Allah todopoderoso defenderá a todos los que por su amor no abandonen su contemplación espiritual para defenderse a si mismos.
Quienes crean, aquéllos cuyos corazones se tranquilicen con el recuerdo de Allah -¿cómo no van a tranquilizarse los corazones con el recuerdo de Allah?-,
[Sura 13 (El Trueno) verso 28].
¡Acordaos de Mí, que Yo Me acordaré de vosotros! ¡Dadme las gracias y no Me seáis desagradecidos!
[Sura 2 (La Vaca) verso 152].
Todos los que se esfuerzan por ser contemplativos no sólo deberian perdonar a todos los que se quejan sobre ellos, sinó que han de estar tan ocupados en su propio trabajo que ni siquiera se den cuenta de lo que se dice y/o se hace a su alrededor. Estar pero no estar.
¿Te ocupas y te turbas por muchas cosas?. Esto indica que las personas activas están siempre ocupadas e interesadas en un sinfin de asuntos, primero sobre si mismas y después sobre todo lo demás. Lo importante y valioso para el desarrollo espiritual es: concluir la mejor obra posible y de la mejor manera posible: lo que es necesario para la obra del amor y de la alabanza para Allah. No hay obra mayor. Que el creyente pueda comprender su función sobre éste particular, y que no es posible dedicarse enteramente a la obra y a la acción al mismo tiempo. Que las preocupaciones de cada dia, y la vida activa de hoy, no dejan mucho tiempo para la contemplación, y tampoco pueden combinarse de forma adecuada, aunque puedan unirse de una forma incompleta. Para aclarar ésto, diré: Que para la obra del amor, (que comienza aquí en la tierra), y que es la misma que el amor de la vida eterna, ambas son una misma cosa.
¿Cómo han de conducirse los primerizos en la contemplación con respecto a sus pensamientos e inclinaciones?
Cuando creas que has hecho lo que has podido para enmendar tu vida de acuerdo con las leyes divinas, entrégate apasionadamente a la actividad contemplativa. Y si el recuerdo o la tentación ronda tú mente, formando un obstáculo, pasa con decisión por encima de ellos. Intenta quitar del pensamiento estas distracciones como si nunca hubieran estado o nunca las hubieras realizado. En una palabra: tan pronto como surjan estos pensamientos, debes rechazarlos. Si llegas a sentirte fatigado, probablemente comenzarás a intuir el método y las sutilezas descritas entre algunos de los artículos de éste mismo blog, (¡claro!, si los has leído), para que te ayuden a controlar la situación. Pero, créeme, la técnica para controlar tus pensamientos, se aprende mejor de Allah y a través de la experiencia (conectividad) antes que de cualquier otro sucedáneo.
Los recursos espirituales que pueden aprovechar los primerizos en la contemplación.
Te hablaré un poco sobre dos técnicas para dominar las distracciones. Pruébalas y mejoralas, seguro que puedes.
Cuando te sientas molestado por los pensamientos recurrentes, trata de no enterarte de su presencia ni de cómo se han colado en el proceso. Mira más allá de ellos, por encima de sus cabezas, como si estuvieras contemplando otra cosa distinta, como tiene que ser. Pues más allá (de ellos), y de todo eso, está aquello que deseas observar, a través de la niebla del no-material. Haz ésto y seguro que pronto te sentirás aliviado de la angustia que te producen. Te puedo garantizar la ortodoxia de ésta técnica, porque en realidad significa un anhelo hacia Allah, un ansia de ver y degustarlo en cuanto es posible en ésta vida. Es un deseo, como éste amor que siempre trae paz y sosiego al interior.
Existe otra estrategia que deberías intentar también. Cuando te sientas totalmente exhausto de luchar contra tus pensamientos, dite a tí mismo: Es inútil luchar más con ellos, y después ríndete a sus pies como un cobarde cautivo. Pues, (al hacer ésto), te encomiendas al espiritual en medio de tus enemigos y admites la impotencia de tu naturaleza. Te aconsejo que recuerdes ésto en particular, pues al emplearla te haces completamente dócil en las manos del Supremo. Y ciertamente, éstas actitudes equivalen a un autoconocimiento, ya que te ves a tí mismo como realmente eres, una criatura, menos que nada sin Allah. Es, (en realidad), una experiencia de humildad y sumisión. Cuando Allah te observa en tu esfuerzo, (y sólo con ésta verdad), no puede menos que apresurarse a ayudarte en tus intentos. Luego te rescata de esa tempestad y te insufla las precisas fuerzas espirituales. Pues es Allah quien da el don de la contemplación libre y sin recurrir a otros métodos; los métodos "solos" nunca pueden conseguir nada.
Si me preguntas ahora, cómo se ha de proceder para realizar el trabajo contemplativo cuando no estás seguro del amor.. me pones en un aprieto. Todo lo que te puedo decir, es pedir a Allah Todopoderoso en su gran bondad y dulzura que te muestre Él mismo. Pues debo admitir con toda honradez, que nunca he hecho nada sin amor. Y no te has de extrañar, pues en las actividades divinas, sólo Allah, puede realizarlas en cualquier persona que elija. Por paradójico que pueda parecer, ni siquiera somos capaces de saber pedir a persona alguna -ni a un ángel - ni a un santo - el código del amor de la contemplación, en caso de que no estuviera ya vivo en él. Creo también, que la frecuencia es importante para trabajar en ésta obra, (y para los que han sido mundanos habituales), la preferencia son las oraciones y cumplir con los cuatro mandatos, (pilares).. buscar la dulzura del amor a Allah y nunca ofender gravemente a los demás. Si, parece que una persona reincide con mucha frecuencia.. pienso que tenemos que comprender que Allah es todo misericordia y poder, y que es libre para obrar como, donde y cuando le plazca.. y sin duda, Él prevalece por encima de todo. Sin embargo, sin Su gracia, no se realiza ésta obra en la persona que no tenga aptitudes para ella. Pues una persona no puede recibir Su gracia por su propio deseo. Nadie, ni pecador ni inocente, puede conseguirla. Esta gracia es un don, y no se otorga a la ligera.. tampoco es negada, cuando se solicita como debe hacerse. Advierte que digo negada, no reusada.
Cuidado con el léxico aqui, te lo suplico. Recuerda que cuanto más cerca está el hombre de la verdad, más sensible ha de estar ante el error. La advertencia que te hago es correcta, pero, si ahora no puedes captarla, déjala hasta que Allah te ayude a comprenderla. Paciencia.
¡Atención con el orgullo! Es una falta contra Allah en sus dones y hace al pecador temerario. Si eres realmente humilde entenderás lo que intento decir. La oración es para Allah, y debe hacerse totalmente gratis.
La contemplación corresponde a la naturaleza de éste don, y quien lo recibe, recibe también la aptitud correspondiente. Nadie puede tener una aptitud sin el don mismo. La aptitud para esta obra se identifica con la misma obra, son idénticas. Quien experimenta la acción de Allah en lo profundo de su espíritu, tiene la aptitud para la contemplación y no otra cosa. Sin la gracia de Allah, una persona seria tan insensible a la realidad de la contemplación, que seria incapaz de desearla o buscarla. La posees en la medida en que deseas poseerla, ni más ni menos. Pero nunca deseas poseerla hasta que Aquel que es inefable e incognoscible te mueve a desear lo inefable e incognoscible. No seas curioso por saber más, te lo suplico. Sé constantemente fiel a ésta obra hasta que llegue a ser todo un modo de vida.
Para expresarlo de una manera más simple, deja que la gracia actúe en tu espíritu como quiera y síguelo donde te lleve. Que ella es un agente activo y tú el receptor pasivo. No te interfieras con ella, (como si te fuera posible aumentar la gracia), más bien déjala actuar, no sea que la estropees totalmente. Tu parte es la de la madera con respecto al clavo.. o la casa en relación al que la habita. Permanece contento con sentir cómo se despierta suavemente en lo profundo de tú espíritu esta gracia misteriosa sin obstáculos. Olvídate de todo excepto de Allah y fija en Él tu buen deseo purificado, tu anhelo despojado de todo el interés propio.
Si esto de que te hablo, forma parte de tú experiencia, entonces llenate de confianza porque realmente es Allah, quien despierta tu voluntad y deseo. Él no necesita técnicas de asistencia. No tengas miedo del maligno, pues ese no se atreverá a acercarse a ti. Por astuto que sea, es incapaz de violar el santuario interior de tú voluntad, si bien, algunas veces puede intentarlo por medios indirectos. Ni siquiera un ángel te puede tocar directamente en tu voluntad. Sólo Allah puede entrar ahí.
Estoy tratando de aclararte con palabras lo que la experiencia enseña más convenientemente que las técnicas y los métodos para despertar el amor contemplativo. Es inútil venir a ésta actividad cargado con métodos. Pues todos los buenos métodos y medios dependen de Allah, mientras que Él no depende de nada.
Pon tres hábitos para desarrollar a diario. El principiante en la contemplación es todo aquel que aspira a la contemplación y ha de cultivar el Conocimiento, la Reflexion y la Oración, o dicho de otra manera, la instrucción, el pensamiento y la súplica. Otros han escrito sobre estas disciplinas y con más detenimiento de lo que puedo hacer aqui, (por eso), no hay necesidad de recalcar sobre ellas ahora en detalle. Pero diré, a los que puedan leer éste artículo.. tanto principiantes como un poco más avanzados, (aunque no a los expertos en la contemplación): que estas tres cosas son tan interdependientes, que es imposible pensar sin primero leer o -lo que es lo mismo- oír leer a otros; Pues la lectura y la audición son realmente una misma cosa; La palabra de Allah, hablada o escrita, es como un espejo.. El objetivo es tu ojo espiritual, (y la conciencia), tu semblante espiritual. Y asi como empleas un espejo para detectar un defecto en ésta persona -sin un espejo o alguien que te diga dónde está la mancha no podrias descubrirla-, de la misma manera, en el orden espiritual, sin la lectura o la audición de la palabra de Allah, (el hombre), está en una oscuridad espiritual a causa de lo habitual, y no es capaz de ver la mancha en su conciencia.
P. ej. Cuando una persona descubre en el espejo -o se entera por otra- que su cara está sucia, va inmediatamente y se lava. De la misma manera, cuando un hombre de buena voluntad se ve a si mismo reflejado por las Escrituras o por la predicación de otros y se da cuenta de que su conciencia está sucia, corre inmediatamente a limpiarse. Si es una mala obra particular la que descubre, entonces ha de buscar la rectificación y el agua que ha de aplicarse es el taqwa (arrepentimiento) para no volver a hacer lo mismo. Pero siempre contando, con que la fuente que se debe buscar es Allah lleno de toda misericordia. Por eso quiero que entiendas con claridad que para los principiantes y los poco avanzados en la contemplación, la lectura o la escucha ponderada del Corán ha de ser lo primero, ya que sin un tiempo para la reflexión, la oración tiene que ser muy genuina y de todo corazón.
La forma de meditar en el contemplativo.
Los que, sin embargo, están continuamente ocupados en la contemplación, experimentan todo esto de modo diferente. Su meditación se parece más a una intuición repentina o a una certeza. Intuitiva y repentinamente se darán cuenta de sus manchas y también de la bondad de Allah, pero sin haber hecho ningún esfuerzo consciente para comprender esto por otros medios. Una intuición como ésta es más divina que humana en su origen.
De hecho, en éste punto no me importa que dejes de meditar tanto en tu naturaleza caida como en la bondad de Allah. Supongo, naturalmente, que sabes que somos movidos por la gracia. Pues entonces basta con centrar tu atención en una simple palabra como: mancha o suciedad o Allah con Espíritu (u otra que prefieras), y sin la intervención del pensamiento analítico y puedes permitirte experimentar directamente la realidad de lo que significa. No emplees la inteligencia lógica para examinar o explicarte esas palabras, ni consientas ponderar sus diferentes sentidos, como si todo ello te permitiera incrementar tu amor. No creo que el razonamiento ayude nunca en la contemplación. Por eso te aconsejo que dejes estas palabras tal cual como un conjunto, por asi decirlo.
Cuando pienses en la mancha o suciedad, no te refieras a ninguno en particular, sinó sólo a tí mismo, pero tampoco a nada de particular en ti mismo. Creo que ésta mancha es la conciencia global del pecado y la suciedad es lo que hacemos referencia para verlo en nosotros mismos, pero de una manera indefinida, (como un conjunto). Cualquiera que te observe, sin embargo, no notará ningún cambio en tu expresión y supondrá que estás perfectamente tranquilo y en orden, ya sea Sentado, caminando, echado, descansando, de pie, etc. aparecerás completamente relajado y en paz.
El experto contemplativo, no depende del razonamiento discursivo, del mismo modo, los principiantes y los poco avanzados en Sus conocimientos surgen espontáneamente sin la ayuda del proceso intelectual, como intuiciones directas de la verdad. Algo similar puede decirse también de su oración,.. Hablo de su oración personal o dua. El verdadero contemplativo tiene la más alta estima de todas sus oraciones y es cuidadoso y exacto en su planteamiento siguiendo la tradición profética. Pero estoy hablando ahora del dua.. la oración privada y personal del contemplativo. Ésta, lo mismo que su meditación, es totalmente espontánea y no depende de métodos especificos de preparación.
Los contemplativos raras veces oran a voces. En realidad, cuantas menos voces mejor. Y además, la palabra monosilaba es más adecuada a la naturaleza espiritual de esta obra que las largas oraciones. Pues desde ahora, el contemplativo se ha de mantener continuamente presente en el más profundo e íntimo centro del alma.
Ciertos signos por los que el creyente puede saber si le llaman o no a la contemplación.
Quería dejar claro, que todo el que lea éste artículo y lo encuentre interesante, no será tanto por la atracción de la gracia como por el despertar de una curiosidad natural. Os daré algunos signos para ayudaros a examinar esta atracción y discernir su causa verdadera:
--En primer lugar, examinese el humano a sí mismo y vea si ha hecho todo lo que está en su poder para purificar su conciencia de pecados deliberados.
Si está satisfecho de su limpieza, todo va bien. Pero para estar más seguro, examine si le atrae más la oración o el partido de fútbol.. o prefiere mirar las moscas más que cualquier otra devoción espiritual. Y entonces, si su conciencia no le deja en paz, (en ninguna obra), tanto exterior como interior, hasta que hace lo correcto y el amor es dirigido al lugar adecuado, ¡esa preocupación¡, es señal de que Allah le llama para ésta actividad. Pero si faltan estos signos, os aseguro de que no está llamando.
No digo que todos los llamados a la contemplación vayan a sentir el impulso del amor de una forma continua y permanente desde el principio, pues no es este el caso.. De hecho, el aprendizaje del contemplativo puede dejar de experimentarse completamente por diversas razones. A veces Allah puede quitarlo con el fin de que no comience a presumir de que es cosa suya, o que lo puede controlar a voluntad. Semejante presunción es orgullo. Siempre que se retira la gracia, la causa es el orgullo. Pero no necesariamente porque uno haya cedido en el orgullo, sinó porqué, si ésta gracia no se retirara de cuando en cuando el orgullo echaria raices. Allah en Su misericordia protege al contemplativo en éste camino, aunque algunos insensatos lleguen a pensar que se ha convertido en su enemigo. No aciertan a ver cuan verdadera es su amistad. Otras veces Allah puede retirar su don cuando el joven aprendiz avanza despreocupado y comienza a considerarlo como algo natural. Si esto sucede, se verá muy probablemente abrumado por amargas congojas y remordimientos. Pero ocasionalmente puede devenir su devolución, de manera que habiendo sido perdido y encontrado de nuevo pueda ser
más hondamente apreciado. Es uno de los signos más claros y ciertos por los que una persona puede saber si ha sido llamada para ésta actividad; la actitud que detecta en si cuando ha vuelto a encontrar el don perdido de la gracia. Pues, si después de una larga demora e incapacidad para ejercer esta actividad, siente que su deseo hacia ella se renueva con mayor anhelo y más profundo amor tanto más si (como pienso a menudo) lo que sintió nuestro profeta Muhammad (s.a.w.s), cuando dejó de recibir la revelación y de su alegría cuando el Ángel volvió de nuevo-, no tema el lector a equivocarse en creer que Allah le llama a la contemplación, sin tener en cuenta la clase de persona que es ahora o ha sido en el pasado. Allah es misericordioso y mira el corazón, no lo que eres ni lo que has sido, sinó lo que deseas ser.
Si un hombre, experimenta cada vez menos alegria cuando descubre nuevamente la súbita presencia de los grandes deseos que habia abrigado anteriormente, ésto es señal de que su primer deseo no era correcto ni dado cuenta del tiempo. Y lo que es peor, no podria reparar el pasado aunque quisiera, pues según lo que me acaba de enseñar, esa tarea es imposible por naturaleza, incluso con la ayuda de la gracia ordinaria. Sé bien, (además), que en el futuro, muy probablemente no estaré más atento al momento presente de lo que lo he estado en el pasado. Estarás completamente desanimado. Pero no te preocupes.
En el amor se comparten todas las cosas, todo lo suyo es tuyo. Allah, es el creador y el dispensador del tiempo: como hombre, aprovecha bien el tiempo de una manera consciente, y Allah es el justo juez de los hombres y de su uso del tiempo.
No debes, pues, descuidar esta obra de contemplación. Procura también apreciar sus maravillosos efectos en tu propio espíritu. Cuando es genuino, es un simple y espontáneo deseo que salta de repente hacia Allah, es como una chispa. Es asombroso ver cuántos bellos deseos surgen del espiritu de una persona que está acostumbrada a ésta actividad. Y sin embargo, quizá sólo una de ellas se vea completamente libre de apego a alguna cosa creada. Puede suceder también, que tan pronto un hombre se haya vuelto hacia Allah, llevado por su fragilidad humana, se encuentre distraido por el recuerdo de alguna cosa creada o de algún cuidado diario. Pero no importa. Nada malo ha ocurrido: ésta persona volverá pronto a un recogimiento profundo.
Pasamos ahora a la diferencia entre la obra contemplativa y sus falsificaciones, tales como los ensueños, las fantasias o los razonamientos sutiles. Estos se originan en un espíritu presuntuoso, curioso o romántico, mientras que el puro impulso de amor nace de un corazón sincero y humilde. El orgullo, la curiosidad y las fantasias o ensueños han de ser controlados con firmeza, si es que la obra contemplativa se ha de alumbrar auténticamente en la intimidad del corazón. Probablemente, algunos dirán sobre ésta obra y supondrán que pueden llevarla a efecto mediante ingeniosos esfuerzos. Probablemente forzarán su mente e imaginación de un modo no natural y sólo para producir un falso trabajo que no es ni humano ni divino. La verdad es que esta persona está peligrosamente engañada. Y temo que, (a no ser que Allah intervenga con un milagro), que la lleve a abandonar tales prácticas y a buscar humildemente una orientación segura, caerá en aberraciones mentales o en cualquier otro mal espiritual del maligno engañador. Corre pues, no fuerces nunca tu mente ni imaginación, ya que por éste camino no llegarás a ninguna parte. Deja esas facultades en paz. No creas que porque he hablado en otro artículo de la oscuridad, sea para cuando tu candil se apaga. Si asi fuera, con un poco de fantasia podrias imaginar el cielo en verano y como la luz rompe a través de las nubes. Claramente ilumina el oscuro invierno. Pero no es ésto en lo que estoy pensando, olvídate. Cuando hablo de oscuridad, lo entiendo como la falta o ausencia del conocimiento. ¡Que es lo único que nos llevaremos de ésta vida!. Si eres incapaz de entender algo o si lo has olvidado, ¿no estás acaso en la oscuridad con respecto a ésta cosa?.
Si deseas entrar en ésta permanencia y proseguir la obra de amor de la contemplación, a la cual te estoy invitando, tienes que hacer otra cosa. Debes extender el olvido por debajo de ti, entre tu y todo lo creado. Siempre que digo las criaturas, me refiero no sólo a todo lo creado, sinó a todas sus circunstancias y actividades: No hago excepción alguna. Tu obligación es no vincularte con lo que sea material, ni con su situación, ni con sus hechos, sean buenos o malos. Para expresarlo brevemente, durante éste trabajo espiritual de la contemplación, debes de abandonar a todos ellos bajo el olvido.
Pues aunque en ciertos momentos y circunstancias es necesario y útil detenerse en situaciones y actividades concretas que atañen a personas y cosas, durante ésta actividad eso es inútil. El pensamiento y el recuerdo son formas de comprensión espiritual en las que el ojo del espíritu se abre y se cierra sobre las cosas, como el ojo del tirador sobre su objetivo. Pero te insisto en que todo aquello en lo que te detienes durante ésta actividad resulta un obstáculo a la unión con Allah. Pues si tu mente está bloqueada con estas preocupaciones, no hay lugar para el nexo. (Ver artículo sobre la Rábita).
Y con toda la debida reverencia, es muy saludable reflexionar sobre la bondad y el amor de Allah y alabarle por ello. Sin embargo, es mucho mejor que tu mente descanse en la conciencia de Él mismo, en tú existencia desnuda y le ames y alabes por lo que Es en Sí mismo.
La inteligencia natural tiende a inclinarse al mal, y siempre que se llena de orgullo y de curiosidad innecesaria sobre negocios mundanos y vanidades humanas o cuando egoistamente anhela las dignidades mundanas, las riquezas, los placeres vanos, o la vanidad, se pierde más de la cuenta.
Me preguntarás ahora: si estos pensamientos no sólo son buenos en sí mismos, sinó que además pueden usarse para el bien, ¿por qué los debo dejar bajo el olvido?.. Responder a ésto precisa cierta explicación. Comenzaré diciendo que hay dos formas de vida, la activa y la contemplativa. La vida activa es inferior, y la contemplativa es superior. Dentro de la vida activa hay también dos grados, uno bajo y otro más alto. Pero estas dos vidas son complementarias, pues, si bien son totalmente diferentes entre si, ninguna de las dos puede existir independiente de la otra. Pues el grado superior de la vida activa se introduce en el grado inferior de la contemplativa, de manera que, por activa que sea una persona, es también al mismo tiempo y parcialmente contemplativa. Y cuando el hombre es tan contemplativo, como lo puede ser en ésta vida, en cierta medida sigue siendo activo.
La vida activa es de tal naturaleza que comienza y termina en la tierra. La contemplativa, sin embargo, puede ciertamente comenzar en la tierra pero continuará sin fin en la eternidad. Y eso es así, porque la vida contemplativa es la parte de espiritualidad que no le será quitada. La vida activa, en cambio, se ve turbada y preocupada por muchas cosas, pero la contemplativa se sienta en paz con la única cosa necesaria.
En el grado inferior de la vida activa la persona hace bien ocupándose en buenas acciones y obras de misericordia. En el grado superior de la vida activa (que se fusiona con el grado inferior de la vida contemplativa) el hombre comienza a meditar en las cosas del espíritu. Ahora es cuando crece el aprecio por la bondad de Allah y de sus dones y comienza a alabarle y darle gracias por todas las maravillosas maneras con que actúa en Su creación. Pero en el grado más alto de la contemplación - tal y como la conocemos en ésta vida - todo es oscuridad.. un no saber-. Aquí uno se vuelve a Allah con deseo amoroso y sólo para Él mismo y permanece en la conciencia humana su desnudo ser.
Las actividades del grado inferior de la vida activa dejan gran parte del potencial humano natural del hombre sin explotar. En esta etapa vive, como fuera de si mismo o por debajo de si mismo. A medida que avanza hacia el grado superior de la vida activa (que se fusiona con el grado inferior de la vida contemplativa) se va haciendo más interior, viviendo más desde las profundidades de sí mismo y haciéndose más humano. Pero en el grado superior de la vida contemplativa se trasciende a sí mismo porque se consigue por la gracia lo que por naturaleza está por encima de él. Pues ahora se encuentra a Allah espiritualmente en una porción de amor y deseo. La experiencia nos enseña, que es necesario dejar a un lado por un tiempo las obras del grado inferior de la vida activa, a fin de adentrarse en el grado superior de la vida activa, y que, como he dicho, se fusiona con el grado inferior de la vida contemplativa. De la misma manera, llegará un momento en que será necesario dar de lado también estas obras, a fin de avanzar hacia el grado superior de la vida contemplativa.
Es un error pensar, que una persona que se sienta a meditar en las cosas que ha hecho, (o que hará), sin mirar si son buenas y qué beneficios le reportan para su espiritualidad, se deba creer que está haciendo contemplación.. Está en meditación, pero no es contemplación.
Di también: «¡Alabado sea Allah! Él os mostrará Sus signos y vosotros los reconoceréis. Tu Señor está atento a lo que hacéis».
[Sura 27 (Las Hormigas) verso 93]
Assalamo aleikum.
PD. Shaykh Ahmad Salah As Sufi.
Artículo clasificado de Material de estudio.
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