprendes lo que subyace en todas las manifestaciones etéreas.
Pero conocerse a uno mismo, igual que conocer cualquier otra cosa, no es un proceso que pueda ir siempre en la misma dirección hasta el infinito. El hecho de que solo el yo sea el yo mismo limita la finitud de un modo radical. Es cierto que siempre puede esgrimir sobre los misterios del yo y rayar en la infinitud. Se admite. Pero desde el momento, en el que el yo raya en la infinitud, pasa a ser algo más que el yo mismo.
Lo mismo sirve para toda la forma del conocer. Se empieza por averiguar la composición de una gota de agua, y antes de que nos demos cuenta, el río del conocimiento desemboca en el mar de las vaguedades.
La ciencia ha aprendido muchísimo por el camino.
Deben aplicar lo mismo con el tema de "Conócete a ti mismo". Ya que algo hemos aprendido por el camino.
¿PUEDO CONOCER EL YO?
Esta pregunta, después de todo lo anterior acerca del yo y de sus actos, parece ridícula. La pregunta podría formularse de otro modo: ¿se puede tener una intuición tal que me haga presente el yo, como ser, lo mismo que sucede con cualquier otra experiencia?. También se podría preguntar: ¿tengo conciencia del yo y me conozco a mí mismo? En este caso, se supone que "tener conciencia de algo" no es lo mismo que "conocer algo". Puedo tener conciencia de mi yo, mientras encuentro al amigo, mientras camino por la calle, mientras escribo un libro: sé que yo estoy realizando éste acto. Sin embargo, no es lo mismo que conocer el "ser del yo", o ver el yo en su ser. Por lo tanto, es legítima la pregunta acerca de la posibilidad o la realidad de "conocerse a sí mismo".
Algunas actividades de la sensación y de la mente son totalmente transparentes, porque se pueden conocer en la conciencia, pero su conocimiento es totalmente instintivo y material, pero es también un conocimiento de sí mismo. La naturaleza del yo, como es en sí mismo, se puede conocer solamente cuando se le aparece a uno en la actividad sensible. Se establece, pues, una ruptura entre el simple aparecer y lo que uno realmente es. Esto se debe al hecho, de que la intuición, es únicamente una intuición sensible. En esta separación, entre el conocimiento sensible y el conocimiento intelectual, el concepto, no pertenece a la intuición, sinó al entendimiento, y en éste caso, no se da una "intuición" de tipo racional. Entonces, ¿cómo se puede conocer al yo?.. Por un "sentido" interior. Esta es una facultad con la cual uno se reconoce a sí mismo. Por lo tanto, se trata de tener conciencia. Uno se conoce a sí mismo solo como "apercepción", y no como un objeto comparable a los demás objetos del conocimiento. Si para llegar al conocimiento de sí mismo (con una especie de "percepción de sí") se necesita tener una "conciencia de sí" mismo, entonces el yo deberá percibirse con un sentido interior para que aparezca el flujo de las percepciones del yo sustancial. Por lo tanto, aunque el yo es escurridizo, y la suposición de su existencia es la tesis de la evasión del yo.. Siempre hay quienes consideran que la autoconciencia es suficiente para tener un autoconocimiento de su yo, y admiten lo que se llama un acceso privilegiado. De hecho, la percepción sensible del propio cuerpo con su carne y su sangre es experimentada por muchos como la conciencia inmediata del yo.
La indagación apreciativa, que se centra en lo que funciona, en lo mejor de lo que es y en lo que da vida, ofrece claridad para centrarse en lo que quieres y no en lo que no quieres, para vivir desde la abundancia de lo que es y no desde la carencia, desde lo que falta y en lo que no hay. Así entendida es la contemplación como la práctica que combina el meditar y el contemplar partiendo de la percepción.
Deben conocerse a sí mismos, disolviendo los espejismos y sombras para llegar al Ser real. "Conócete a ti mismo" es una conocida frase que muchos sabios han utilizado para que comprendamos que el camino es hacia el interior por medio de la contemplación.
No se puede estar perdido en la mente ni en el cuerpo, ni en los roles o etiquetas. ¿Qué implicaría una des-identificación con todo ésto?.. Bien-amados, para reencontrar la esencia se requiere la máxima atención hacia el interior mismo, para llegar al conocimiento, ya que a menudo ocurre que "No prestas atención" sobre ti mismo. Tu mente está con otras cosas, personas e ideas, pero nunca está contigo mismo. Céntrate.. sé consciente de tu propia existencia. Mira cómo funcionas, vigila los motivos y los resultados de tus actos. Estudia lo que has construido a tu alrededor sin darte cuenta, y sabiendo lo que no eres, llegarás a conocerte a ti mismo. Debes indagar y bucear en el conocimiento, en la experiencia y en el silencio que te permitan ver, percibir y conocer todos los rincones de tú ser: esencial-espiritual, mental, emocional y corporal. Este "buceo" interior te permite llevar el amor a tu discernimiento, para que tus decisiones surjan de un espacio de sinceridad y benevolencia, pero nunca de crítica, cinismo o juicios destructivos que separan, pues te separan y provocarán rechazo. Para conocerte también es necesario bucear en el silencio, sentir la Presencia y quitarse las capas de las identidades que no son reales. Servidor te acompaña para que puedas recorrer éste camino hacia ti mismo con el permiso de la Presencia.
Para conocerse uno mismo es necesario darse espacios (tiempos) en los que uno no tenga nada planificado, para estar disponible a lo que emerja de dentro y de fuera, para estar en Presencia y en silencio. Verse en su interior exige un esfuerzo de introspección-contemplación.
Puedes preguntarte: ¿Qué ocurriría en mi vida si me reservo algunas zonas libres de obligaciones, que permitan un vacío en el cual pueda escucharme y pueda aflorar lo que quiere nacer en mí?, ¿Qué sucede conmigo cuando no rechazo el silencio, la soledad y la pasividad como algo inapropiado, sinó que permito un espacio para estar en mí?, ¿Qué generará en mí si me guardo algunos espacios en blanco en la agenda, para estar disponible?.
Cuando te permites espacios vacíos en la actividad, entras en el sueño social que nos ha hecho confundir el tejido de nuestras obligaciones con la vida en sí misma. Debemos estar disponibles para Allah y para lo que quiera manifestarse en nuestra vida.
Disponte a indagar en ti. A estar presente, en el silencio y/a descubrir la belleza que yace en ti y que eres tú. El conocimiento que sustenta todo, así como los ejercicios que te acompañan, están en varios artículos. El recorrido que te propongo es para avanzar. Camina, solo camina.
Assalamo aleikum.
Shaykh Ahmad Salah As Sufi.